lunes, 22 de diciembre de 2014

De año nuevo, jeroglíficos, agujas, trabajos y "¡Aprende a decir que no!"

La verdad es que estaba dispuesta a ver las noticias mañaneras con mi plato de piña y mi delicioso café cuando mi sexto sentido comenzó a sonar. Fue como en las caricaturas; me acerqué despacio al ventanal entre cerrando los ojos y los vi! Sacando mi basura por todo el ante jardín!!! No los puedo culpar, son perros y supongo que está en su naturaleza buscar algún tesoro en mi basurero como las mujeres solemos buscar en un canasto que dice “ofertas”. Igual los odie un poquito mientras mi humor negro jugaba a pensar “¿Y qué era esto antes de llegar aquí?” cuando recogía los daños. Reparto de basura en un buen diámetro. Ellos, porque eran tres, me miraban atentos desde la otra vereda esperando que yo acabara sin sacar sus ojos de mi pala y escoba (sospecho que para volver a buscar tesoros en el tacho de basura de nuevo).

Entré a buscar si me quedaba algo de comida de perro en casa y nada. Les dejé un poco de arroz en un platito pero sospecho que estos perritos no olvidarán fácilmente mi basura. Resignada volví a mi café frío, a mis trozos de piña y a las teclas porque la idea inicial de esta mañana era hacer el recuento del año. He visto videos de recuento por fb, por instagram pero a mí me gusta juntar letras… Es extraño que hace un año estaba casi lista para partir a España, el año nuevo lo pasé con un grupo increíble de personitas en Figueres con parka, muerta de frío. Recuerdo en algún momento haber mirado el cielo y haber dicho “Woooow! Estoy a no sé cuántos kilómetros de distancia, totalmente sola y no estoy aterrada en pánico” 
Viajé, me perdí, volví y fue  toda una experiencia! Después de todo el aprendizaje enriquecedor de la práctica,  lo que recorrimos con Aly fue aun más maravilloso!

 Partí el semestre atrasada un mes. No entendía absolutamente nada en clases. Me costó repuntar, lograr entender los jeroglíficos de las pizarras. Se pudo. Logré un buen promedio final pero me sentía desgastada ¿Saben? Cansada. Lo sé porque lograba dormir siestas mayores de veinte minutos.

El que diga que gastronomía es solo cortar, saltear y servir está muy equivocado.

Mi segundo semestre partió del terrock. Fue de cortes abruptos, de despedidas horrorosas y también de reencuentros. Obtuve respuestas que no tenía hasta entonces producto del alcohol y de estos aparatitos que permiten comunicarte a cualquier hora perdiendo automáticamente la dignidad jaja! Dejar ir no es lo mío pero ya que estaba en esas, con el dolor punzante, borré a otros tantos de mi vida que daban señales de vida de manera intermitente y me hice la clásica e ilusa promesa de “no más”.  Me concentré en lo que mejor se hacer, leer, leer, estudiar, estudiar. Supongo que esas respuestas que obtuve a las dos am. sirvieron de alguna manera para coser a este tonto corazón y seguir tranquila. Logré entender.


Así pues, corazón en stand by, solo quedaba solucionar el ítem Cómo-pasar-el-segundo-semestre-y-no-morir-en-el-intento. Creo que hablo por muchos cuando digo que los trabajos casi nos comieron vivos! Que horrible tantos trabajos extensos de horas y días de nunca acabar que me iban sacando capas de piel dejando el resto al rojo vivo.
Aunque escribo de todo, me autocensuro en algunos puntos. Solo diré que un profesor muy serio me miró fijamente y me dijo “¡Aprende a decir que no!”.

Y lo empecé a hacer.

(Y quedó la grande)

Hasta ahora, mirando mi segundo cafecito con el sol a raudales, me pregunto si a veces es mejor incluir al que no trabaja y fingir que lo hizo con tal de no tener problemas. Fingir que llegó a tiempo, fingir que nunca abandonó en una salida a terreno, fingir que investigó, fingir que tuvo interés y disposición, fingir… simplemente fingir.

Se supone que cuando te alejas de la niñez deberías tener más certezas. A mí me ha sucedido al contrario: ahora soy menos categórica. Dudo más. Y me pregunto más.
Sería grandioso para el ser humano volver el tiempo atrás pero nos volvería extremadamente inseguros de las decisiones que tomamos, ¿no? Tal vez hasta haría que pensáramos menos en lo que hacemos pues podríamos retroceder el tiempo y ya está.

No sé... Pensamientos oscilantes... Uuuuuh! Gané una nueva buena amiga. Si lees esto, gracias Tami por todas las risotadas!!! Fuiste un gran descubrimiento este 2014.


Este año ha sido de locos. No importa la edad, siempre se sigue aprendiendo. Cuando crees que sabes algo, alguien logra demostrarte que te faltan libros y mundo por recorrer. Sin embargo, hay algo que tengo muy claro: No sé que me depara el destino; no sé dónde rayos estaré el próximo año o si lograré cumplir lo que tengo en mente pero si de algo estoy muy  segura es que el cierre del 2015 será un recuento de año aun más espectacular que el 2014!!!

sábado, 29 de noviembre de 2014

Receta de quinoa con leche dulce!!!

Hay formas y formas de partir la mañana de un sábado. En mi caso, usualmente parten a eso de las 06:30 am o antes con el inicio del amanecer y esos pajaritos –odiosos pajaritos- cantando a todo volumen. ¿Cuál era la glándula sensible a la luz solar? ¿La Pineal? No sé como recuerdo tantas cosas locas pero sé que había una glándula en nuestro cuerpo que era la que, en gran parte, regulaba los ciclos de vigilia-sueño de acuerdo a la luz solar. Mi glándula es extremadamente fotosensible. Se activa al primer rayito de sol.

