jueves, 9 de agosto de 2012

Flash.


Hay una cosa que se llama tiempo, Rocamadour, es como un bicho que anda y anda

Con insomnio. No sé si el restaurant me tiene los horarios cambiados o yo decidí cambiarlos por él. Miro la hora y sé que en una hora más ya debería dormir. Una hora. Una hora que me da vueltas porque va a ser un año de luz. Hace un año hablé con Fran aterrorizada en el andén del metro Hernando de Magallanes. Fue la peor charla motivacional de mi vida y solo me aferraba al celular como si la vida se me fuera en ello. Lloré. No sé si te diste cuenta. Dejé que las lágrimas brotaran para liberar mi garganta de ese maligno pensamiento “¿Abandonaste Derecho y peleaste contra el mundo por esto? ¿¿¿Por esto???!!!” Flash. Llegando a casa. Ni el metro ni su millón y medio de usuarios me lograron sacar la madeja de estambre que sentía en la garganta y mi mamá me miraba con ojos expectantes mientras mi cartera se deslizaba sola de mi hombro a la mano tras cerrar la puerta. Me observaste esperando que te relatara la famosa charla obligatoria. Yo tenía los nervios envueltos en llamas. Flash. Mi papá convenciéndome entre arrollados primaveras y decoración china que diera el grado en tanto los ojos se volcaban en agua y mis manos delataban horrorosamente la hipotética firmeza de mis palabras. Flash. Matriculándome. Saltando al vacío sin red. Flash. Esperándolo en una fiesta, pensando que no llegaría hasta que lo vi y la tierra fue cielo y el cielo un océano en el que me podía sumergir en una noche de verano. Tomó mi mano como siempre lo hacía mientras nos dirigíamos al bar y le conté que tenía miedo. A borbotones logré armonizar las letras hasta confesar que estaba aterrada. De lo conocido a lo desconocido ¿Y si no era buena?, ¿Si no me gustaba?, ¿Qué tal si perdía la batalla con haber puesto apenas un par de pisadas en la arena?. Me hiciste mirarte a los ojos y me dijiste que me tenías toda la fe del mundo y me arrancaste una tenue sonrisa mientras apretaba tu cruz. Flash. Primer día increíblemente perdida sin saber si me debía disfrazar antes de entrar a taller o una vez adentro nos dejaban unos cuantos minutos para cambiarnos hasta que noté que todos los de más arriba lucían sus atuendos en tanto parloteaban animadamente. Corrí a cambiarme sin saber si quiera como amarrar-abrochar algunas cosas. Flash. Algún día de noviembre bajo un naranjo almorzando nuggets fríos y duros del Santa Isabel. Agotada. Feliz. Nerviosa por  la siguiente prueba de matemáticas. Flash. Esperando hielo en enfermería en casi pleno verano. Flash. Frio, parajes indescriptibles entre lluvia y verde. Flash. Almorzando en el casino antes del primer servicio de restaurant. Diez minutos más tarde vomité lo que me quedaba de alma junto con el almuerzo. Flash. Cruzándome en el pasillo con Mery antes de una prueba. “Te irá bien” le dije para calmar sus nervios de primer semestre. Sonreíste, nerviosa pero sonreíste. Flash. Primera crisis Warner por nutrición. Flash. Entrando a ingles a las 08:20 con mi tazón de café. Dos alumnos más en la sala. Flash. En clase de prevención de riesgos con Lore al lado rogándome que parara de tiritar de frío. Lo siento Lore, siempre tirito. Flash. Sonreír ante mi pollo relleno de duxelle. Flash. Con Pili y Moni peleando para que no nos apaguen la luz de la cafetería tras humeantes vasitos de café. Flash. Pensando si hacerlo o no hacerlo mientras estudiaba para una prueba de tecnología. “Ahora o nunca” pensé y salí en su búsqueda. Flash. Agarrar una budinera con fumet de pescado desde la parte superior del horno y volcarla sobre mí estando caliente y bastante mal oliente. Flash. Intentar estirar la masa de mil hojas en el mesón sin resultados. Estirar aun más y ver negro. Parar de uslerear , aferrarme al mesón hasta que recobré la vista y seguí uslereando ante la pregunta gravitante de mi profesor “¿Se siente bien?” Flash. ¡¡¡Au-Tito!!!. Flash. Llegar nerviosa el primer día de restaurant y limpiar todo cuarto frío cual quirófano. Flash. Correr. Flash. Armar mi primer tiramisú en el restaurant sintiéndome la mejor chef del planeta. Flash. Pruebas finales. Flash. Pantalla brillando con todos mis ramos pasados. Flash. Reír, cantar, llorar de rabia, volver a reír. Flash. Trabajar. Flash. Dormir. Flash. Bailar con una piscola en la mano. Flash. Agarrándome de la cortina del baño para evitar que el resbalón me invite a pasar a la Clínica Alemana. Flash. Soplar las velitas de mi torta de cumpleaños y añorar que el nuevo ciclo de vida se venga aun mejor mientras el humo sube haciendo piruetas en el aire. Flash. Laptop en mi regazo y ya veo que son las 03:08 am.

Que nadie detenga a mi bicho que esta vez, camina por la luz.