sábado, 26 de noviembre de 2011

Ambiente de estudios...???

Y yo que ilusamente pensé que esto sería relativamente fácil… JA! Si ando perdida es por la mágica mezcla de Estudio + Cansancio + Pedidos + Calor + Algún carretin por ahí. En verdad, y que pena decirlo, ese listado va de mayor a menor así que mis “salidas recreacionales” han disminuido notoriamente en la semana (Mas que nada porque a nadie le gusta ver a un extra de The Walking Dead bailando un viernes por la noche, no?)

¿Qué tal va todo? De momento, maravillosamente bien. “De momento” pasando los 8 ramos, de momento rezando a los santos parrilleros para eximirme de los 6 ramos en que me lo permiten (Lógicamente talleres de cocina y pastelería no tienen examen así que estoy frita en el mejor concepto culinario con clases y pruebas forzadas de ambos hasta el 19 de diciembre).

El día a día transcurre simple; Me levanto a las 6:30 con cara de zombie, ducha cantada, vestirme, desayuno flash, arreglarme y salir. Me subo a presión al metro con mis ciento y tantos amigos en el vagón, me voy de sticker en la ventana con mis lindos audífonos en los oídos para dejar el cuerpo y que la mente flote por ahí… bien lejos ¡En un lugar con espacio! Llego a la U entre 8:30 a 9:00. Me tomo el segundo cafecito del día y reviso el diario que me traigo de casa. A eso de las 9:30 comienza el estudio de lo que sea; lo que tenga a mano, pendiente o con próxima prueba hasta que comienzan mis clases que varían, en su mayoría entre 11:40 y 14:00 hasta las 18:20 todos los días. Así que mañanas estudiadas dan dos beneficios: buenas notas y fin de semanas libres!

Hay cosas que no he contado y que más de un fin de semana, que es cuando me siento con mi cafecito mañanero con el laptop a inspirarme antes de partir el día, he pensado en escribir. No, no voy a hablar de mis nuevas lesiones porque el “incidente del kiwi” aun sigue fresco en la memoria de algunos así que mejor omitir ese tópico para no brindar gratuitamente más material que será usado en mi contra… No sé, cosas como el ambiente universitario al cual aun no me adapto (la copia chilensis y bien a carbón de Lady Gaga, Britney con las raíces negras, la doble-doble de la vocalista de Paramore, el tipo de dudosa sexualidad que se viste con shorts negros de satín ajustados y las calzas de animal print por tan solo nombrar a algunos de los personajes destacados de mi farándula criolla… Todo esto mezclado con tipos tan, tan -y perdón la palabra, no me gusta usarla pero a veces no queda de otra- flaites que, en conductas y formas de expresión que simplemente me repelen) El haber pasado por una facultad de Derecho inevitablemente me acostumbró a un estándar de alumnos que, con el paso del tiempo, se mimetizan porque, el que intenta ser “diferente”, usualmente es objeto de burlas del profesor de turno. Todavía recuerdo en primer año a un compañero que llegó con una camisa con estampados de flores caribeñas, shorts y chalitas a clases y el profesor se planta delante de él muy serio, lo mira hacia abajo y le pregunta fuerte y con voz profunda “¿Y usted? ¿Viene a la playa?” Nunca más lo vi venir con nada similar. Ahora es diferente; entre tipos con pinta de asaltantes que se garabatean de un lado a otro de la cafetería, el picante que pone el reggaeton a todo volumen en el laptop para que nos enteremos de que tiene un laptop y la otra mas allá que cuenta con cuantos pipeños en la cuneta quedo out la noche anterior… Ufff!!! No sé, creo que extraño mi otro ambiente de estudio… Extraño escuchar debates en el patio, extraño ver a personas leyendo efectivamente el diario, comentando alguna noticia; No me mal interpreten, hay personas que hacen esto pero son las menos, hay personas con las que, gracias a Dios, puedo hablar de algo más que el tiempo, pero siguen siendo las menos. … A veces extraño el silencio al estudiar en las mañanas porque pareciera que si te ven estudiando, hay un deber de poner la música en alto para torturarte. En Derecho, si veías a otro estudiando, daba lo mismo dónde estuviera (biblioteca, patio, pasillo…) bajabas la voz para no perturbarlo. Acá da igual. Bueno, tampoco se ve mucha gente estudiando… tal vez vaya por ahí el tema…

Increíble que yo esté diciendo que extraño a la Boca del Infierno… Quien lo diría!!!

Que fuerte es cómo nos moldea el lugar de estudios. Confieso que no tengo ningunas ganas de acostumbrarme a esto. Prefiero seguir respingando la nariz a incorporar actitudes, conductas, formas de vestir y de expresión que, de momento, me parecen más que burdas. No tiene nada que ver con el estrato socioeconómico, es crianza, valores, educación. Y si no tienes nada de eso, no hay billete que te salve.

Iba a escribir algo más de mi compañerito “Calcetines de la suerte” pero creo que me abstendré para no ser tan deslenguada y quizás hasta “estirada” en este post. No voy a escribir mintiendo, así veo yo mi nuevo ambiente… tal vez con el tiempo ya no me llame la atención lo mismo que me hace abrir los ojos como monita de animación japonesa ahora. Quién sabe, al final siempre es cosa de adaptarse; como bien está comprobado a lo largo de la historia, animal que no se adapta, muere.

Que tengan un gran fin de semana!!!