Así que, antes de las 9  am. yo ya había limpiado la cocina, le había llevado desayuno al Gato a la cama, había limpiado parte del living-comedor y de pronto me acordé que no había tomado desayuno y que debía una receta.

Desde el martes pasado partimos en taller con un ciclo de comida chilena y uno de los grandes descubrimientos de la semana fue este sencillo postre de quinoa con leche y frutas. Al empezar a prepararlo, siguiendo las instrucciones de una compañera a cargo, me lo imaginé inmediatamente como desayuno: un buen desayuno lleno de vitaminas y calcio que podría reportar un buen volumen de energía para arrancar la mañana (y claro! Con un café, obvio!).

Básicamente mi compañera me pidió que lavara muy bien la quinoa y  la cocinara con agua. Para los que nunca han cocinado quinoa, hay dos cosas que deben saber: La primera es que la quinoa tiene un compuesto llamado saponina que se logra eliminar de ésta lavándola, con ayuda de un colador, con abundante agua fría. ¿Cómo? Así tal cual, ponen la quinoa cruda en un colador y lo dejan bajo el agua fría moviéndola bastante hasta que el agua bajo ésta sale clara. Cuando lo hacen, distinguirán que pareciera tener jabón pero esa es una característica de la saponina al entrar en contacto con el agua. Si no la lavan bien lo sabrán de inmediato al probarla cuando este cocida ¡Estará amarga! así que la lavan a conciencia moviéndola bien en el colador. Y dos, ¡Es muy parecida al arroz! Esto por cuanto, por una taza de quinoa se requiere dos tazas de agua hirviendo en su cocción.  Entonces, en una olla, depositas la quinoa lavada, le agregas el doble de agua –dependiendo de la medida que ocupes- y ya esta! (Este procedimiento lo hago para quinoa dulce, en salada para el que quiera le daré alguna receta y otro procedimiento)

Entonces, mientras se cocinaba la quinoa en la olla (tarda 20 minutos aproximadamente, al igual que el arroz), piqué piñas, mango, plátanos y tunas en brunoise –pequeños cuadraditos- ya que este postre es representativo de la zona norte de nuestro país y había que ocupar las frutas de la zona. Doris, mi amiga imaginaria aplicada, dijo con tono petulante que el plátano no era de cultivo chileno pero que más da, es lo que llegó en la canasta. Le saqué la lengua y seguí picando. Ofendida ella me graznó que seguramente la piña con su acidez haría corto circuito con la leche evaporada que le incorporaría más adelante. Me acerqué a mi compañera a cargo y le manifesté mi temor pero ella dijo que todo saldría bien. La primera pista del inminente error debería haber sido la sonrisa de lado a lado de mi querido amigo imaginario malvado que me observó fijamente en tanto  jugaba a disminuir la temperatura del horno para que todas las preparaciones tardaran mas de lo debido. (Creo que le complace ver adrenalina en los pobres cocineritos corriendo por el taller al ver que nada esta cocido aun)

Para cuando terminé de cortar la fruta, la quinoa ya estaba lista. La coloqué en una budinera repartiendola para que se enfriara mas rápido. En tanto eso sucedía, mezclé lo que mi compañera me dijo para finalizar la preparación: Leche evaporada y azúcar ¿Cuánto? Pues para que se hagan una idea hasta este momento llevamos: una taza de quinoa cruda, dos tazas de agua hirviendo, unas  5 tunas, un mango, una taza de piña y unos dos plátanos. Cuando la quinoa se enfría, se mezcla con la fruta picada, se le incorpora un tarro de leche evaporada y azúcar a gusto… dado que las frutas empleadas en esta ocasión eran bastante dulces no le incorporé tanto ¿Habrán sido unas 5 cucharadas? Queda muy cremoso y fresco al paladar peeeero sucedió lo que Doris advirtió: Al momento de que el curso degustó la piña dejaba un pequeño amargor en la boca. Era muy sutil pero lo identifiqué inmediatamente. Al cabo de una hora el amargor ya era imposible! Tuve que eliminar la preparación.

Si, ya sé que les conté mas la historia que la preparación pero aquí va el resumen:
-        1 taza de quinoa.
-        2 tazas de agua hirviendo.
-        Frutas a elección.
-        1 tarro de leche evaporada.
-        Azúcar a gusto.

Como algunos saben, ando en plan de régimen y nula-nivel-crítico de vitamina D y este postrecillo tenía pinta de mi futuro desayuno: Es una buena fuente de energía, tanto la leche como la quinoa tienen buenísimos niveles de calcio y, con un poco de suerte, no termino con raquitismo a corto plazo jeje!  Así que, como no quedé nada contenta con el efecto de la piña y quería ver si conseguía una versión light, hace unos días en la noche me motivé a dejar preparada mi quinoa para que estuviera lista para comer en la mañana. Obviamente, tenía que variar la preparación porque ya saben lo que dicen por ahí… ¿no? “echando a perder se aprende” y “el que no se arriesga no cruza el río”. Así que nuevamente me lancé en picada!

Vamos con mis ingredientes y cómo la preparé:

-        1 taza de quinoa.
-          tazas de agua hirviendo. /Si la quieren un poco mas seca, incorporen 1 3/4 tazas de agua hirviendo.
-        Un vaso de unos 200 cc de leche blanca descremada.
-        Zeste de naranjas.
-        1 vaina de vainilla.
-        Endulzante.
-        Frutas (plátano, moras, frutillas, arándanos...)
-        3 cucharadas de yogurt natural sin azúcar.
-        Canela para decorar.


