martes, 11 de diciembre de 2012

GRACIAS!!!


Ya es diciembre! No lo puedo creer! Se pasó volando el año y de pronto ya es 11 de diciembre y yo ni he armado el árbol. Me ha ido bien, estoy cansada, a veces idiota por falta de sueño pero estoy contenta, Señor, contenta. Aprovechando de desparramar unas letras en una mega ventana esperando clases.
Hace poco estaba en Pinterest viendo fotos y fotos de lindos platos navideños, pensando con muchas de esas imágenes “Rayos! ¿Por qué no se me ocurrió eso a mí ?!!!” Es increíble la creatividad que puede llegar a plasmar un cocinero en su obra final. Más allá del fiato de los ingredientes, la explosión de sabores en la boca, me impresionan las estructuras, los colores, como pequeñas cosas pueden ser convertidos en viejitos pascueros, renos, trineos, duendes y arbolitos de navidad solo por nombrar algunos. Paso horas en este mundo de Pinterest tratando de despertar mi creatividad, de poner el cerebro en marcha para atreverme a nuevas cosas. Mis profesores siempre dicen que hay que aprovechar todas las oportunidades de aprender y bueno… observar y analizar un plato, aunque sea través de una pantalla supongo que cuenta en algo, ¿No?

Solo quiero que llegue este lunes para estar tranquila en mi cocina para empezar a preparar galletitas de navidad!!! Extraño este diciembre sin galletas, siento que voy en el día a día y no queda nada para el 24 y yo sigo con los cuadernos bajo el brazo. No tengo tantas tradiciones navideñas: las galletas con mi hermana pequeña, armar la cena de navidad, ver Mi Pobre Angelito I y en lo posible (y lo reconozco) comer galletas viendo especiales de navidad de caricaturas. Supongo que me recuerdan mi infancia; parte de esa magia y expectación que rodea estas fechas. También me gustaría tener a toda mi familia reunida este año pero no sé si será posible… sería mi pequeño gran milagro de navidad. Tenía la idea de regalar galletitas de navidad o cupcakes a mis más cercanos pero no sé en qué momento… Necesito más tiempo para compartir con mi familia, amigos y mi pololo que pacientemente me espera despierto hasta que salgo del trabajo tarde en la noche para verme (Gracias lindo!!!) No sé cómo todos ellos me quieren tanto que me aguantan mis horarios desordenados, mis días de maña y se prestan a ser conejillos de indias a mis preparaciones. Tengo que hacerles cupcakes o galletitas. Aunque sea a las 3 a.m… “Si igual tanto no estás durmiendo ahora” susurra burlón a mi oído uno de mis amigos imaginarios encogiéndose de hombros mientras los otros dos asienten dándole la razón. Para eso si que se ponen de acuerdo los muy bellacos!

Hablando de familia, hace poco una de mis hermanas tuvo que realizar un trabajo para la universidad sobre un producto; confeccionarle pagina web, facebook, twitter y otras cosas y ella escogió mis cupcakes. Tomó varias fotos de mi facebook y realizó, junto con otros compañeros, un maravilloso trabajo que francamente me sorprendió. Hasta comerciales le hicieron a mis dulces creaciones! Así que, tentando a la suerte y a la buena racha que llevo, difundí su trabajo. En una de esas sigue mi buena suerte, ahora bajo la estrella de navidad y quien sabe… No se pierde nada en intentarlo (Y si, también a ellos les debo cupcakes!)

A estas alturas del año, sacando cuentas entre sumas y restas,debo demasiado. Debo más gracias, más abrazos, más besos, más cupcakes y más tiempo de calidad a todos los que me rodean. Lo intentaré de aquí a final de año, I promess! Me haré el tiempo para retribuir todo ese cariño que en estos momentos tiene llenito mi corazón.



miércoles, 14 de noviembre de 2012

Prueba de Mousse.


Me bajé del auto cargada como equeco un poco antes de las ocho de la mañana. Llevaba en una gran bolsa azul -cortesía de Judith- una batidora, mini pymer, colador, carpeta con las fichas técnicas, pesa  y otro lote de cosas que sonaban en cada paso que daba. De mi hombro colgaban los cuchillos y en la otra mano, una caja transparente con tapa donde danzaban los timbales, brochas, tip top, mangas, colorantes y bueno…más cosas. Cargada pero positiva. Aún impregnada de las buenas nuevas de ayer (ya les contaré cuando pueda mis buenísimas noticias)  y con la confianza de haber realizado las tres bases diferentes de mousse (huevo a espumoso, pastelera y merengue italiano) dije para mi misma : “misma, cubriste las bases”

 Con lo que nunca cuento es con la creatividad de mi querido Master en lo alto, flotando en sus nubes celestiales...

Prueba de Pastelería III: Mousse (base a asignar por la profesora), sabor (a elección de la profesora), Salsa (elección del alumno), Crema Catalana, garnitura de fruta, Una decoración crocante y otra decoración a libre elección del alumno.

Llegue al taller y empecé rápidamente a sacar todos los utensilios que necesitaba y que no había traído de casa. Dispuse tablas, limpié mi mesón y esperé… esperé… y seguí esperando porque mi profe no aparecía. Bueno, en verdad no era que ella no aparecía sino que yo llegue media hora antes solo para tener todo bajo control.  Cuando estuve a punto de perforar una baldosa con un asomo inminente de raíz, ella apareció en gloria y majestad sonriendo. Aclaro que no tiene esas sonrisas de “Jajajaja! Hoy los joderé a todooooos!!!” sino más bien una sonrisa dulce, mezcla en parte de retazos de sueño. Inmediatamente los alumnos aun dormidos comenzaron a despabilar sacando cosas de los carros y limpiando (quien diría que un docente en la sala despierta más que Juan Valdez…) en tanto yo, me acerqué a mi profesora para preguntarle un ítem de la prueba que me tenía bastante intrigada: La crema catalana ¿Iba a ser evaluada?.  A los cursos paralelos no se las había evaluado y como dicen que en pedir-preguntar no hay engaño fui por ello. La profe me mira y me dice que si la evaluaría pero que haríamos una común para todos. ¿Adivinen a quién asignó para hacerla? Obvio. Estoy de racha estas semanas jajaja! On fire!


Así que ahí me entretuve unos cuantos minutos, revolviendo sin parar una olla para armar la crema pastelera. Una vez lista, nos reunió a todos y nos hizo sacar papelitos. El mousse que debía preparar era de chocolate blanco en base a crema pastelera. Lo había hecho en casa el lunes, di gracias de haberlo ensayado asi que
manos a la obra! Comencé –nuevamente- a preparar una crema pastelera para mi mousse.  Cuando partí con la olla hacia los fogones todos estaban ocupados. Odio eso! Odio que estemos en prueba y no pueda tener un miserable fogón para mi. En fin. Tuve que esperar y adelantar mientras los gramajes de mi salsa de frambuesas. Cuando vi que uno de ellos se desocupó, corrí con la olla hacia él y di el primer respiro sincronizado con mi muñeca revolviendo los ingredientes.  Ya, tenía fuego. Mi mundo volvió a brillar. En eso, otro compañero aparece a mi lado con un bowl con colapez a baño maría y manjar “¿Qué estás haciendo?” le pregunta Vivi que revolvía sin parar una crema pastelera igual que yo. Mi compañero nos mira y responde “Mousse de Manjar”  Quedo mirando el manjar en el bowl y le digo “Yo no lo he hecho” y él me responde con la misma cara de hipo mía “Yo tampoco!!!” Casi me fui de espalda como Condorito con un gran “PLOP!”. … Seguí revolviendo. El tiempo juega en contra en las pruebas. Al cabo de unos minutos tenía una pastelera hermosa. La retiré del fuego, incorporé las monedas de chocolate blanco, el colapez previamente hidratado y a esperar que a la preparación le bajara la temperatura para incorporarle la crema semi batida. Ahí estuve un buen rato… Jugando a los baños maría inversos (budinera con agua fría bajo mi bowl) y con termómetro en mano midiéndole la temperatura. Debía bajar a menos de 25 grados y no menos de 21 idealmente… Sentía que cada minuto era una hora. Cuando al fin mi mezcla llegó a los 25 grados, llamo a mi profesora para que evaluara la incorporación final de la crema. Mezquino en una mano, bowl en la otra, debía realizar movimientos envolventes para que la mezcla mantuviera la mayor cantidad de aire del la crema semi batida. Bajo la mirada atenta de mi profesora inicio el proceso y ahí, ahiiiiii en ese preciso momento, el de Arriba se puso creativo. “Cómo voy a dejar que a esta crespita le salga todo bien esta vez. Complíquemosla un poco?” y Don Sata, que se sacaba la mugre de las uñas con la punta del tridente movió la cabeza afirmativamente. Yo revolvía, revolvía envolventemente como decían las instrucciones y solo veía grumos! Primera descarga de adrenalina de la prueba  ¡¡¡Grumos everywhere!!! La temperatura de la crema semi batida gelificó inmediatamente mi colapez… Adiós mousse de textura suave y homogénea para dar paso a… no tengo una forma más bonita de decir que parecía vómito blanquecino!!! Holy crap! (Don Sata y dos de mis tres amigos imaginarios se retorcían de la risa en el piso) Miro a la profe con nueva cara de hipo.

-        ¿Debo envasar toda la mezcla y llevarla a casino? ¿Aunque esté así?- Digo pensando en el pobre idiota que le tocara mi mousse “diferente” y como le estropearé el postre…
-        Debe presentarme ocho postres aparte del montaje en el plato. Usted ve si los envasa o no… pero aún le quedan 45 minutos.

Cuarenta y cinco minutos… Miré mi mousse-vómito. Miré el reloj. Suponiendo que esta prueba se llama prueba de mousse cae de cajón que de todos los ítems a evaluar el que más pesa es el mousse y el mio era francamente una vergüenza. Cuarenta y tres minutos. “¿Lo hago o no lo hago?, ¿Lo hago o no lo hago?" Partir de cero de nuevo. ¡Mentira! Tenía la salsa de frambuesas lista (Humor negro siempre presente!)  Si lo hacía de nuevo me arriesgaba a no alcanzar a presentar el plato. El mousse requiere un buen rato en el refrigerador o congelador para que la gelatina geledifique, valga la redundancia.   Tic tac, tic, tac… Adrenalina… Otra descarga de adrenalina ¡Lo hago!  Nuevamente pastelera pero esta vez no esperé a que le bajara tanto la temperatura. Veintiocho grados y llamé a la profesora para que observara nuevamente el show con la crema semi batida. Don Sata pinchó al de Arriba con el tridente a ver si hacia otro truquito de nuevo pero Dios dijo que ya era suficiente. Mentalmente y creo que hasta en voz alta le agradecí: la unión resultó perfecta! Llené los tubos que iban para el montaje en el plato y los llevé al congelador rogando, implorando, lagrimeando que le bajara la temperatura para poder montarlo en el plato. Volví a mi mesón (que no podía estar más desordenado) y limpié.  Comencé a llenar los envases para casino y el primero lo hice con cuchara ¡Error! Todos se manguean, queda muchísimo mejor la presentación –Por si alguien que me lee aun no da la prueba endemoniada- Los llevé al refrigerador. ¿Qué debía hacer ahora? El crocante. No recuerdo bien que hice ahí solo sé que en un momento ya estaba en el horno y otro pestañeo más tarde, rogaba por sacarlos enteros. Mientras estaba el crocante en el horno preparé la garnitura de naranjas para decorar la crema catalana.

