domingo, 18 de agosto de 2013

En mis ojos.

"Salimos del coche y corrimos hacia allí. Hacía mucho frío, y cuando me detuve para empujar la puerta acristalada de la pastelería, mi aliento formó una nube espesa. Empujé la puerta y entré en aquel resplandor amarillento, y Sam me siguió, abrazándose para entrar en calor. La campanilla aún sonaba anunciando nuestra entrada cuando Sam me abrazó por la espalda y me apretó contra él.

                         -          No mires- me susurró al oído-. Cierra los ojos y disfruta del olor. Olfatea, Grace. Vale la pena.

Apoyé la cabeza en su hombro y cerré los ojos, abandonándome al calor de su cuerpo. Tenía su piel a centímetros de la nariz, y lo único que podía oler era aquel aroma terroso, salvaje y complejo.

         -     No me refería a mi olor- protestó Sam.
         -     Es lo único que percibo- murmuré, abriendo los ojos para mirarlo.
         -     No seas cabezota- refunfuñó, ladeándome un poco para que encarara el centro de la pastelería. Había vitrinas llenas de pasteles y dulces, y al fondo resplandecía una antigua caramelera-. Anda, da tu brazo a torcer por una vez. Me lo agradecerás.

Su mirada triste me rogaba que explorara una faceta de mi que había preferido no tocar durante años, algo que había encerrado en mi interior porque creía que estaba sola. Pero ahora tenía a Sam detrás, abrazándome, sosteniéndome como si quisiera ayudarme a mantener el equilibrio, acariciándome los oídos con su aliento cálido.
Cerré los ojos, respiré profundo y dejé que los aromas de la pastelería entraran en mi nariz. El primero que llegó fue el más fuerte, un olor a caramelo y azúcar moreno, dorado como el sol.  Ese era el más fácil; cualquiera que entrase en la pastelería lo percibiría al instante. Y luego, cómo no, venía el chocolate desde el más negro y amargo hasta el de leche. Una persona normal no hubiera captado nada más, y una parte de mí quiso abandonar en aquel momento. Pero el corazón de Sam latía con impaciencia pegado a mi espalda y, por una vez, me rendí.

Entonces se acercó revoloteando el olor a la menta, agudo como el cristal, y después el de la frambuesa, dulce como la fruta pasada. La manzana fresca y límpida. Las nueces, untuosas, cálidas y terrosas como Sam. La fragancia sutil y afable del chocolate blanco y … sí, allí estaba la moca, una nota intensa, oscura y pecaminosa. Suspiré de placer, pero todavía había más. Las pastas de mantequilla de las estanterías añadían una nota harinosa y reconfortante, y las piruletas, un torrente de olores frutales demasiado vivos para ser naturales. Y más allá, el toque penetrante de las galletas saladas, el chillón aroma a limón, el regusto quebradizo del anís. Y otros muchos olores cuyo nombre ni siquiera conocía. Gemí.
Sam me recompensó con un beso fugaz en la oreja.

                            -            Alucinante ¿verdad?- susurró."

     A veces, sin buscarlo, me tropiezo con un conjunto de letras que describe a la perfección lo que hace mi corazón se acelere.

      Texto extraído de Temblor de Maggie Stiefvater.




martes, 13 de agosto de 2013

Simpleza sencillamente bella!

Bonjour!

Que ironía que se me ocurre escribir justo cuando no tengo voz: estoy prácticamente muda- cortesía de una faringobronquitis- que decidídamente no me cuidé el fin de semana. Mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa! Ante la perspectiva de pasar dos días encerrada en cama (porque cuando estas enferma te llueven las invitaciones para carretear, te niegas redondito y los demonios te siguen tentando) decidí huir a la parcela de mi tía en Peñaflor para no salir en la noche del sábado.  Aun cuando intenté evadir todo cambio de temperatura, mi plan falló. Tal vez, y esta es la Tesis de Fiorella, mi cuerpo supo que iba a entrar a clases y Zas! Muda por arte de magia. Anyway, perdón por no escribir hace tanto tiempo pero desde el último post todo se vino cuesta abajo y yo solo me concentré en no salir rodando. Mi receta secreta para un estado nervioso precario es tomar ocho ramos, más dos ramos más extraprogramáticos, sumarle micropyme microbia y seguir pensando en Hawaii cada vez que alguien dice la palabra macabra "Vacaciones".