Paso I: Lavé la quinoa con abundante agua y la coloqué en la olla junto con el agua hirviendo y la leche, el zeste de naranjas y la vaina de vainilla. (Si el arroz con leche parte también con leche en la olla, se debería poder hacer lo mismo ¿No?) Cocinar por 20 minutos. Retirar y depositar todo en una fuente, endulzar a gusto con el endulzante –el que emplee es líquido ya que es más fácil de disolver- y llevar al cabo de un rato al refrigerador hasta la mañana siguiente (o hasta que enfríe mis pequeños impacientes jajaja!)

Paso II: A la mañana siguiente y, con mucho cuidado de cortarse un dedo por el sueño, cortar el plátano, las frutillas, incorporar las moras y los arándanos y llevar al pocillo elegido para desayunar. Incorporar a la fruta unas cuatro cucharadas que quinoa o las que desees para desayunar, rectificar dulzor (al golosin que le guste más dulce puede incorporar mas endulzante) y finalmente, para aportar mayor cremosidad que, por ocupar leche descremada, no obtuve tanto como si sucedió con la leche evaporada, incorporé 3 cucharadas de yogurt natural al cual también le incorporé unas gotitas de endulzante y decoré con canela.



¡Desayuno listo y solo me tomó 5 minutos en la mañana porque piqué la fruta! Ni rastro de amargor con las frutas que elegí asi que misión cumplida en todo sentido. Y, como me quedó quinoa, hoy hice una nueva variante incorporando a la quinoa, un plátano, yogurt natural y coco tostado ¡Una delicia!



Espero que se atrevan e intenten este postre energético, ya sea en su variante calórica o light ¡Seguro que les encanta!


jueves, 20 de noviembre de 2014

Y si resulta fantástico?!!!

Dicen que el hombre es un animal de hábitos. (Buenos o malos hábitos pero hábitos al fin y al cabo). La RAE define hábito como Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas”. Como animalitos que somos – si, no lo nieguen!- repetimos ciertas conductas en nuestro día a día. Si me observo con buena lupa, en cuanto me despierto, me voy a la ducha. Aprendí desde pequeñita dos cosas de mí: una, no servía de nada que volviese a intentar dormir porque no funcionará y dos, que ese intentar dormir cinco minutitos más, solo me causa estrés por no poder lograrlo. Tengo el hábito de llevar un café mañanero en un mug en el auto y bebo otro en cuanto llego a la universidad. Tengo tantos hábitos que hasta me he sorprendido descubriendo que, usualmente, manejo por las mismas pistas de las calles entre casa y la universidad (esto también es gracias a algunos “eventos” en el pavimento, por no decir cráteres).

Algunos prenden la tv por la mañana antes de salir al trabajo, otros no pueden salir sin antes haber engullido una tostada con mantequilla. Quizás nuestros hábitos son la forma de dar orden al caos.
¿Y dónde está la parte de cocina en esto? Pues ayer, producto de una conversación sobre sabores de helados, me quedé pensando en mis hábitos de consumo. Si señoras y señores, todos los tenemos. Y es que cuando voy a una heladería siempre pido un sabor que ya conozco y uno que no haya probado. Me gusta esa pequeña oportunidad de encontrar un nuevo sabor en la cucharita que me sorprenda, que me haga sonreír. Mi interlocutor manifestó que siempre pedía el mismo sabor de helado desde que tenía uso de razón y fue entonces cuando me quedé pensando si mi conducta era normal o no. ¡Porque repito esto mismo siempre en todo tipo de comidas!; si ya sé que me gustó el tacu tacu de camarones en mi adorado restaurant peruano, pido algo diferente la siguiente vez para ir investigando la carta. En sushi es igual; pido uno que me encante y otro nuevo solo para probar suerte y ver si me sorprendo.

Si no me gusta ya sé que nunca mas lo pediré pero... y si resulta fantástico?!!!

Hace mucho tiempo atrás leí un estudio que decía que era muy difícil introducir nuevas marcas en el mercado chileno de la comida. Esto por cuanto los chilenos somos muy fieles a nuestros hábitos de consumo. No cambiaríamos la eterna coca-cola por una nueva bebida que por muy buena pinta que tuviera si se veía demasiado nueva en el escaparate. No, lo conocido es bueno así que zas! Coca-cola al carro. ¿Por qué ya no están bebidas como la cherry-coke? ¿La guaraná antártica?... demasiado nuevas? ¿Y qué me dicen de la mirinda o la otra de 7-up? Porque solo las encuentro en un cine. (Demasiado sospechosas para cambiarlas por la bebida de los osos polares???)

Así que les dejo la pregunta del millón: En una heladería ¿Piden siempre conocidos o  nuevos sabores? 

Solo para saber, por simple curiosidad.


Los quiero!

domingo, 16 de noviembre de 2014

Como nos gusta pecar y cuando lo hacemos, lo hacemos muy bien... Receta Leche Asada!