Finalmente,  logré montar todo el plato: El mousse de chocolate blanco, la crema catalana, las dos salsas, la garnitura y el crocante. Por tiempo no alcancé a realizar la otra decoración pero ya que mas daba. Mi cuerpo no soportaría otra descarga de adrenalina y ya me sentía pegote, la espalda mojada y las piernas tiritonas. Sabía que no iba ni cercano al seis pero hice dos veces el mousse en el tiempo que mis compañeros solo hicieron uno…Me repetí varias veces esa idea intentando autoreconfortarme  hasta que me reí sola del absurdo. Ya había tirado los dados, no quedaba más que esperar. La evaluación final del montaje no duró mucho. Me explicó el por qué de mi problemita con la crema: aparte de incorporarse no tan fría, con la base de mousse de crema pastelera se debe utilizar batidor en vez de mezquino. Yo asociaba revolver de manera envolvente con un mezquino. Francamente no tenía idea así que cada día se aprende algo nuevo. Mi nota fue un 5.4 y espero que en algo me suba el haber hecho la crema catalana para todos mis compañeros. Dudo que me den esa consideración pero me gusta pensar que la tendrá.

El resto de la mañana fue limpiar, limpiar y seguir limpiando. Si me preguntan, no estaba triste, ni ofuscada ni nada parecido al incidente de los porotos granados. Es más, hasta me sentí bien de haber logrado salir del embrollo, no me paralicé, no lancé el bowl por la ventana... Hasta  alcancé a preparar dos veces el mousse! De todo se aprende en esta vida así que ya saben: base de mousse de pastelera: Siempre con batidor!!!

domingo, 11 de noviembre de 2012

De porotos granados "ahumados" y otras caídas...


Soy una fiel creyente que hay que contar lo bueno y lo malo. En estas últimas dos semanas he tenido un caos en la U por dos endemoniadas notas que me pesan como plomo en los zapatos: un tres y un cuatro cinco. Si… son mías y no las quiero. Desentonan. Siento que me fallé a mi misma y me llena de rabia. El lado positivo es que es rabia y no pena porque el enojo y la frustración me dan más energías para dar la pelea. La ira puedo transmutarla en energía, por último puedo decir “no me la vas a ganar”. De lo que no me había percatado es que hay personas que parece que les provoca felicidad mis dos notas. Eso me impactó. Cuando a alguno de mis amigos les va mal trato siempre de subirles el ánimo, llenarlos de confianza y buenas vibras para la siguiente prueba. Te caes del caballo y debes volver a subirte y tu misión como amigo es impulsar ¿no?; Erradicar los miedos, infundir coraje y esperanza. No le dices que será imposible subir esa nota ni le metes el dedo en la herida recordándosela. No te ríes en su cara. Y yo que pensé que había superado a este tipo de ratas sin alma en derecho… al final las bestias no distinguen rubro. Tienen algo bueno, no discriminan las muy malditas.

Así que aquí estoy, rumiando mis dos notas y trazando un plan de acción. El tres solo tiene una vía, más estudio. No queda de otra. La nota de Alimentación Colectiva está más complicada de subir porque este ramo tiene la “brillante idea” de pruebas grupales. Las encuentro nefastas porque el más flojo o el que no sabe y hasta el más lento se pueden colgar del trabajo de los que si corren y transpiran la gota gorda durante la prueba. El jueves pasado teníamos que preparar, como cuarto caliente, plateada a la cacerola (que iba con los porotos granados), corvina a la plancha, porotos granados, arroz pilaf, puré piamontesa, la sopa del día, ravioles con salsa alfredo y salsa bolognesa. Si no me equivoco éramos seis personas en cuarto caliente y cuatro horas para tener todo en el casino para atender ¿A cuántos? ¿Ciento cincuenta personas serán? Ese más menos debe ser el estimativo por porciones. Comprenderán que por volumen, es una prueba que podía complicarse.

 Yo me saqué el cuatro cinco de estúpida y  asumo mi responsabilidad (Aprovecho de decirlo aquí oficialmente para todos los curiosos que estaban tan interesados en saber mi nota. ¿Leyeron bien? Cuatro coma cinco!)  Mi cargo era parrillero 2 y junto con un compañero, terminamos preparando la corvina a la plancha, la carne a la cacerola y porotos granados para la prueba (nadie más quiso preparar los porotos y aunque no eran de mi cargo, la muy tonta los quise hacer). Dos chicas estaban haciendo puré en caja y lo hicieron tan mal que quedaron unos grumos del tamaño de unas albóndigas en la olla. Ante la posibilidad que nos bajaran a todo el equipo la nota, les dije que lo botaran y lo hicieran de nuevo.  Y así lo hicieron pero dejaron la evidencia del puré grumoso en el lava platos. Antes de que el profe pudiera verlo, dejé mis ollas de porotos granados en el fuego bajo  y dije que volvía en un par de minutos para lavarla y eliminar la evidencia. Craso error! Vuelvo  a los siete minutos a lo sumo y estaban todos en mi equipo mirándose las caras mientras comentaban que había olorcito a quemado. Corro a mis porotos y ahí estaban. Quemándose. Nadie los revolvió en mis minutos de ausencia y la pasta de choclo decantó para quemarse en el fondo. Me dieron ganas de azotarlos a todos con la cuchara de palo y luego azotarme a mí por estúpida. ¿Quién me mandaba a hacer los porotos? ¿Por qué no me preocupé de mis cosas no más?!!!  Por intentar hacer lo mejor para el equipo me salió el tiro por la culata. Era mi olla, mi responsabilidad y  eso lo asumo pero también recrimino a todo mi equipo por no atinar a estar pendiente de nuestras preparaciones y más aun, por sentir olor a quemado y no atinar a revisar todo lo que estaba al fuego.
Cuando nuestros profesores nos dieron el discurso final post prueba, sabía que no nos evaluarían bien. Mi equipo había fallado y yo me sentía más que mal de que mi desempeño afectara a las notas de mis compañeros. Tuve que pedirle a mi profesor,  delante de todos ellos, que mis porotos granados “con un toque ahumado” no afectaran la nota de mis compañeros. Mis porotos, mi error. No sé si se lo merecían o no pero lo hice igual. Ahí fue cuando vi los esbozos de sonrisas burlescas. Me tragué lo poco y nada de orgullo que me quedaba y recogí mis cosas. Mi profesor se acercó a mí y me dijo que esta prueba no lo hacía dudar de mis capacidades, que no debía al fin de cuentas, tomarlo como una derrota. Y ahí fue que la terminé de rematar: Generalmente no lloro de pena, lloro de rabia, de impotencia y por frustración. Mi profesor, que es un sol, me termina de decir eso para alentarme y las malditas lágrimas se precipitan al vacío y más rabia me da porque siento que muestro debilidad.  Aparte de quema porotos, débil!!!  Trató de calmarme pero yo no quería que me dijeran que estaba bien porque mi prueba no había estado bien, puedo dar más. No vine a ser una mediocre de medio pelo que se conforma con un miserable cuatro cinco. No recuerdo bien cómo me despedí de mi profesor, se me cortó la voz, solo sentía un nudo en la garganta y que necesitaba aire. Salir de ahí, quitarme el disfraz y escuchar una voz cálida del otro lado de la línea.

Aprendí varias lecciones ese día. Si me preguntan, preferiría no haberlas asimilado de este modo pero todo pasa por algo y sin duda que esta experiencia me marcará a futuro. “No siempre se gana” pero para conformarse con esa frase tienes que, previamente, haber jugado a ganador y haber  intentado todas las posibilidades.

So… Bring it on!!!

martes, 6 de noviembre de 2012

Sanguijuelas.


Un ex compañero de sartenes me recordó ayer que no había actualizado. Intentaría pedir disculpas pero la verdad es que no tengo ganas de hacerlo. Para que justificar lo injustificable?

Últimamente le he dado vueltas al tema de la confianza, respeto y la honestidad y  de cómo la vida se puede volver a cuadritos si no los tienes (particularmente en una cocina). Mas allá de las relaciones de camaradería que se forman en una brigada de cocina -a veces hasta verdaderas mafias que la pasan bien mientras trabajan- se necesita una red; saber que el otro va a hacer bien su trabajo y, si le pides ayuda en el tuyo, saber que no te va a cagar la preparación. ¿Por qué te la podría cagar? Desde desidia, mala onda, descuido, reírse en tu cara, ser un inútil tiempo completo… hay muchas opciones… Te das cuenta que se van produciendo roces si todos los ratones, dentro de una cocina, no confían en los otros.

Un inútil en la cocina no es solo una mala inversión, es poner idiotas a todos los que trabajan con él. Un flojo en la cocina es casi el mismo mal. Inevitablemente el resto del equipo se pondrá irritable y lo querrán estrangular. Aun peor es el que no tiene hábitos higiénicos… Al final son todos ejemplos de sanguijuelas, viles parásitos que se aprovechan de los que si están trabajando y pasan desapercibidos.

Y yo ya me cansé de las sanguijuelas. Dentro y fuera de la cocina, me cansé de las sanguijuelas. Un día mi papa y unos tíos me llevaron a pescar cuando era chica. Recuerdo un maravilloso lago que tenía, por todo su borde, bastante vegetación que tuvimos que cruzar hasta llegar al lago ya más abierto. No podría describirlo mejor que un mini pantano en toda su orilla con un aroma bastante peculiar. El asunto es que atravesamos ese mini pantano abriéndonos paso hacia el agua profunda con el bote a duras penas y, cuando subimos a él,  escucho que uno de mis tíos le dice a mi papá “¡Revísala!” Mi papá comenzó a sacarme las zapatillas y ahí, alojada en mi tobillo, veo que una sanguijuela gordita bebía de mí. Recuerdo que el primer impulso que tuve fue de sacarla pero solo logré hacerme un tajo en la piel y ella seguía pegada a mí. Fue entonces que vi acercarse un encendedor a mi piel sin que yo tuviera tiempo de reaccionar: Quemaron a la babosa negra y listo, solo sangre por un buen rato!. Supongo que me acordé de esta historia porque sacarse a una sanguijuela no es fácil y no se puede hacer con tacto. No se irá a menos que la quemes o se canse de tomar de ti. Y la semana pasada me di cuenta que tengo listo el encendedor. 

viernes, 5 de octubre de 2012

Seguro en lo inseguro.