Sobreviví porque el de Arriba me quiere. Pasé todo bien aun cuando en dos ramos sé que no di mi 100% (tecnología y compras) me arrepiento, me sentí mediocre al no poder hacerlo pero me vi superada -perdón estimados profesores!-. Así que la nota mental para este semestre era no sobrecargarme y traté de cumplirlo... hasta que llegó la toma de ramos y empezó a correr el bichito de "Y si adelantas unos ramitos, eh?" Logré tomar siete ramos de los ocho que deseaba  así que, si todo va bien, quizás pueda llegar a pensar en un bronceado perfecto en unos meses mas yeeeeeeeeeiiii!!!  Confieso que los ramos de Administración me provocan una erizada de aquellas! Hoy, mientras estaba esperando que la cafeína hiciera su efecto en mi clase de Legislaciones Aplicables (no ahondaré en dicha ironía, ya me quejé por FB!) le daba vueltas a que poco y nada me acuerdo de Tributario... "Pica, corta, saltea!" Al idiota que me vuelva a decir que ésto no requiere estudio, le corto un dedo!. Se torna difícil y yo, cual rata que huye del barco que se hunde, decidí este semestre que tomaría un ramo matemático a la vez así que mis Matemáticas financieras tendrán que esperar. Si el de Arriba me hubiese creado mas clever con los números, probablemente no sufriría tanto esta parte. No miraría con cierta envidia a los que observan el ejercicio en la pizarra y casi logro escuchar los engranajes de sus cabecitas cuando se lanzan a andar desbocados hasta lograr el resultado. Quizás no es mi fuerte pero qué diablos! Tendré que ser perseverante!

¿Qué cosas nuevas he aprendido?  Aprendí algo de mi el semestre pasado que hasta ese entonces desconocía: Me gustaría hacer clases. Algo simple, idealmente en pastelería así que una cosa mas a la lista de "Pendientes". Hablando de listas, me he vuelto una Mujer-Lista! Para que no se me olviden las cosas hago listas, enormes listas que constantemente tengo que borrar del celular; listas de insumos, listas de fechas de pedidos, listas de cosas que debo llevar en el auto, listas de supermercado, listas de libros... Me cuesta aun asumirlo pero funciona bastante bien el sistema: algo que hacer, algo que debo comprar y todo tiene listas que se van borrando.

Otro salto y cambio de tema: Hace tiempo partí mi proyectito de huerta en casa. Mas que por un tema de dinero y pesticidas en un inicio, lo partí por ver crecer y madurar algo que podía llevar a un plato, lo reconozco. Las plantas siempre me han gustado y entre vueltas y vueltas, entre tantas noticias de transgénicos, desde hace unos meses inicié la recopilación de plantitas y comencé a apropiarme de una parte del jardín para cultivar mis tomatitos cherry, arándanos, cibulette, una especie de acelga china que me dieron, albahaca y hierba buena. Estando en la parcela de mi tía este fin de semana, vi muchas cajas de maderas de fruta en su jardín y se me prendió la ampolleta! Le pedí algunas para usarlas de maceteros (Pensando también en que a mi papá no le gustaría nada que poblara una parte mas grande del jardín con hileras de lechugas descarriadas) Así que hoy, pese a que llegué mas muerta que viva de la universidad y la pelea por la compra de Lollapalooza, en cuanto me metí a la cama recordé esas pobres mini lechugas que había dejado en agua desde ayer que clamaban por su nuevo macetero.. Manos a la tierra y a jardinear con un solcito maravilloso de la tarde con la tierra hasta los codos. Estaba casi acabando cuando llegó mi mamá con su ya clásica frase de pregunta cuando tiene un regalo y quiere sorprender:  "¿Derecha o izquierda?. Cuando acerté, me dio un sobre de semillas de girasoles. Casi le salté encima ¡Mis flores favoritas! Creo que me hacía falta el contacto con la tierra, me calma. Posee el mismo efecto de llegar tipo septiembre a casa, sacarme los zapatos y salir al jardín a caminar sobre el pasto a "pies pelados". Terapéutico.
 También me ha impresionado la cantidad de personas que he conocido que están en las mismas que yo; gente motivada que se las esta ingeniando en pequeños espacios para cultivar sus alimentos y la verdad? Creo que es fantástico!!! Tener la oportunidad de estirar la mano y arrancar esa albahaca aromática, lavarla y lanzarla a una ensalada de tomates cherry , queso de cabra, salir de nuevo y llegar con orégano fresco que te despierta hasta el mas dormido de los sentidos simplemente es impagable! Un toque de oliva, una pizca de pimienta y ya está listo! De tu jardín a la mesa; simpleza sencillamente bella!