Recuerdo que la primera vez que la preparé tenía unos doce, trece años. Como soy de familia grande pensé “con un litro no es suficiente” y preparé dos litros. El resultado de mi cálculo fue ocupar casi una bandeja de 20 huevos de una patada y un reto enorme de parte de mi padre de  índole “¿en qué estabas pensando al hacer un postre tan calórico?!!!”. Obvio, cuando gritó se puso colorado como una granada y yo solo pensé que quería intentarlo.
Pese al reto estaba hiper feliz cuando saqué la fuente del horno! Ahí estaba con una costra dorada maravillosa y podía ver como subían las burbujitas del caramelo que había depositado en el fondo antes de vaciar la mezcla en la fuente por los costados muy calientes. Amazing!!! Honestamente, cuando la tuve en mis manos ya preparada, me olvidé de los millones de huevos y el azúcar que había empleado.

Había hecho mi primera leche asada.


Hoy mi jardinero llegó a las 7:30 am. Lo quise matar mientras, resignada, me dirigí a la cocina en busca de café. ¿A qué ser humano  en sus cabales se le puede ocurrir llegar a esa hora a cortar el pasto?. Me arrastré de vuelta a mi cama lanzando maldiciones. Al rato tuve que salir a buscar a mi nana bella que solo me ayuda el sábado con esto del aseo profundo que-no-me-gusta-tanto y nos entretuvimos en el super llenando un carrito mientras esquivábamos tobillos ajenos pensando en qué cosas ricas debía preparar para el cumple de mi mamá.
En cuanto puse un miserable dedo en casa, mi papá me informa que venía una tía y su hijo a almorzar. Creo que fue el equivalente a un vaso de agua con antiácido mi nivel de furia!

       -       “¿Por qué no me llamaste?, estaba en el super! Podría haber traído algo más!!!”
       -        Ah no sé, no se me ocurrió.

      Me  fui a la cocina pensando que el día que conozca un hombre detallista me arrancaré los dientes con una cuchara para que duela lo suficiente y me entretenga un buen rato. La pregunta del millón: ¿Qué hacer con este famoso almuerzo?!. Porque claro, él no se estresaba porque me dejaba a cargo. Y yo no sabía si dejaba bien puesto los tenedores familiares con mis provisiones.

Partir por el postre siempre es una sabia decisión. Tenía frutas, chocolate, huevos, leche y mucha harina. Pensé en realizar un postre con piña caramelizada y una mousse de frambuesas pero de pronto me vi mas complicada con los tiempos de lo que debería. En teoría, tenía dos horas para un almuerzo de seis y yo seguía pensando en boludeces al cuadrado.
Así que opté por lo sano. Por ganar tiempo y lo que se me ocurrió fue mi postre de los 12 años: La leche asada. El que diga que es un postre bajo en calorías es re tonto! Es un postre en base a leche con una alta cuota de huevos y caramelo. Pero como nos gusta pecar y cuando lo hacemos, lo hacemos muy bien, aquí les dejo la simple receta para que se vayan al infierno conmigo!

¿Qué vamos a necesitar?

Pues mis medidas fueron para 7 porciones generosas. (Mi familia no come poquito). Desde ya advierto que están en consideración el cómo lo hice yo y como me lo enseñaron.

   - 1 litro 200 de leche blanca (yo ocupé descremada y funciona igual pero con leche entera ahí si que va de pelos!)
   -       Una vaina de vainilla. Esencia de vainilla tb funciona .
   -        8 huevos. (En teoría y según me enseñaron, por cada 200 cc de leche van dos huevos… o sea que también esta receta podría haber llevado doce huevos para la cantidad de leche que utilicé…! Con ocho huevos me funcionó perfect y mis comensales siguen vivos jiji!)
   -        Azúcar: Aquí nos complicamos la existencia porque por cada 200 cc de leche deberían ir aproximadamente unos 45 gr de azúcar. Pero como hoy andaba rebelde. Lo hice “al ojo”. Para que no se estresen, en el paso 2 que está más abajo, incorporen azúcar hasta que les guste. Es tu leche asada, si te gusta dulce pues la endulzas mas y si no, menos y ya está.
   -        Azúcar para caramelo. La receta básica que me enseñaron en gastronomía son 120 gr de azúcar cada 50 cc de agua pero ya adivinarán que también lo hice sin pesar y solo vertí azúcar y agua en un sartén y al fuego hasta que tomó color.

¿Cómo se prepara?

Paso 1: El primer paso es  siempre prender el horno. Esta vez lo queremos a 160°c. Luego nos vamos de lleno a preparar el caramelo como  lo indiqué en el párrafo anterior y, cuando está listo, verter éste con mucho cuidado en la fuente o budinera que deseen ocupar (Cuidado extremo con el caramelo que son las peores quemaduras de la vida!)

Paso 2: mezclar en una olla la mitad de la leche con el azúcar a gusto -o siguiendo la proporción clásica de gramaje de azúcar indicada más arriba- mas la vaina de vainilla o esencia.  A mí me gusta más la vaina aunque es muchísimo más cara pero su aroma y sabor es delicioso. Retirar del fuego cuando los cristales de azúcar están disueltos (¿Cómo sabes eso? Simple, al probar con una cucharita, no los notarás en el paladar)

Paso tres: ¿Se acuerdan que solo llevamos la mitad de la leche a la olla? Pues con la otra mitad y con ayuda de un batidor, mezclaremos los huevos con el resto de leche y lo pasaremos todo por un colador para retirar la chalaza del huevo. Una vez que esté tibia nuestra otra mitad de mezcla del paso dos, uniremos ambas porciones y retiraremos la vaina de vainilla. (La leche de la olla debe estar tibia: No queremos huevos revueltos en leche con azúcar!)