Nos entrenan desde primer semestre para disminuir los riesgos en la cocina: toma el cuchillo así, al cortar la otra mano debe estar como “garra” para que no te rebanes los dedos, si se te cae un cuchillo jamás intentes tomarlo en el aire, corta el gas, cuidado con el aceite caliente, no corras en la cocina, utiliza las huascas con las ollas , protege manos y brazos en el horno, jamás dejes cuchillos al interior del lavaplatos, grita cuando vas pasando con algo caliente, preocúpate de tus dedos con el rallador, limpia con extremo cuidado la máquina laminadora…

Sucede que con el tiempo nos relajamos al ver que no nos pasa absolutamente nada. Inevitablemente, vamos tomando confianza en lo que vamos haciendo. Confiamos; en los demás, en nosotros, en “San-guchito que nos cuida desde Arriba. Estúpidamente confiados. Perdemos la cautela inicial que nos protege y es entonces cuando acaece: Un momento de distracción, un arrebato de confianza y gritamos garabatos, alaridos y hasta dejamos regueros de sangre y lágrimas en el piso. Gritamos porque no hay mejor expresión de dolor que ese aullido que emerge de las entrañas cuando todo se sale de control y te duele. Corte, sangre, quemadura y hasta pedazos menos. 

El corazón en la herida.  

Late, late, late y tu cerebro solo piensa en aplacar el dolor!

Lo que olvidan decirte es que las heridas superficiales duelen tanto o más que las profundas. Lo que olvidan mencionar es que el peor error que puedes cometer, en este ámbito, es pensar que nada te pasará y asumir que el otro que está a tu lado está constantemente preocupado de cuidarte a ti también. La verdad es que tal vez el pelota ni si quiera se esté cuidando así mismo.

En cuanto a seguridad, en cocina mejor ser desconfiado. Ahorrarás muchas cicatrices.

lunes, 1 de octubre de 2012

Efecto colateral maravilloso.


Hay personas que hacen deportes hasta que los músculos se les acalambran, otros que comen compulsivamente, van a la peluquería, no se levantan de la cama, se toman hasta el agua del florero o compran todo lo que les de la tarjeta de crédito; todos tenemos nuestra técnica para evadir E.E.P. (estados emocionales peligrosos). Yo generalmente gravito en dos: o como o cocino. Gracias a los de Arriba que si cocino se me quita el hambre porque sino iría rodando por la vida. Algo tiene la cocina que me deja la mente en blanco; puedo tener un día negro, haber peleado hasta con el Papa, tener los ojos saltones de las lágrimas y todo se pasa con el primer corte; con la primera espatulada, con ese movimiento rápido al cual nos volvemos adictos  desde el primer semestre al saltear algo en el sartén. Al final es una especie de terapia bastante fructífera porque se puede comer mi rollo mental ¿No? Si lo pienso detenidamente un mal día es igual a un kuchen de manzanas. ¿Estoy triste? Va a dar como resultado cualquier cosa con chocolate y si ando idiota, probablemente va a ser algo salado y al sartén en lo posible flambeado con alguna pócima con mucho alcohol ( Algo que prenda y genere una buena llama que baile por unos instantes!!!) No sé si les pasará a todos los que estudian cocina o se dedican a esto pero al estar entre el horno y los quemadores, solo me concentro en lo que estoy haciendo dejando atrás lo que sea que me venía estorbando.

Me pasó esto el sábado pasado. Tenía la cabeza a mil al llegar al restaurant y se me pasaron todos los males preparando tiramisú y una endiablada torta de panqueques que me mantuvo entretenida gran parte de la tarde con quemadura incluida ¿Será que por ser un trabajo manual tiene ese efecto colateral maravilloso? Corta, bate, rebana, gratina, filtra, asa, lava, espatula, seca… No pienses en nada más. Todo en algún punto se transforma en un delicioso trance que te envuelve y por el cual te dejas arrastrar. Seguramente esto no le pasa a casi nadie y soy una de las pocas locas con este efecto secundario. En más de una ocasión las sábanas han intentado retenerme, he llegado a la U o al trabajo con el café incrustado en la mano y los ojos de japonesa con insomnio crónico pero empiezo a cocinar y ya está ¡Sale el sol!

Tal vez no debería salir de la cocina. Debería hornear una cuota de cupcakes todos los días para no parecerme tanto a Isi de Grey’s Anatomy  que le daba E.E.P. y horneaba hasta que la cocina no daba abasto entre los quequitos, las tortas y panqueques. ¿Puede tu trabajo provocar estrés y ser a la vez tu terapia? ¿No suena esto algo contradictorio?

Y hoy tuve uno de esos días en que no quieres nada con el mundo. Todo a raíz de una pelotudez que me di cuenta el sábado en la noche después del trabajo mientras manejaba a casa.  Y como dicen por ahí “una vez que abres los ojos ya no puedes cerrarlos”. Y por más que lo intenté hoy, no los pude cerrar. Lo más sano hubiese sido encerrarme en una cocina y salir solo cuando hubiese amordazado al demonio que me apretaba el corazón. ¿Pero qué hice brillantemente?  Aproveché la cancelación de clases para volver a casa y tratar de dormir con la tercera temporada de Grey’s de fondo porque creí que todo se arreglaría con terapia de sueño. JA! No sé para que me engaño. Debería haber prendido el horno y haber iniciado la terapia con una tanda de galletitas con unos buenos trozos de chocolate.

No soy tan lista. Sigo creyendo en todos los seres humanos.

 Me pregunto cuándo se me quitara ese pensamiento invocante a Rousseau. 

domingo, 23 de septiembre de 2012

15 lecciones aprendidas.



Me he dado vueltas en la cama. Me he levantado a pies descalzos en busca de un tazón de té pensando en un panal de abejas. A raíz de una loca conversación hace unos días en la playa (de la cual, honestamente, recuerdo la mitad- pleno 18, favor no juzgar!) me di cuenta que he sacado varias lecciones en mi vida a punta de porrazos; costalazos sangrantes donde muchas veces he dejado más que un pedazo de rodilla en el camino. Dicen que un hombre inteligente aprende de sus errores y el hombre sabio, aprende de los ajenos. Yo solo soy inteligente.  Remuevo la bolsita de té pensando que eso de inteligente también es discutible… En fin, el punto es que iba a empezar a estudiar francés (cosa que vengo intentando desde ayer con cero concentración) y me di cuenta que empecé a aplicar una de mis frasesitas aprendidas a punta de porrazos poco dignos para darme ánimos y no me quedó de otra que empezar a escribir a ver si así mi cabeza deja de zumbar en frecuencia modulada y me deja repasar franchute.

1-     Familia es familia. Puedes gritar, patalear, discutir pero son los primeros en estar al pie del cañón cuando lo necesitas. No hay familias perfectas y desconfía de quien  venda la suya como tal. El valor que tiene la familia es que muchas veces, pese a lo disímiles que son sus integrantes, pese al tiempo y las fisuras que pueden acaparar, siguen entrelazando sus destinos en busca de algo mejor; te regalan fe mas allá de un sentido religioso… te enseñan a creer.

2-     Los amigos son la familia que escoges y se les debe cuidar tanto más que a los de tu sangre. Pocos pero buenos; con el tiempo aprendes que tienes muchos conocidos y pocos amigos pero que ellos lo llenan todo.

3-     Siguiendo el punto anterior, hay dos cosas que no se deben transar en esta vida: Familia y amigos. Somos un pack y venimos con ambos dos de agregados. Quien está contigo acepta todo el pack. (Estaban antes y seguirán estando después que el futuro-ex-de-turno)

4-     Has con el tiempo que se te ha concedido algo maravilloso que te haga vibrar. No dejes pasar los días empeñándote en algo que no te haga sonreír, que no te motive. Si no te gusta lo que estás haciendo, deja de quejarte y busca un cambio. Nadie más que tu puede velar mejor por tu felicidad.

5-   Busca nuevas metas. Sea empezar a hacer ejercicios, ascender a un mejor puesto, algo tan estúpido como dejar de tirar la ropa en el baño o tal vez emprender un viaje a un país lejano. Como dicen por ahí, todo viaje parte con un paso pequeño como sucede también con un gran cambio. Teniendo tantas opciones de caminos ¿Por qué conformarse en el punto en el que estás? Es como ir a una heladería y pedir siempre el mismo sabor. Atrévete, sonríe, conoce y aprende. Quien sabe a dónde te puede llevar el nuevo desafío.

6-     Juégatela. ¿No tienes ganas de hacer algo? Pregúntate por qué debes hacerlo y por qué escogiste ese camino. Las energías llegaran sola si estás haciendo algo que te gusta y creo que es un indicador importante para determinar si vas bien. (No tengo ganas de estudiar franchute pero escogí esto y me maravilla. Sacaré energías hasta de la última taza de la doceava taza de café si es necesario. Si fuese algo de derecho probablemente me hubiese dormido sobre algún código…) Si algo no funciona y has buscado las mil formas de que resulte, entonces simplemente no debe ser. Si te están cerrando la puerta en la nariz no es la casa a la que debes entrar. Tómalo como señal del destino. Cuando las cosas deben ser, todo fluye.


7-    Se el mejor. Al menos esfuérzate por ser el mejor. Da lo mismo el área, desde médico, arquitecto, pintor o lustrabotas. Trabaja por ser el mejor; por dar el máximo de ti y lo mejor de ti. Todo esfuerzo tiene su recompensa y solas se abrirán las puertas.

8-    Todo pasa por algo. Puede que en el momento no veas el por qué pero, eventualmente, al mirar para atrás, ves que está todo conectado. Algo debías aprender, a alguien debías dejar ir, a alguien debías conocer, algo debías cambiar… Hay personas con las que tienes una conversación de menos de una hora y te aportan algo valiosísimo que ninguno de tus amigos de años o años o familia te habían dado. Simplemente se cruzó en tu camino y aportó un gran granito de arena del que tu, sin importar el paso del tiempo, lo podrás olvidar.

9-  No te aferres, aprende a dejar ir y quédate con lo mejor. Sea trabajo, amigos, pareja… aprende a que en esta vida hay ciclos, algunos de ellos duran más, otros menos y hay que saber desprenderse. No desees mal a quien parte, espera lo mejor porque alguna vez lo quisiste mucho y ese sentimiento traspasa los malos momentos vividos. Deja ir y deséale la felicidad del mundo. Cerrar ciclos implica necesariamente que se te viene uno nuevo y de seguro, aun más sorprendente que el anterior!

10-   Busca una pareja jeep; un 4x4. Alguien que vaya contigo a todas. Que te acompañe desde a un bautizo, pasando por una comida de trabajo, carrete con amigos a asado familiar con el mismo entusiasmo. Alguien que te mueva el piso, que te haga reír y te reencante día a día.  Alguien que crea en ti cuando hasta tu mismo flaqueas… Que te motive a ser mejor persona, que sueñe contigo y se impulsen mutuamente. Estamos llenos de defectos, mañas, trancas pero cuando ves a la otra persona, consciente de todos sus “contras”, como alguien lleno de luz, retenla. Has todo lo posible porque no se escape de tu mundo.

11- Las mejores cosas de mi vida me han pasado portándome como un “loco”. He dado saltos de fe sin asegurarme si había agua allá abajo, simplemente he saltado en la oportunidad o en busca de una oportunidad porque no quiero llegar a los 80 años pensando “y que hubiese pasado si…” Prefiero arrepentirme de las cosas que he hecho de las que he dejado de hacer. Al menos se que lo intenté y no me quedé cobardemente en la orilla segura.

12- Solo tienes el aquí y el ahora. Está bien soñar, proyectarse, sacar un mapa y elucubrar nuevas rutas pero no te olvides del ahora. Tu pareja está ahora, tu familia está ahora, tus amigos están ahora; todo lo demás que pasa por tu cabecita, de concretarse, no servirá de nada si ellos no están presente. Nuestra armonía es muy frágil pero cuando la logramos, nos vuelve invencibles.  

13-  No te calles. Habla. Di qué te pasa. Las personas que te rodean no tienen una esferita mágica para saber qué te sucede. No te enojes porque no adivinan qué pasa en tu mundo. Juntando letritas, verbalizándolas, usualmente se soluciona todo.

14-   Y ya que estoy hablando de palabras, ten cuidado con el poder que ellas transfieren. Puedes enaltecer a alguien con ellas como hundirlo en el peor de los infiernos. Las palabras tienen un poder asociado que nos transforman. Las palabras en buen D'ni crean mundos. Sino pregúntate cuánto te cuesta decirle ahora a alguien “te amo” y cuánto te costaba decirlo cuando eras más chico…

15-  Y por último pero no menos importante,: Besa siempre con el alma en los labios y con la conciencia de que ese puede que sea el último beso.

Ya, creo que mi cabeza al fiiiiiin quedo en silencio. Abandonaré el té y empiezo con las tazas de café para franchute. Ojalá me aporten con otras frases :) De todo se aprende en esta vida!

jueves, 9 de agosto de 2012

Flash.


Hay una cosa que se llama tiempo, Rocamadour, es como un bicho que anda y anda

Con insomnio. No sé si el restaurant me tiene los horarios cambiados o yo decidí cambiarlos por él. Miro la hora y sé que en una hora más ya debería dormir. Una hora. Una hora que me da vueltas porque va a ser un año de luz. Hace un año hablé con Fran aterrorizada en el andén del metro Hernando de Magallanes. Fue la peor charla motivacional de mi vida y solo me aferraba al celular como si la vida se me fuera en ello. Lloré. No sé si te diste cuenta. Dejé que las lágrimas brotaran para liberar mi garganta de ese maligno pensamiento “¿Abandonaste Derecho y peleaste contra el mundo por esto? ¿¿¿Por esto???!!!” Flash. Llegando a casa. Ni el metro ni su millón y medio de usuarios me lograron sacar la madeja de estambre que sentía en la garganta y mi mamá me miraba con ojos expectantes mientras mi cartera se deslizaba sola de mi hombro a la mano tras cerrar la puerta. Me observaste esperando que te relatara la famosa charla obligatoria. Yo tenía los nervios envueltos en llamas. Flash. Mi papá convenciéndome entre arrollados primaveras y decoración china que diera el grado en tanto los ojos se volcaban en agua y mis manos delataban horrorosamente la hipotética firmeza de mis palabras. Flash. Matriculándome. Saltando al vacío sin red. Flash. Esperándolo en una fiesta, pensando que no llegaría hasta que lo vi y la tierra fue cielo y el cielo un océano en el que me podía sumergir en una noche de verano. Tomó mi mano como siempre lo hacía mientras nos dirigíamos al bar y le conté que tenía miedo. A borbotones logré armonizar las letras hasta confesar que estaba aterrada. De lo conocido a lo desconocido ¿Y si no era buena?, ¿Si no me gustaba?, ¿Qué tal si perdía la batalla con haber puesto apenas un par de pisadas en la arena?. Me hiciste mirarte a los ojos y me dijiste que me tenías toda la fe del mundo y me arrancaste una tenue sonrisa mientras apretaba tu cruz. Flash. Primer día increíblemente perdida sin saber si me debía disfrazar antes de entrar a taller o una vez adentro nos dejaban unos cuantos minutos para cambiarnos hasta que noté que todos los de más arriba lucían sus atuendos en tanto parloteaban animadamente. Corrí a cambiarme sin saber si quiera como amarrar-abrochar algunas cosas. Flash. Algún día de noviembre bajo un naranjo almorzando nuggets fríos y duros del Santa Isabel. Agotada. Feliz. Nerviosa por  la siguiente prueba de matemáticas. Flash. Esperando hielo en enfermería en casi pleno verano. Flash. Frio, parajes indescriptibles entre lluvia y verde. Flash. Almorzando en el casino antes del primer servicio de restaurant. Diez minutos más tarde vomité lo que me quedaba de alma junto con el almuerzo. Flash. Cruzándome en el pasillo con Mery antes de una prueba. “Te irá bien” le dije para calmar sus nervios de primer semestre. Sonreíste, nerviosa pero sonreíste. Flash. Primera crisis Warner por nutrición. Flash. Entrando a ingles a las 08:20 con mi tazón de café. Dos alumnos más en la sala. Flash. En clase de prevención de riesgos con Lore al lado rogándome que parara de tiritar de frío. Lo siento Lore, siempre tirito. Flash. Sonreír ante mi pollo relleno de duxelle. Flash. Con Pili y Moni peleando para que no nos apaguen la luz de la cafetería tras humeantes vasitos de café. Flash. Pensando si hacerlo o no hacerlo mientras estudiaba para una prueba de tecnología. “Ahora o nunca” pensé y salí en su búsqueda. Flash. Agarrar una budinera con fumet de pescado desde la parte superior del horno y volcarla sobre mí estando caliente y bastante mal oliente. Flash. Intentar estirar la masa de mil hojas en el mesón sin resultados. Estirar aun más y ver negro. Parar de uslerear , aferrarme al mesón hasta que recobré la vista y seguí uslereando ante la pregunta gravitante de mi profesor “¿Se siente bien?” Flash. ¡¡¡Au-Tito!!!. Flash. Llegar nerviosa el primer día de restaurant y limpiar todo cuarto frío cual quirófano. Flash. Correr. Flash. Armar mi primer tiramisú en el restaurant sintiéndome la mejor chef del planeta. Flash. Pruebas finales. Flash. Pantalla brillando con todos mis ramos pasados. Flash. Reír, cantar, llorar de rabia, volver a reír. Flash. Trabajar. Flash. Dormir. Flash. Bailar con una piscola en la mano. Flash. Agarrándome de la cortina del baño para evitar que el resbalón me invite a pasar a la Clínica Alemana. Flash. Soplar las velitas de mi torta de cumpleaños y añorar que el nuevo ciclo de vida se venga aun mejor mientras el humo sube haciendo piruetas en el aire. Flash. Laptop en mi regazo y ya veo que son las 03:08 am.

Que nadie detenga a mi bicho que esta vez, camina por la luz.

martes, 31 de julio de 2012

Actualizando.


Culpable de no haber escrito. Hace tiempo que no actualizo debido a que el poco tiempo libre que tengo me lo he dormido (o carreteado jojojo!) Fin de segundo semestre, diez ramos aprobadísimos, logré subir mi promedio del primer semestre (6,2 el primero, 6,4 el segundo) y la verdad es que todo fluye con tal energía que siento que todo marcha perfecto! Estoy trabajando en un restaurant en cuarto frío (realizando los postres) y sigo con mi micro-pyme-microbia expandiendo a Chile cupcakes y tortas. Ando crespa todo el día cuando tengo clases, pedidos más el turno del restaurant pero puedo hacerlo. Insólitamente es lo que me tiene más feliz de este semestre:

I can do this!!!

Estos meses no han sido fáciles en cuanto a trabajo, energías, decepciones de amistad y batallas campales con las sábanas de mi cama que insisten en secuestrarme sin embargo, la gratificación que he recibido por otros lados, por otras almas, es enorme!!! De más está decir facebook! Con mi escaso tiempo libre a veces, entre trayectos, logro postear algo que me haga sentir incluida en la sociedad… Un comentario por ahí y otro por allá y ya no me siento tan extraterrestre. (Por lástima mis cupcakes aun no hablan así que la verborrea por sentirme parte del mundo se la bancan mis contactos que deben pensar que tengo compulsión por dicha plataforma). Si me vieran disfrazada toda una tarde y noche peleando con un tiramisú quizás entenderían el por qué jaja. En fin, agradezco a mis amigos de Fb por estar ahí siempre ya que a muchos no los logro ver tan seguido como quisiera pero esa energía que envían, me llega. Y me hace sonreír muchísimo!

Sin ir más lejos, hoy ha sido el único día en muchos meses en que logré pasarlo en pjs. Solo me levanté a teñirme el cabello, ducha y seguí en pj. Bueno, también me levanté para buscar algo de comer pero lo logré ¡Un día de hacer nada al fin! Solo me faltó la Limón Soda como emblema. No sé si es muy patético celebrar un día de “Nada” pero fue fantástico!

¿Qué más les puedo contar? Tenía ganas de empezar a moverme y entre esas locas ideas que cruzan por mi cabeza emergió la de hacer boxeo.
Cuento corto: estuve a punto de meterme en eso hasta que averigüé que si o si terminas metida en el ring y yo no quiero estar en el cuadrilátero. Quiero descargar energía con alguien, aprender a pegar, moverme y todo eso pero no terminar en una seudo competencia así que ando en busca de algún deporte entretenido que termine de matar mis energías ¿Alguna idea? Acepto todo tipo de sugerencias! En lo posible que sea medianamente barato y que no involucre a algún pelotudo gritándome ordenes, dándome varillazos ni castigos estúpidos (elimino con ello clases de spinning  y algunas de artes marciales que he visto porque, con el genio que tengo, todo terminaría en alguna demandita jiji!) No me gusta recibir órdenes cuando intento concentrarme en evitar un paro cardiorespiratorio

.
Qué lástima no vivir en un país tropicaloide! Hasta me han dado ganas de practicar surf! Probablemente pasarían meses antes de lograr pararme en la tabla pero eventualmente lo lograría. Pendiente para el verano?... Algo me dice que terminaré rasmillada, adolorida y sufriendo comprometedoras escenas con el bikini again!