Paso 4: Llevar toda la mezcla a la budinera, verter, y llevar al horno. Sacar un buen libro y esperar entre 45 minutos a una hora y cuarto dependiendo del horno y ya tendrán su leche asada!!! (¿Cómo saber cuando está lista? Pues para mi la forma más fácil es mover suavemente la fuente; si no se mueve mucho ya está lista. Y para re asegurarme de mi decisión, levanto un poco la costra con ayuda de una cuchara pequeña y saco un poco con mucho cuidado)

¿Difícil? Para nada! La harán muy rápido! Si no tienen pesa y no tienen como ver el gramaje de la azúcar, recuerden que la proporción clásica es por 200cc de leche, dos huevos. El azúcar va por gusto del cocinero. Si recomiendo no ser muy desmedidos con el azúcar de la mezcla ya que deben tener en consideración que lleva caramelo y que éste también endulzará el postre.

Ojala se animen y la preparen! Si lo hacen, etiquétenme! Para ver sus creaciones.
Los quiero!!!

Aquí les dejo una foto del postre de hace un buen tiempo. Al de hoy no conseguí tomar foto. Comimos muy rápido jeje!






P.D:  Para que no se destrocen los dedos sacando el caramelo del sartén u olla donde lo hayan preparado, cubran con agua caliente y dejen al fuego. Verán que tras hervir unos minutos el caramelo se disuelve y cuesta muchísimo menos limpiar

martes, 11 de noviembre de 2014

Brillando en la oscuridad.

Domingo:

 Fue una de esas mañanas es que entrar a un baño luminoso me hizo retorcer todos mis pecados de los últimos meses. No sabía si necesitaba un gatorade o mas horas de sueño.... ¿O un desayuno de campeones?   Agua por montones!!!
Veinte minutos mas tarde manejaba pensando que si o si debía partir a la Filsa; aun en coma, aun cuando la luz taladrara mis ojos  debía ir en busca de mi costosa obsesión:
Libros de cocina!

Hay cosas que aun no sé hacer. Una de ellas es saber cómo llegar en auto a la Estación Mapocho así que me fui con muchos amigos en el metro igual de acalorados que yo. Puedo mentir y decir que fue un viaje placentero.
Puedo mentir aun más y decir que me fui sentada todo el trayecto.

Llegué allá a la hora de almuerzo pensando que todos se marcharían en busca de un plato contundente pero, obviamente, no podría haber estado mas equivocada. El primer golpe bajo fue la fila para la entrada! Estoy casi 100% segura que me dormí de pie por unos cuantos minutos entre el calor y la falta de oxígeno.

¿Se han detenido a ver las reacciones de un niño en navidad? Así lucía yo cuando logré ingresar. Tracé rápidamente un plan de recorrido con la misión de buscar buenos libros. Y es que con el tiempo vas entendiendo que encontrar un buen libro de gastronomía cuesta mas que dar de lleno con un vivaracho disfrazado de  zombie camino a una marcha. Al principio me dejaba encandilar por los colores... las fotos... algunos montajes que me parecían absolutamente modernos a kilómetros interestelares de mis pobres conocimientos gastronómicos. Y mientras escribo a la 1 am.  los observo a mis tres libritos de esa índole en una de mis repisas  y reconozco que les tengo un cariño enorme aunque en contenido sean mas bien pobres que buenos. Huelen a esperanza, me retrortaen a una época de ingenuidad casi total.
Con el pasar de los semestres de estudio fui aprendiendo que menos fotos y mas contenidos era mas que bienvenido.  Que inevitablemente en cocina se cae a la química y que, de ahí a las tazas de café para tratar de entender un proceso, hay solo un paso: Hacia la cafetera. Las fotos, las locas ideas inspiradoras las obtengo de una fusión alocada entre Pinterest e Instagram y una gran cuota de mi cabezota de estambres. Lo que quiero ahora es responder toneladas de "Por qué". Por qué pasan algunas cosas.
Es una glotonería de conocimientos.


Lunes:

Pretendía escribir pero me torturé todo un día con un endemoniado trabajo de Evaluación de Proyectos. De hecho pretendía seguir mi relato de la feria del libro pero creo que iré por una ensalada y a dormir.
¡Ah! Fui a ver a mi matasanos y tengo una lista mas larga de exámenes  que los chicos malos del Viejo Pascuero para realizar el jueves. No me hablen ese día; en ayuno desde las 8 am y mi examen es a las 16:00... obvio que morderé.
Notificados!


Martes:


  ¡Creo que embrujaron mi cama! No recuerdo cuando me quedé dormida y desperté con el pote plástico de mi ensalada de la cena del día anterior en mi almohada a las 6 am.

¿Saben lo que es que un trabajo no acabe nunca? Solucionábamos un problema y emergían 3 más. Dos expresos dobles y una energética gigante y seguía mirando la pantalla con ojos como platos. A medio día ya figuraba despeinada y eso que de verdad intenté domar mis rizos en la mañana. Y es que me tomé la cabeza mas de la cuenta a dos manos. Del maquillaje ni hablar. Mañana presentamos el proyecto de una empresa creada con paneles fotovoltaicos y no sé si mi profesor se va a reír de nosotras, si le irá a gustar, si le saltará el ojo y nos zumbará a preguntas para demostrar nuestras falencias. Llegué a casa arrastrando la cartera. ¿Relato de feria del libro? Blah! Solo para zanjar ese tema diré que de los 4 libros que compré ese día dos están relacionados con gastronomía que pretendo devorar cuando... pues, cuando pueda dedicarme a estar en el pasto sin hacer nada.
Las horas pasaban y lo único que cambiaba era las almitas que pululaban en nuestra mesa como lindas lunas en torno a un planeta. Porque desde las 9 am hasta cerca de las nueve de la noche yo seguía ahí. Estoy convencida que, con dos horas mas al día, pasaré a ser parte del inmobiliario de la U.