Ya se han empezado a alargar los días y ando con la sensación de que después de mi cumple, el 18 de septiembre está encima, halloween  y ya está: final de año! Ahora el tiempo transcurrirá más rápido y estoy lista para lo que se venga. Me dejaré llevar por esta maravillosa corriente que pronto vendrá con extra sol!
(Otro pendiente: Tomar sol!!! Andar traslucida por la vida y salir del trabajo después de media noche pronto me hará comprar un sarcófago por grupon!)

Nights!


domingo, 24 de junio de 2012

Bellacos rellenos.


Las pruebas de cocina me estresan. No es como en pastelería en que todo es medido, el gramaje perfecto para una buena preparación. En cocina suele ser el arte de “al ojo” con el reloj pisándote los talones!!! Tuve una prueba de esas el lunes pasado: Pollo de grano relleno con duxelle, salsa a la mostaza, vegetales torneados y glaseados mas papas duquesas croquetas en una hora treinta minutos.

Y señores,  cada minuto vale oro.

La preparación para esta prueba partió muchas horas antes del suplicio. Me junté con una compañera a preparar el famoso pollo desgraciado la tarde del sábado para practicar el deshuesado. Mi nana en cuanto vio los pollitos de grano (que gracias a Dios mi amiga logró encontrar en el Jumbo por el módico precio de $2.500 aprox. cada uno!) exclamó "¡¡¡Pero si parecen palomas!!!" Las dos la miramos y asentimos; por donde se les mire estos desgraciados parecen palomas famélicas de alto costo. En fin, nos dispusimos frente a frente en el mesón de mi cocina e inhalamos profundo. Había llegado el momento de jugar con las bestias.

No sé cuánto nos demoramos en  el deshuesado de dos pollitos cada una (calculo que por lo menos una hora y dos piscolas!). Debíamos sacarle todo el espinazo y parte de los huesos de las patas intentando conservar la mayor cantidad de carne al interior, sin romperles la piel y esas cosas son tan, tan enanas que llega un punto en que ya no sabes en qué parte del micro cuerpo vas, entre que lo vas deshuesando, lo vas girando, le vas dando vuelta la piel y solo observas mas y mas carne perdiendo toda noción original del plumífero. Los míos los daba vuelta para todas partes en la tabla y miraba con desconcierto mis cadáveres pensando que simplemente, el día de la prueba, no alcanzaría ni si quiera a deshuesarlo cuando ya se me habría acabado el tiempo.

 El primer bellaco  fue un suplicio pero me sirvió para fijarme más en su micro anatomía. Con el segundo aprendí (gracias a la desesperación) que la mejor técnica era utilizar los dedos más que el cuchillo para separar la piel de los huesitos pues así evitaba cortar carne y la delgada piel. 
Los rellenamos y caímos en la cuenta que no teníamos aguja para cocerlos. La solución improvisada para contener todo el relleno fueron monda dientes y así fue que nuestros pollitos de grano pasaron a ser pollo a la voodoo.

Todos los que comieron lo encontraron deliciosos pero el comentario fue el mismo  “Casi no tiene carne! Es solo relleno!” Intercambié miradas con mi compañera. Lo sabíamos mejor que nadie!

Día lunes.
Llegué al taller y varios de mis compañeros ya corrían de un lado a otro moviendo las materias primas de nuestra prueba. El profesor nos reunió a todos, dio las indicaciones de la prueba Master Chef y empezó a correr el tiempo. Yo tenía todo fríamente calculado pero mi orden de producción no contaba con la astucia de la U que no entregaba para nuestra prueba el pan para la duxelle ni para las papas duquesas croquetas. Improvisar, improvisar y botar mi esquema a la basura mientras me enfrentaba nuevamente con el bellaco plumífero en cuestión sobre mi tabla. Tampoco contaba con la astucia de mi profesor que designo mesones de trabajo dejándome justo al lado de él (por lo que pensé inmediatamente que para colmo, vería lo torpe que era deshuesando y toda la carne que le arrancaría en el proceso). “Nada que hacer” me dijo uno de mis amigos imaginarios riendo entre dientes mientras otro agrego “¡Estas jodida!” malévolamente. Inspiré profundo y partí. No me pregunten cómo lo hice pero entre los dedos y aplicando fuerza y poco cuchillo logré arrancarle el espinazo al diablillo sin romper la piel cuando mis compañeros aun luchaban por iniciar el proceso. “Vas ganando tiempo” susurró el único de mis tres amigos imaginarios que es positivo en estas cosas y logré sonreír cuando guardaba mi pollito desinflado en el refrigerador para seguir con las otras etapas.
 Como no me llegó el pan ni el pan rallado, todo lo demás fui haciéndolo a medias y el despelote caótico de que en clases te enseñen para una producción mayor y en las pruebas te reduzcan a un cuarto -con suerte- de receta hizo que yo improvisara todo “al ojo”. ¿Qué eran 50 gr de chalotas y 50 gr de cebollas? Bah… un poquito de esto, un poquito de esto otro, un chorrito de esto y vamos armando la prueba a lo que yo creía pertinente para no perder tiempo ajustando todos los gramajes con reglas de a tres. En eso que mi profesor exclama que nos quedan menos de 40 minutos para presentar nos avisa también que llegó el pan. Mis papas ya estaban cocidas y comencé a prensarlas para realizar la masa duquesa. Nuevamente recé que con las cinco papas, una yema y “al ojo” de mantequilla me resultaran. No tenía tiempo de cocer papas de nuevo y aun debía realizar la duxelle que, en hipótesis, debía ir fría en el pollo ¡Ja!. Saltear chalotas, cebollas, champiñones, apagar con vino blanco, pan, sal pimienta y listo! Rellené el ave diabólica con la duxelle aun caliente y al horno incrustándole el termómetro del horno para que chillara cunado mi paloma estuviera en 70 grados.

Mientras mi pollito estaba en el solárium, empecé a darle forma de bastones a mi masa duquesa y a apanarlos a la inglesa mientras, de tanto en tanto, verificaba mis vegetales-intento-de-torneado en la olla. Papas lista, vegetales listos y me faltaba la salsa cuando el horno disparó su alarma avisando que el pollo estaba listo. Al abrir la puerta, mi pollo tenía el color de un albino a la sombra!!! Por qué el termómetro indicaba que ya estaba en 70 grados si no tenía color? Mi profesor me ayudó a volver a ajustarlo y me disponía a hacer la salsa cuando la porquería del horno se disparo en su alarma chillona. Levemente con color ¿Qué diablos pasaba? Al final me rendí. Rabiosa cual Shakira, dejé al pollo en el horno y me prometí no sacarlo hasta que el ave desgraciada tomara tostado carioca! Nuevamente me fui a los fogones para terminar mi salsa y freír mis papitas cuando el profesor dice que se acerca la hora de término. Me muevo lo mas rápido posible jugando “al ojo” con los gramajes de mi salsa y cuando veo que mi profesor se apronta a darnos el grito final lanzo mis papitas al aceite y retiro al fin mi pollo del horno hablando portugués.  Vuelvo para ver mis papitas y refinar mi salsa cuando el profesor grita “¡Tiempo! Apaguen fogones y muestren sus platos”. Saqué mis papas del aceite levemente cafés, mi salsa sin refinar, mi pollo perfecto y coloqué en el plato mis vegetales torneados sin salteado. Me faltó tiempo, sabía perfectamente que mi nota no superaría el 4,5 sin esos pequeños detalles culmines en cada ítem.

Miré a mi alrededor y mis compañeros no estaban mejor que yo. De hecho todos teníamos rostros cual frambuesas y las manos tiritonas al acercar los platos mientras recogíamos todo lo que iba a lavado. Este es el momento en que el proyecto de chef se entrega; cuando desocupa todo lo que tiene extra en su mesón y arrastra los pies hasta los lavaplatos intercambiando plegarias con la entidad sublime en la que crea y retos a uno mismo al por mayor.

 Fui la última en ser llamada para que me dieran mi nota. Me entregó la hoja de todos mis puntajes por ítem y fallé donde ya sabía: un 5,2. No sé qué cara habré puesto que el profesor me alentó a que era una buena nota para esta evaluación más compleja y con poco tiempo. Yo solo roía para mis adentros que con 10 minutos más, mis papas hubiesen tenido el color dorado perfecto, hubiese alcanzado a verter la crema en la salsa y reducirla y saltear mis vegetales. Diez minutos. Traté de explicarle la sensación de impotencia que sentía y me retó por ser tan auto exigente… pero si no me exijo yo ¿Quién? Ah? Al final los dos nos terminamos riendo y yo volví al sector lavado para terminar luego todo. No quise ni sentarme a comer, solo quería salir pronto de la prueba, que no nos bajaran decimas por tardanza en el proceso de limpieza y sacarme el disfraz. En algún momento sé que dije en voz alta que quería una piscola y mi profesor me miró muerto de la risa del otro extremo del taller. Puede que no sea el bebestible más refinado del planeta pero a mí, en esos momentos tras el plumífero relleno, me sonaba a elixir de dioses!

sábado, 9 de junio de 2012

Castigo Divino.


Este post es políticamente incorrecto.

 En todo oficio o profesión acaecen “situaciones”… Ya saben, esas incómodas circunstancias en que el pobre sujeto grita mentalmente “trágame tierra” y los demás se ríen a carcajadas hasta que les llega a doler el estómago y la cara. Y te ríes ¡Admítelo!

 El asunto es que ayer estábamos en taller de pastelería (Uno de mis amigos imaginarios esta gritándome que no cuente nada por si alguien involucrado me lee…) y preparábamos dos tortas en grupos de trabajo: Torta de Yogurt Frambuesa y una novedad para mí, la torta Malakoff.

Para ello, el profesor separó al curso en 4 grupos, 3 grupos de 3 alumnos y uno de 4 (no sé por qué en este curso solemos quedar impares…) Entonces, estábamos tan concentrados como podemos estar en un taller práctico batiendo, horneando, corriendo de un lado a otro en busca de algo cuando de pronto escuchamos un

“PUUUUAAAAAAFFFF!!!” 

Inmediatamente todos nos giramos en dirección al ruido y vimos a uno de mis compañeros con los ojos abiertos de par en par con un bowl aun en las manos  observando su mesón con cara de Condorito.  ¿Qué sucedió? Debíamos colocar en el molde, la base de éste, luego el bizcocho, verter en él toda la mezcla de yogurt y después llevarla al congelador pero mi compañerito olvidó un pequeñísimo detalle: Poner la lata del molde de la torta para que pudiera soportar todo el contenido del bizcocho y el yogurt!¡Colocó solamente el bizcocho! La mezcla se escurrió hasta el piso, mi pobre compañero estaba color a tono con las frambuesas y el resto… ok, reconozco que nos reímos!!! Mi profesor dio por sobre entendido que no era necesario decir: Sobre la lata del molde, depositan el bizcocho y luego la mezcla de yogurt. Es un detalle que se da por obvio pero que para algunos no es tan obvio! En medio de las risotadas, mi profesor comenzó a contar historias de “chascarros” en clases. Aquí les dejo algunos de sus relatos mezclados con algunos recuerdos propios que asaltaron mi mente entre las risotadas:

1-     Un alumno le dice a su profesor “Profesor no hay máquinas para batir los huevos” y el profesor responde “Bátalos a mano”. Al rato el alumno grita al profesor  “¡Esto no está funcionando!”. Cuando el profesor se acerca al alumno ve que tiene toda la mano metida en el bowl porque, literalmente,  estaba “batiéndolos a mano”. El que se fue de espalda cual Condorito esta vez fue el profesor.


2-     Los huevos pochados no son fáciles de preparar. Al menos a mi me costó cerca de 20 huevos agarrar la técnica del “echando a perder se aprende”. El huevo pochado se prepara introduciendo con cuidado el huevo previamente quebrado (sin la cáscara… a estas alturas del partido vale aclararlo!) en una olla de agua caliente –no hervida-  con un chorrito de vinagre y sal. Tienes que lograr,  independiente del método que ocupes,  que la clara envuelva la yema completamente y lo debes sacar cuando la clara esta cocida y la yema cremosa. Suena fácil pero, créanme, no lo es. Este huevito fue parte de una evaluación el semestre pasado y tenía otro compañerito, alias “Mister calcetines”,  que tenía un método peculiar de realizar el huevo pochado: Lanzaba el huevo a la olla con agua hirviendo y con dos cucharas comenzaba a hacer olas tipo tsunami en la olla hasta que lo rompía por completo y dejaba unas especies de hilachas de huevo en el agua espumosa y turbia… Una delicia! Pero él no se daba por vencido ¡No señor! Tenazmente y  en la misma olla tiraba otro huevo y repetía el procedimiento… El profesor lo corrigió, nosotros intentamos ayudarlo pero “Mister Calcetines” se empecinó en su método. Imagino que ahora lo sigue depurando porque no pasó el ramo.

3-     Un alumno le pregunta al profesor al comenzar una preparación “Profesor ¿los huevos van enteros?”, “¡Si!” contesta el profesor al querubín en cuestión.  Ya se imaginan como quedó la preparación? 
        Cru-jien-te!!!


      Tenía un compañero el año pasado al que le correspondía realizar un merengue suizo. Debía disolver en un bowl, a baño maría, los cristales de azúcar con las claras de huevo. Varios nos ofrecimos a realizarlo pero él dijo que podía. Solo por si acaso, por si las moscas (plena desconfianza en él)… nos quedamos a su lado ya que nuevamente trabajábamos en grupo. Entonces mi compañero toma el bowl donde estaban las claras con el azúcar y lo empieza a verter en la olla directamente al agua caliente. El grito de varios fue agudo y tan potente que por poco bota el bowl al piso en plena taquicardia!. No creo que se le haya olvidado nunca más que el baño maría implica que el bowl  con su contenido va SOBRE la olla. (Este mismo compañero tuvo un incidente preparando caramelo para una prueba ¡Pobre! En algún rincón muy pero muy oscuro del taller aun debe estar esa olla negra color ´carbón seductor´… y seamos honestos, la olla debe ser esquivada por los alumnos empujándola cada vez más al fondo del pañol porque nadie debe querer sacarle lo quemado…)

5-     La siguiente fue fuera del taller, en clases. Cuando teníamos pruebas, mi profesora de inglés el semestre pasado ordenaba la sala en filas. Nada anormal ahí ¿Cierto? Llegaba antes y corría las mesas hasta armar hileras en dirección a la pizarra y, en las filas que ella no deseaba que fueran utilizadas, giraba las mesas en dirección opuesta a la pizarra. Entonces teníamos una hilera de mesas que la miraban a ella y otra hilera que le daba la espalda. Momento de la prueba y todos ingresamos en estampida a escoger puestos y el mismo compañero “Baño María” se sienta en la fila de espalda a la profesora mirando la pared. Creo que todos los presentes lo miramos ladeando la cabeza para un lado. Mi profesora aun lo recuerda y se ríe.

6-     Y la última:  No falta la tontorrona que se le fuga un kiwi y se corta el dedo a las dos horas de empezado su primer día de clases… Mágicamente se convierte en la niña símbolo de la primera semana de clases porque en todos los ramos los profesores preguntaron “¿Quién ya se ha cortado?” Y la tonta levantaba su mano con un mega dedo envuelto en una gasa para una pierna completa. Aun tengo una fea cicatriz en mi dedo, snif!!!

En medio de las risotadas de mi profesor contando sus historias,  se escuchó otro estruendo, otro 

"PLAAAAAFFFFT"

   Esta vez, del otro lado del taller. Todos los ojos siguieron el ruido y Oh, Sorpresa!!!:     
                                    


Mi profesor había dejado funcionando, mientras veía el desastre de la torta de yogurt, una batidora industrial sobre un mesón junto a una bandeja de 20 huevos. Con el movimiento de la batidora, esta bandeja se fue deslizando y los 20 huevos se precipitaron al vacio! La frase de mi profesor al ver la embarrada que había provocado fue (mirando al alumno de la torta de yogurt que en esos momentos estaba fucsia limpiando en cuatro patas el yogurt del piso)  “¡¡¡Esto es castigo divino por haberme reído!!!”





Y si… Dios castiga pero no a palos.
 (No al menos a los pasteleros!)

miércoles, 30 de mayo de 2012

La pregunta del millón.


Tengo que aclarar algo: ¡¡¡Estudiar o ser egresado de Gastronomía no significa tener una pareja a la carta!!! Digo que estudio gastronomía e inmediatamente me dicen “¿Qué me vas a cocinar?”

Raudamente salta en mi cabeza una voz en off que responde: “Que qué te voy a cocinar? Déjame ver... Partamos por un garrotazo y, de principal, un ojo en su tinta!!!”  No vamos con el sartén al hombro, no llevamos aceite de oliva en vez de perfume y créanme que no somos bellos genios esperando por un nuevo deseo, ese nuevo caprichito a cumplir en sus mesas. Ok, estoy generalizando porque seguramente hay más de alguno que sea así pero, en verdad, que me es llamativo el tema!

Hablaré por mí. Me encanta cocinar, es claramente mi pasión (junto con ver una buena película, acurrucada en buena compañía jojojo) y tiendo, por un defecto que aun no logro corregir, de mimar a las personas que quiero con comida. 
No sé si cuando era pequeña me premiaron mucho con comida o me demostraron afecto con ella pero tengo ese mal. Si sé que a mi pololo le encantan los gnoquis, ahí estoy como santa pelotuda haciendo gnoquis toda una mañana ¡Hasta le preparo el pesto en casa! Si puedo regalonear con la comida lo hago pero es porque ya tengo un vínculo con esa persona ¿Me explico? Quiero hacerlo sentir especial y  lograrlo con un detalle  como preparar un plato es, simplemente, maravilloso. No hay mejor gratificación, para quien cocina, que ver una sonrisa en quien lleva el tenedor a su boca.  Siento que estoy divagando pero seguiré igual...  El asunto es que me molesta que un idiota a quien con suerte le acabo de saber el nombre me lance la pregunta del millón. Ok, seré franca, me molesta hasta que un tipo con el cual no tengo un vínculo muy cercano  -Ni si quiera una habitualidad de trato aunque sea por facebook- me la lance. ¿Por qué tengo que cocinarle siempre al resto, ah? Ah!!! Ah???

¿Quién me cocina a mí?

Un consejo para los que quieran conquistar a alguien del área gastronómica: Si desean conquistarlo/a, cocínenle. No pidan que les cocinen, háganlo ustedes aunque dejen la carne como suela de zapato, sirvan una mazamorra de pasta y compren helado de postre. Estamos acostumbrados a cocinar para otros pero no a que nos cocinen y eso si que los hace ganar puntos. Luego de ello verán que no tendrán que pedir que les cocinen porque ese detallito dará pie a otro detallito de vuelta. ¡Nos sorprenderán! Y entre detallito y detallito se arma la mesa… O se levanta rápidamente... ¿No?

miércoles, 23 de mayo de 2012

Cruz de la Suerte.


Debería ir a dormir pero no puedo. Acabo de terminar los pedidos de mañana y me siento impregnada a vainilla y chocolate mientras bebo un té y contemplo la pantalla.

No he escrito porque literalmente, solo he corrido. Fueron dos semanas del terror, llenas de pruebas, pedidos, de estrés, risas nerviosas y una buena cuota de lágrimas -cortesía de mi prueba adorable de nutrición-.  Ese día de la prueba en cuestión, tuve 3 en total: Tecnología de cocina y pastelería II a las 13:45, nutrición a las 15:15 y francés a las 17:00.  Una delicia de maratón. La verdad de las cosas es que tecnología no me urgía tanto; un par de leídas y para más no daba el tema pero nutrición… ufff!!! Qué diablos hago yo con 90 páginas de “blablablabla aminoácidos, blablablabla proteínas, blablablabla fibra dietética?” Una semana completa estudiando esas 90 páginas!  Rendí la prueba de tecnología en 10 minutos (esta vez me acordé de ir formal jeje) y salí al patio tiritona con los apuntes de nutrición en mi mano izquierda y mis dedos de la mano derecha incrustando mi cruz de la suerte en la palma de la mano. Alguna vez les contaré la historia de mi cruz pero he de confesar que no se despega de mi, hasta cuando estoy en taller de pastelería o cocina donde no debemos usar accesorios, mi cruz descansa en el bolsillo izquierdo de la chaqueta haciéndome sentir protegida.

Sale Manuel al rato de tecnología y me dice que tenía dudas con algunas justificaciones de falsas “¿Había que justificar el ítem de verdadero y falso?????!!!” Oh oooh. Ni lo ví! Holy crap! Un amigo imaginario susurró que esto solo comenzaba…!!!

Maldita prueba de nutrición que me tenía con parkinson. No quería darla, me negaba rotundamente a ello. Manuel intentó calmarme pero yo ya solo reía nerviosa y cambiaba a seria-me-estoy-sentando-en-la-pica-porque-no-sé-nada. Mal. En eso veo pasar a la profe de nutrición en el patio y sé que la llamé. Ella se sentó junto a mí y empecé a disparar dudas. En ese atropello de frases (que sé que sonaban bastante inconexas) me reía en cortocircuito. Entre los dos intentaron calmarme pero yo ya estaba en etapa de hiperventilación! Anticipaba el fracaso, prácticamente lo olía en el aire!!! Así como dicen que los perritos huelen el miedo. Yo tenía un nuevo super don!!!