Tal vez así me subvencionen las energéticas jiji!

¡Encuentro tan entretenido hacer un proyecto, crear una empresa!  Pero rayos que me saca canas verdes la parte numérica. Encuentro muy interesante tener una idea y hacerla real; cranear de a dónde sacar los fondos, tener una idea loca e intentar por mil caminos llegar a puerto. Entonces los detalles van armando el todo y luego se transforma en una carrera con obstáculos en un tiempo determinado.
Solo queda seguir corriendo y que el profe no se ria ni diga lo peor que nos podría decir "Me han decepcionado"

No ahondaré en esa posibilidad. Pensamientos positivos!


Creo que ando sobre revolucionada entre este trabajo y los otros dos que aun me quedan para la semana, la búsqueda de tercera práctica, el pasado de telas de araña, pedidos varios, planes de escapar de Santiago, casitas de navidad e hilos rojos  que me quedo mirando al mas allá viendo que todo se va desenredando lentamente. Y yo lo quiero todo ahora pero las cosas bien hechas toman su tiempo.

Tiempo.

Siempre pensamos que tenemos mucho tiempo por delante. Nunca tenemos tiempo ahora.

Supongo que necesito abrazar un árbol... dejar de pensar en variantes, en múltiples posibilidades, en platos de la Isla de Pascua mezclados con retazos de sueños.
Si no estuviera tan cansada me pondría a derretir chocolate a baño maría solo por el aroma. He escrito tantas cosas que se me arrancan de este tonto músculo propulsor de sangre con ese aroma...

Esta semana la banda sonora a sido Staind, debe ser por eso que ando media oscilante como un vil péndulo.




'Cause it's always raining in my head
Forget all the things I should have said








domingo, 26 de octubre de 2014

La Vega!!!

Que heavy cómo pasa el tiempo… ya casi es navidad! Andaba de compras para un pedido y casi me tropiezo de lleno con una tarima de pinos de navidad!!! Fue un pestañazo y de marzo salté a diciembre. ¿Será que me estoy volviendo vieja? Cuando era pequeña los días se arrastraban y esos tres meses de vacaciones de verano parecían una eternidad!!!

Vacaciones, eh?... (No, no pensaré en ello. Sospecho que este año no tendré vacaciones pero eso, como dicen por ahí, ya es harina de otro costal) No sé bien que escribir hoy. De pronto estaba tomando un café mirando el techo tras 6 horas consecutivas de clases de inglés a un niño de 12 años cuando recordé que hace mil años que no escribía nada y me empezaron a picar los dedos de las manos. ¿Qué les puedo contar? ¡La semana pasada fue de locos! Un gran matrimonio y con Ju estuvimos a cargo de los postres y para ello tuvimos que cubrir una enorme lista de compras.

Solo existe un lugar para comprar ¡La Vega!

 ¡Todavía me llena de una exquisita ansiedad partir para allá! Cada vez que voy me siento inmersa en un mundo nuevo en el que siempre descubro algo que deseo llevar a casa para dilucidar cómo preparar. Son tantos olores, sabores, colores que mi mejor forma de describirlo sería como si explotara en mi cara una burbuja con lo mejor de este mundo! Unas zanahorias dignas de un gigante, camino a otro puesto y tienen esos deliciosos y mutantes champiñones que, de solo verlos, me los imagino rellenos con una persilada y tocino asados en el horno. ¿Qué tipo de papas deseas llevar a casa? Si no está acá ¡No existe! Es tan barato que no te duele empezar a comprar y seguir comprando sin más. Todo increíblemente fresco que te seduce a la primera mirada.

 Ya no me pierdo como las primeras veces entre sus pasadizos abarrotados de frutas, verduras, carnes, congelados, especias, restaurantes… y los puestos peruanos!, Oh esos si que me enloquecen! Reconozco que desde que pongo un pie en la Vega me da un hambre del terrock que intento mitigar con una botella de agua (que obviamente olvido en algún otro puesto posterior). Y con Ju vamos diciendo “Mira eso!”, “¿Y si nos llevamos esto y preparamos hoy…?” “¡Es para allá!” con un carrito a todo motor de tracción dos manos con el que vamos golpeando los tobillos de los pobres a-mi-no-please que se cruzan por nuestro camino. Creo que recién esta última vez que fui logré una ruta de vuelta a casa conocida. Siempre sé llegar pero la vuelta…Uf! me complica montones y voy con los ojos medios desorbitados rezando por acertar en el camino correcto mientras esquivo a los peatones que se cruzan como si estuvieran en medio de Nueva Delhi, los carros tirados por hombres con las caras sudadas que se interponen en la vía como si fueran automóviles alocados y los hoyos en el pavimento que en verdad son verdaderos cráteres a punto de entrar en erupción. Ahí me aferro al volante mientras le pregunto cada 5 minutos a Ju “¿Era por acá?”  y ella me mira con los ojos como platos media muerta de la risa. Me gusta La Vega… sigue siendo mi lugar mágico donde todo puede pasar.