Me senté en primera fila en nutrición y recibí la prueba. Jamás reviso las pruebas completas antes de responder porque, si hay algo que no sé, me pone neura. Aferré mi cruz de la suerte, di una última plegaria roedora y empecé a contestar. “Esta no la sé, esta no estoy segura, ¿Cuándo vimos esto?!!!” se repetía en mi cabeza como un vals donde todos me miraban mientras yo intentaba recordar los pasos. No sabía. No recordaba haber leído nada de eso ¡Horror! ¿¿¿Esta es mi sección, cierto?

Un alumno le entregó la prueba a los 15 minutos diciéndole a la profesora que era imposible mentir. ¿Mentir? ¡¡¡Si para mentir necesito una base de verdad y yo no sabía a esas alturas ni como me llamaba en sus 8 páginas de preguntas!!!

La entregué con el llanto en la garganta. “Siempre digna” susurró una voz en mi cabeza y llamé a Manuel para saber dónde estaba en cuanto salí al pasillo. Necesitaba un abrazo, un “todo va a estar bien, no te preocupes”. Llegué hasta él que se encontraba con Lore y Nico y sé que traté de explicarles lo mal que me había ido… solo quería llorar, esa estúpida sensación de nudo en la garganta y pasaba a la risa histérica cuando me imaginaba a mi misma intentando contestar, como si me viese en una película, con las orejas de burro creciendo entre un enorme signo de interrogación. No hubo abrazo. No estaba mi mamá… Mamá!!! Me senté en una escalerita a llamarla y, en cuanto oí su voz las lágrimas emergieron como un desborde de represa. Algo tienen las mamás que siempre calman, no importa la distancia, no importa la situación. Hablé con ella incrustándome mi cruz de la suerte como si en ello se me fuera la vida. Intentó calmarme diciéndome que aun quedaban más pruebas y yo más lloraba. Cuando preguntó cuánto valía la prueba poseída y le respondí un 40% solo dijo “chuta!” con voz grave en incredible sorround. Si, ya estaba todo hecho. Que más daba. Si me sacaba un rojo sangiento tenía un 40% por ciento de vale otro.  Estaba de lo mejor retorciéndome en mi miseria cuando Lorena me regala un rocklet naranjo, mis favoritos! “Ok, Claudia, no más! Ya se acabó, límpiate las lágrimas y fin” me dije intentando adoptar un rol de mujer madura. En eso, cuando ya respiraba más tranquila, recuerdo que tenía a continuación la prueba de francés para la cual ¡Ni si quiera había tenido tiempo de abrir el cuaderno! Adiós 6,8 de mi primera prueba, bienvenido 4,0…con suerte!  Agggghhhhhhttttt! Me arrastré a la prueba de francés pidiendo un temblor, un insólito tsunami en Santiago, algo ¡Algoooo! Pero nada. Di otra prueba con orejas de burro y, esta vez, ya llorando de frentón. Idiota, eh? Y no, no estaba en mis días! Típico que hay un pelotudo que piensa que la tontera es hormonal. Es difícil de explicarlo pero no vine a jugar a gastronomía. No vine porque no me de la cabeza para otra cosa o porque no quedé en nada más. Vine porque me apasiona, porque es lo que me hace vibrar y quiero esforzarme por ser la mejor. No me conformo con un 4,0 ni con un 5,0. De 6,0 para arriba y estamos hablando. Nutrición me partió en dos y lo que más rabia me daba es que había sacrificado francés por estudiar para esa prueba y finalmente, había fallado en los dos ramos. Me fallé a mí misma. Cuento corto, me fui en metro a casa, nuevamente con el nudo en la garganta hasta llegar a la estación donde debía bajarme en la cual  llamé a mamá de nuevo. Mas llanto, dos guardias mirándome sospechosamente a mi lado con cara de hipo, 20 minutos más tarde y otro llamado a Aly me calmaron totalmente. Etapa de resignación. Costó pero llegó. ¿Qué mas sacaba con llorar? Ya había derramado toda mi pena.

El viernes pasado me entregaron mi nota de nutrición y cuando vi que era un 4,5 se me doblaron las piernas de los nervios .Salvé justo, con garras y dientes aferrándome a un paupérrimo 4,5 que a mí me sonó celestial. No era lo mejor pero al menos no era un rojo sangriento como la mayoría de mis compañeros. Al menos Manuel me dio la razón de que la porquería no estaba fácil (Y no quede como mina mega exagerada). Ja! Creo que no sirvo para este ramo pero le daré la pelea porque no pretendo hacerlo de nuevo. De solo pensarlo se me revuelve la pancita y los aminoácidos se ríen maliciosamente de mí cuando digo esto.

Hoy me enteré que tengo un 6,1 en tecnología (la primera prueba que di ese viernes nefasto donde olvidé justificar las falsas) y en francés, la última de mis pruebas, un 6,0. Digan lo que digan, creo en Los de Arriba porque ese viernes del terror, cuidaron mi sueño. Realmente me cuidaron así que GRACIAS!!!. A esforzarme aun más en esto para no aumentar la pega de mi ángel de la guarda y para que mi cruz de la suerte no termine incrustada, una vez más, en la palma de mi mano.

Bonne nuit!!!

martes, 8 de mayo de 2012

Aroma sexy.


Aquí estoy, reportándome. Escribiendo un ratito mientras horneo unos deliciosos Cinnamon rolls junto a Ray Charles con su Rhythm & Blues. Soy una fiel creyente de que cocinar con buena energía se transmite y no se me ocurre nada mejor para transformar a mis diablitos de canela y nueces en algo, simplemente, tentador para quien los muerda.

Así que con un latte, frente al laptop mientras espero ansiosa que emerja ese aroma extasiante desde el horno. Me levanté temprano aunque reconozco que hoy me costó salir de la cama. Me acosté cerca de las dos a.m. terminando lo de nutrición (¿Qué? Acaso creían que gastronomía es solo pica-saltea? )y la muy cínica había puesto el despertador a las seis para comenzar a trabajar en el día que había calificado de “vacaciones”; hoy me sacan la muela del juicio en la tarde y había suspendido todos los pedidos sin embargo, una compañera de colegio lleva tanto tiempo intentando encargarme cinnamon rolls que no pude decir que no. Paracetamol de desayuno, Ray Charles para bailar sola en la cocina mientras espolvoreo la canela. No sé ustedes pero a mí el aroma a canela me reconforta, es simplemente amor en el aire!!!. Tal vez sea porque inmediatamente lo asocio a que viene algo dulce, a niñez… aunque hasta donde recuerdo, mi mamá no era ni es actualmente muy fan de ella… ¿Tal vez de mi abuelita? no sé. Pero ahora que el aroma ya llega a mi nariz y me deleito con él anticipando lo que viene.

Tal vez mi futura casa solo debería oler a canela… Mmmm ¡Manzana canela! ¿Qué aromas los trasladan? ¿Qué aromas simplemente son felicidad en el aire para ustedes? Sería interesante saber sus comentarios.

Les dejo la pregunta ya que mis cinnamon rolls huelen a listos. Ahora el glaseado y eso es todo. La vida es muy dulce!

miércoles, 25 de abril de 2012

I.A.L.

He mirado la pantalla durante días. El palito negro titilante en la pantalla en blanco.

Neuronas en colapso. A punto de huelga.

He escrito. He borrado. He vuelto a derramar letras y he borrado el archivo. Algunas veces siento que solo escribo para sacar el pensamiento de mi cabeza; para enfrentarme a él y, luego que emerge, el escrito pierde sentido o más bien, ya cumplió su función… Como si a veces a través de las líneas me mirara en un espejo y, luego de que me percato del problema y se cumple el cometido, tuviese que diluirlo. Una especie de terapia loca que me evita la estadía gratuita en el psiquiátrico, me ayuda a aclarar mis pensamientos como a otros les funciona caminar o hacer deportes. La gran diferencia es que cada letra me tatúa, me esculpe, me perfila y me desnuda.

 Extraña pasión esta de escribir.

Tras dos semanas ajetreadas no podía esperar menos que andar destruida, arrastrando hasta mi sombra entre pruebas y más pruebas, exposiciones, cursar un ramo flash, pedidos, cafés y estudio. Desde mi post anterior que bailo un vals a destiempos. Intenté escribir algo cuerdo pero solo fueron letras para mí: para mi enojo, mi frustración y mis desilusiones. No me ha ido mal ¿eh? De hecho mis notas van bastante bien pero sé que no he dado el máximo. Solo me falta la nota de francés -que no creo que sea mala entre la oral y la escrita- y la horrorosa nota de una exposición grupal en la que, sin lugar a dudas, puedo catalogar como la peor que he realizado en mi vida (Ni ahondaré en ello porque no vale la pena explayarse en gente estúpida sin Manual de Carreño). Simplemente paupérrima.
 Estas semanas me he desencantado, no de mi carrera (si pudiera dormir con mis cuchillos sin degollarme accidentalmente en la noche probablemente lo haría jaja!) sino de las personas. Supongo que mi error es esperar mucho de la gente y pensar que mi sexto sentido me engaña; pero el sexto sentido no suele fallar. Al final la moraleja es simple y, muchas veces, en vez de dar un paso adelante, es mejor no dar paso alguno y esperar.

 Esperar.

 Esperar. Respirar profundo y… ¡¡¡Contar hasta 100 en números primos impares!!!
 (Es más difícil de lo que parece, los reto a intentarlo cuando están enojados!)

 Para colmo de mis males, domingo pasado en la noche y mi muela del juicio se hizo presente en gloria y majestad. Ayer hasta amenacé al cirujano de que me la sacaba él o me la sacaba yo con un alicate pero logró convencerme, tras una larga charla de pros y contras con desenlace de muerte, de que debía someterme a un tratamiento de una semana y días para que bajara la inflamación antes de poder extraer a la muy maldita. ¿La verdad? Yo ya tenía el Plan B listo al llegar a casa: Alicate y una botella de whiskey: a la antigua y a la fuerza!!! Y lo sigo pensando con los “caramelitos” de pastillas con que me dejaron, cortesía sin duda, de mis múltiples alergias. Con dolor de muela del juicio mi humor sigue de mal en peor. Ni hablar del ítem “alimentación” o sea ¡Más mal genio!

 Creo que me voy a dormir. Mañana me debo levantar temprano para escribirme en la frente “Mujer rabiosa y con I.A.L.” (Instintos Asesinos Latentes) antes de ir a la U. ¿Y saben qué es lo mejor de todo? Mañana voy con cuchillitos y siempre se puede hacer “que parezca un accidente” en la hora punta del metro muajajaja!!!

Que tengan una buena noche o un excelente día! De vuelta a la cima de la montaña rusa!!!

sábado, 14 de abril de 2012

Papelucho tiene Razón!!!

Partí mi mañana como un día normal; con la alarma a las 6 y una ducha abre-ojos tratando de focalizarme en las dos pruebas del día: Técnicas de Comunicación y Tecnología de Cocina II. La verdad es que ni estoy segura que el primer ramo se llame así porque yo le digo “Lenguaje” y el resto de mis compañeros “PSU” porque, de momento, el ramo va en uso de conectores latinos, usos de puntos, comas, acentos, etc. que se asemeja bastante a la preparación de esa odiosa prueba que la mayoría de los chilenos rendimos al terminar el colegio. El otro ramo, en tanto, es algo más complejo de explicar. ¿Cuánto apuestan a que logro darme a entender? Jaja!!! A ver… Ya he contado que tengo Taller de Cocina en el cual, para los que me tienen en San Facebook, pueden ver las fotos de los platos que vamos preparando cada semana. Pues en Taller de Cocina nos enseñan, como bien dice su nombre, a cocinar pero es en Tecnología de Cocina donde debemos aprender la teoría de dichas preparaciones. Por ejemplo, las últimas clases de Taller de Cocina preparamos risotto y en Tecnología de Cocina vimos los tipos de arroz, clasificaciones, características de cada uno de ellos, modos de preparación, orígenes , etc. ¡Si esto no es nada de pelar dos papas, una zanahoria, lanzarle el pedazo de carne y estamos! Esto tiene su ciencia y con el ramo de Tecnología, también su estudio.

El asunto es que yo figuraba poniéndome mis llamativos y chillones calcetines chilotes rosado eléctrico (sobre los otros dos pares de calcetines fomes para no morir congelada jojojo) cuando me asalta la primera duda del terror:

¿En comunicación la profesora no subió más material a estudiar?

Caos. Cada vez que me dan esas tincadas horrorosas suelen ser ciertas. Prendí el laptop en dos tiempos, casi me caí de la cama atando una de mis zapatillas mientras cargaba la página y efectivamente, ahí, en la pantallita brillante pude ver un archivo de tan solo 180 hojas que claramente no había leído. ¿Cuándo lo subió? Ni idea. No tenía tiempo para indagar más allá de prender la impresora y apretar “imprimir”. Mi hora de salida a la universidad en las mañanas es a las 7 am. y solo faltaban 10 minutos para que escuchara el grito de “nos vamos!”. Siete en punto y corrí a la cocina en busca de un frasco de café, una leche en cajita descremada, una cuchara y mi tazón. Todo adentro del bolso con las hojitas calientitas de comunicación jaja!

Me subí a la camioneta y me observé en el espejo del copiloto. No estaba más desastrosa porque realmente no me esforcé aún más en ello. Sin maquillaje, el pelo mojado cuasi estilando sobre mi cara y lo peor de todo es: ¡¡¡Sin desayuno!!! Con el apuro de las antipáticas hojas de Comunicación no alcancé a tomar desayuno; Mi san café latte con mi rebanadita de pan integral con plata, snif! Nada que hacer. Me fui con sonajera de tripas en do menor hasta la U, media idiota y recriminándome a mi misma por qué no me había percatado de la existencia de las dulces 180 paginitas.

Llegue al templo del saber a eso de las 8, con maquillaje intento-verme-mas-decente-pero-milagros-no-hago, directo a comprarme un rocklet y al primer café. No ahondaré sobre el frío que sentía porque un pingüino hubiese pedido scaldasonno!!! Tras quince minutos llegó Manuel y trazamos el plan del día:

- De 8:30 a 10:00: Estudiar Comunicación.

- 10:00: Prueba!

- 11… 11 y algo, cuando termináramos la prueba, hasta las 13:15: Estudiar Tecnología.

- 13:30: Prueba de Tecnología.

- 15:25 a 17:00: Clase de Nutrición

- 17:00 a 18:35: Clase de Francés.

08:30: Empezamos a repetir, estudiar… ver si nos entraba algo nuevo. Al final, y lo reconozco abiertamente, me dieron los monos, repasé la materia del cuaderno y fin. No más. Tenía frío, estaba nerviosa por las dos pruebas y ponerme a revisar lo no visto solo aumentaría las palpitaciones a nivel “Clínica Alemana”. Manuel me mira con cara de “Ya te estás hiperventilando de nuevo” y sé que tiene razón. No sé como lo hace pero me termina calmando hasta que vuelvo a respirar relativamente normal. Y miro FB, me desquito ahí por el frío, vuelvo a repetir lo que ya sé, actualizo, recibo comentarios de Jask dando ánimo desde Australia con un lindo sol, no siento mis pies, locuciones latinas, ¿Debería ir al baño…no?, otro café y así se me fue el bloque de estudio… Al final terminé repitiendo la misma frasecita leguleya que decía una amiga cuando teníamos una prueba grandota en Derecho “Cuando la violación es inminente, relájate y disfruta como una vil puta”. Es el sentido máximo que un alumno puede decir cuando ya esta, literalmente, entregado.

Se acerca la hora y lo queramos o no, tenemos que ir. No queda otra. Ya estaba congelada, encomendada, aferrando a mis dedos de témpano mi tacita de café que me amenazaba con comprobar la gravedad en cualquier momento.

La prueba no duró mucho y creo que no me fue mal. Dudo que de 7,0 pero no menos de 5,0. Buen rango, espero que sea tiradito para 6.0.

Siguiente round: Preparar prueba de Tecnología hasta las 13:15. A esas alturas la temperatura no había subido y empezaban a caer las primeras gotitas invocadoras de lluvia. No sé cuantos cafés más me tomé en la mañana. Si para la de Comunicación tomé 4 cafés en hora y media, saquen cuentas entre las 11 y la prueba que… wait!, de hecho, entre con otra taza de café en la mano. Esta materia no era nada, nada entretenida. Qué arroz tenía Amilosa, amilopectina, las papas con la solanina, que las papas chilotas, la quinoa, chuchoca, ¡Me congelo! ¿Dónde están los 21 grados pronosticados?!!!, paella, legumbres,Polenta cremosa, temperaturas de conservación, risotto, guías de despacho, facturas, orden de compra, IVA, fichas técnicas… Aght! Tanta porquería!!! Manuel intentando calmarme, yo amenazándolo con golpearlo (Perdón Manu!), la Vivi que nos miraba hasta que decidió ir (huir) a su prueba, Manuel con cara de entregado, yo con cara de hipo, otra lectura esta vez en voz alta, Manuel diciendo que nos sacaríamos un 7,0 y yo feliz y casi relajada le creo a pies juntillas. En verdad que revisamos todo, todo! ¿Cómo no nos íbamos a sacar el 7,0?

JA!

Papelucho tenía razón: Después de un día bueno viene uno malo. Un 7,0 y un 6,5 no se podían repetir al día siguiente.

Ad portas de entrar a la pruebita de tecnología, una compañera me dice “Que linda tu ropa formal…” “¿Cuál? ¿La de ayer por la exposición?” respondo yo inocente. Ella me mira con el ceño fruncido como si no entendiera la respuesta y agrega "No la de ayer, la de hoy..."

¡WARNING!

En eso, como en las películas, la miro detenidamente y esta vestida formal…

1…

2….

3…

¡¡¡La prueba escrita era formal!!! Ya, ya! Ahora sí que me voy a la Alemana. ¿Qué hacer? Nada. Corro a avisarle a Manuel. Manuel se encoge de hombros como diciendo "ya da igual". Ahí entró el profesor a la sala y lo primero que hace al verme, es notar mis zapatillitas plomas con rosado y mis chillones calcetines chilotes rosados-no-pasamos-desapercibidos.

- - No puede dar la prueba. Vino con zapatillas.

No sé cuantas cosas se me cruzaron por la cabeza simultáneamente: Toda la mañana perdida por nada, mi congelamiento, sacarme un rojo, cómo tan idiota de no haber recordado que solo lo dijo una vez en la primera clase, con un rojo ya iba a examen….

- Profesor por favor necesito darla, estudié para ella. [Cara de hipo más Gatito de Shrek más desesperación pura]

- Puede darla (se detiene unos segundos y retoma) pero parte desde nota 6,0.

Amén; entre partir de 6,0 y quedarme con el uno no había nada que pensar… Hasta que vi la prueba. Y ahí dije que quizás, tal vez, así por ser, debería tener contemplada la opción de examen porque habían 3 de alternativas que no contesté segura, mas alguna que no tuviese contemplada y tal vez la cosa se podía venir roja. No sé en verdad.

Lo que si tengo claro es que salí llena de una rabia contra mi, rabía de no haberme acordado de esa línea en su primera clase donde nos advertía la formalidad, rabia con el profesor de haberme marcado efectivamente la prueba con un punto menos, rabia por saber que si eran sus reglas no podía patalear... pero alguien que me explique:

¿QUÉ SENTIDO TIENE DAR UNA PRUEBA ESCRITA FORMAL?

Porque ni en Derecho, que son mas cuadrados que nadie, lo hacen!. ¿Acaso los tacos me iluminan?... Quizás a través del dolor de pies… aggghhhht!!!

De haber estado sola a la salida de la prueba, lloro de rabia. De verdad. Hasta sentía a mis amigos imaginarios burlándose de mí. Y si lloraba y me sacaba la rabia Manuel me diría que no era para tanto, que la prueba estaba difícil y que filo, ya quedaban más por delante. Y lógicamente, también se reiría de mí por ser “cabra chica” y tomarlo todo tan a pecho. (Así que me tragué el llanto pero hice pucheros por mucho rato!!!)

Después de un merecido descanso ya nos tocaba entrar a Nutrición y ese ramo fue casi tan tortuoso como la prueba de la que acabábamos de salir. Creo que somos 2 o 3 los que hacemos el ramo por primera vez y todos los demás son repitentes. Y la profesora pasa la materia como si fuera conocida por todos. En algún momento de la clase, entre nomenclatura de la maltosa y algún lípido extraño, pensé en hacerme un hara-kiri con el lápiz pasta en el cuello pero mañana tengo entrega de cupcakes y no podía fallarle a un bebé de un añito en su primer cumpleaños ¿Cierto? Ahí si que el hara-kiri -chilensis me llevaba flash al infierno!!!

Luego, la última clase, francés pero ¿saben? Ya no doy más escribiendo y tengo el despertador puesto al alba para hornear. Tenía algo entrete que contar ahí pero lo comentaré en otro post.

Lo mejor del día: La tormenta sobre Santiago con lluvia, truenos y relámpagos.

¿Lo peor? Olvidar un detalle importante que espero, no traiga grandes consecuencias porque, de lo contrario, ahí sí que me saltara un ojo…!!! O busco un lápiz Bic jajaja!!!

Salut!