¿No han ido aun? Zapatos cómodos (zapatillas tanto mejor!) para caminar por un buen rato sin problemas, botellita de agua, bolso o banano liviano (nada que haga peso en el hombro y que resulte una molestia) y ganas de saborear nuevos productos como si estuvieran descubriendo el mundo con cada uno de ellos. Si no tienen un carrito tipo feria pueden comprar uno allá mismo porque ir acumulando bolsitas en las manos es fatal! Te van cortando la circulación y te van poniendo idiota… eso me han contado cof cof…! Disfruten de todo, pregunten hasta que les den puntadas y verán que hasta les dan nuevas recetas para preparar “algo nuevo” que encontraron por ahí. Y si quieren elevar su autoestima a mil en uno de esos días en que nada del closet parece lucir bien, pues partan a La Vega! (recomiendo los piropos de los carniceros ¡son los que me sacan carcajadas por mil!) Ya sé que anda todo un movimiento por eliminar los piropos pero, si son graciosos, a mi me encantan y hasta el día de hoy nunca he recibido uno malo allá.
También me sucedió la primera vez que fui que, de solo dar la primera mirada, me sentí temerosa de que me pudiese suceder algo; algún asalto o robo… es que es tanta gente en un mismo lugar todos revoloteando al mismo tiempo! Pero la verdad es que nunca he tenido ningún problema de ese tipo. No creo que sea el lugar para exhibir las mejores joyas del sultán pero me siento segura ahí y eso que tengo un umbral de cobardía bastante alto. Es extraño pero siento que hasta la misma gente que con una sonrisa te atiende, te cuidan y chequean también el entorno.


En fin…creo que encontré tema “sin querer queriendo” como dice un gran personaje por ahí. No me queda más que invitarlos a que se animen a recorrer este enorme y pintoresco mercado abarrotado de maravillosos ingredientes. Que se lleven de ahí las mejores frutillas y esos tomates que de verdad saben a tomates de la mano con un enorme ramo de albahaca! Tal vez, como me pasó a mi, terminen encandilados por este maravilloso y típico lugar en medio de nuestro Santiago.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Del 18 con té chai y la pala amiga.

Escucho las notas de Tempest de Deftones dejándome llevar como si pudiera, con mi solo deseo, invocar una tormenta. Me gustaría tener ese poder. No los aburriré con la ruma torcida de libros que tengo por leer para todos mis brillantes “pendientes” pero es que estaba con la nariz en medio de un aburrido libro de ahumados cuando “me empezaron a picar los dedos”; hace tiempo que no escribía. Mea culpa pero he debido cocinar bastante, gastar mis corneas en libros de fantasía hasta que se me cierran los ojos en la noche, cavar en mi jardín como conejo y estoy probando dejar mi mente en blanco quedándome quieta como una esfinge mientras reduce el calor de mi té con tal de mantener mi eje con todo el movimiento del último tiempo. Y es que percibo que tantas cosas han cambiado a mi alrededor que la única forma que tengo a veces de asimilar el conjunto de todo esto es drenándome por alguna de las vías mencionadas.


No sé. Tal vez sea la primavera que me sorprendo a mi misma haciendo cosas inusuales. Poco después de mi cumpleaños me desperté un día mirando mis libros con un solo pensamiento en la cabeza “Y qué harás con ellos, con todas tus cosas cuando viajes?” Me sorprendió la frecuencia de mi cabeza. ¿Qué haré con todas mis cosas… si no es un viaje, cuando parta? Para qué esforzarme tanto en tener esto si no me podré llevar nada? Tal vez ni vuelva a viajar pero tener tan a carne viva que todo lo que me rodea, todo esto, es casi un lindo escenario prestado me dejó sentada con los ojos redondos entre las sábanas.  Aun no tomaba café  y, como primer pensamiento mañanero, me abofeteó con una fuerza despiadada.

... Entonces, ¿Qué quieres hacer?

 Nuevo hoyo en el jardín por la tarde para plantar la melisa.

 Al menos plantar ayuda a las abejitas… a tener algo más de oxígeno en el mundo. Mis pertenencias materiales no aportan nada. A nadie. Ni a mí.

Sé que desde pequeño nos dicen que nada material se irá a la tumba con nosotros. Nada trascenderá pero de pronto ver en mi entorno tanta gente amargada que solo piensa en todo lo material (auto, casas, los últimos zapatos de la temporada…) y yo de pronto cuestionándome para qué estaba “acumulando” cosas. No sé bien como explicarlo pero fue como haber salido del agua y dar con ganas la primera bocanada de aire. Así que he gastado más dinero en plantas que en comprar otras cosas desde ese entonces. Ya que no puedo tener animalitos en casa seré la loca de las plantas.

Siento que voy cerrando un ciclo que se abrió cuando di el salto a gastronomía. Quizás es tal vez todo esto porque ya queda poco para que acabe. Me estoy liberando de una serie de cadenas que antes me tenían secuestrada y solo porque yo quise que así fuera. En un inicio fue la profesión que me intoxicaba que deseché, luego fue un círculo de personas de ese ámbito que no me reportaban ningún beneficio y que solo criticaban. Podé mis amistades. Me quedé con un puñado de ese tiempo que, si bien no veo tan seguido como desearía, me sacan sonrisas. Aun muchas veces por fb me aportan más de lo que seguramente ellos sospechan. Me miré con otros ojos.

Mis ojos.

No sé si es parte del crecimiento normal de un ser humano llegar a abrazarse a si mismo con tanta intensidad. Y como sé que probablemente no me casaré ni tendré hijos como la mayoría  es que me he puesto a crear una serie de planes en los que encajo a la perfección. Y no son más que míos. No cumplen con ningún estándar social, ni familiar ni siquiera cultural. Ya que siempre he sido un tornillo especial atornillaré donde quiera hacerlo. Y no es que critique lo tradicional. Creo que simplemente no encajo en ese molde. Y obvio que escribo la palabra “molde” y se me viene a la cabeza un aromático queque de clementinas que le irían de pelos a este té chai jajaja!

Mi cabeza siempre pensando en comida. Es un problema porque después de este 18 (y eso que siento que logré contenerme) mañana estaremos todos a agua. Hablando del 18, compré por ahí un maravillo té chai que me tiene en las nubes. Varios de ustedes saben de mi compulsiva adicción al té negro con jengibre fresco y miel. Tanto así que muchas veces en la universidad ando con todo el pack para afrontar el día. Del té chai claro que había escuchado pero lo asocio bastante a una moda de la cual me negué a ser parte, ¡hasta escuchar el nombre me da risa burlona!. Pero si hay algo con lo que siempre puedo contar aparte de mi estupidez, es mi infinita curiosidad. Llevaba meses escuchando a Vivi y Ale hablando de lo mucho que disfrutaban sus respectivos té chai en una aclamada cafetería y de pronto veo en un puestito artesanal a un tipo con pinta de hippie montañés barbudo vendiendo enormes bolsas de té de diferentes tipos. Un billete menos en mi billetera escuálida y el té se vino a casa para descansar en mi cocina.

Bueno volviendo al tema de esperar la lluvia con buenos pensamientos, estuve investigando sobre este brebaje y pues, con solo escuchar los ingredientes hasta el medio bobo capta que es mejor que un simple té en bolsita.

Foto extraída de http://www.cocinista.es


Clavo de Olor. Esta especia contiene fitonutrientes; contiene altas cantidades de manganeso, fibra dietética, ácidos grasos omega-3, vitamina C, vitamina K, calcio, potasio, magnesio, ácido fólico, fósforo y hierro. Entre sus beneficios encontramos que es un excelente analgésico natural aliviando eficazmente el dolor de cabeza; también es anti-inflamatorio, favorece a la digestión, la salud cardiovascular y fortalece al sistema respiratorio, además es anti-oxidante.

Cardamomo. El chai que no lleva cardamomo, no es chai. El cardamomo contiene proteína, agua, aceite esencial, almidón, ácidos grasos y mucha fibra. Contrarresta los efectos a la intolerancia al gluten. Es útil para problemas urinarios. Regula el metabolismo. Se recomienda a quienes sufren de artritis o diabetes. Expectorante, antiséptico y anticancerígeno. Favorece al sistema digestivo, las vías respiratorias y, además, es afrodisiaco.

Canela. Entre sus propiedades encontramos que regula los niveles de azúcar y de colesterol en el organismo. Tiene efectos antimicrobianos, alivia molestias digestivas, alivia infecciones de la boca, elimina las molestas del resfriado. También es un afrodisiaco natural. La canela es rica en vitamina A, magnesio, vitaminas del complejo B, zinc o flavonoides,

Jengibre. Este tubérculo es una joya que debemos aprovechar. Es muy rica en aminoácidos y minerales: aluminio, boro, cromo, cobalto, manganeso, fósforo, silicio, zinc. Aporta beneficios al aparato digestivo — esa antivomitivo, evita los mareos, auxiliar en el caso de úlceras, diarrea —; aparato circulatorio — previene enfermedades del corazón, circulatorias, heridas por congelación —; aparato respiratorio — contra síntomas de gripe, resfriado, sinusitis; combate al síndrome de fatiga crónica, el dolor por sus propiedades antiflamatorias y analgésicas; auxiliar en tratamiento de artritis, síndrome de túnel carpiano y dolor de muelas.

Encontré recetas que incluyen pimienta, nuez moscada, anís estrellado (el cual adoro con todo mi ser!), azafrán… también existen variantes respecto al té a utilizar pero al parecer el más común es té negro*** Me pueden corregir todos los que posean mejor información que la expuesta por fa! *** Como a mi me gustan casi todas las especias, a mi base de té chai artesanal que traía canela, anís estrellado, jengibre y cardamomo le agregué también pimienta roja (de la cual me enamoré a la fuerza en España con unos almíbares sublimes) y vainas de vainilla en trocitos. No me gusta mucho la versión con leche pero se los recomiendo absolutamente para estudiar o para mantenerse concentrados en algo. Y espero no ser hereje en este comentario si, recién servido, mientras lo dejan reposar agregan un trozo de cáscara de clementina ¡es una maravilla en el paladar! 

Así cumplí con mi break-pica-dedos y ya voy de vuelta al estudio con un mega tazón especiado a ver si logro dar pelea por una hora y media más.

Los quiero y gracias como siempre por leer y acompañarme aun en la distancia.

La frase del día de hoy: “No solo estamos donde debemos estar, sino que además estamos cuando tenemos que estar… ¡Somos incluso quienes tenemos que ser!”-  Robin Hobb.




sábado, 30 de agosto de 2014

Galletas Chewy de Nutella!!! [Receta]

¿Qué tan obstinada puedo llegar a ser? Pues... tendría el puntaje completo de todo tipo de escalas.

Hace días que llevaba pensando en unas galletas de nutella. Si! esa mágica y deliciosa pasta de cacao y avellanas que acelera el corazón de muchísimas personas en el mundo. Recuerdo que hace un tiempo atrás había preparado unas siguiendo una receta que encontré en internet y quedaron bien pero sin gusto a nutella, solo a chocolate.No cumplieron mis expectativas! Y como ando como chocaholic en tiempo de pascua de resurrección, decidí intentarlo de nuevo.

¿Cómo se me ocurre tanta tontera para hacer? Desperté antes de las 6 am con la lluvia diluvio... Hasta las 7 am en que me arrastré a la cocina por mi café, tuve muuucho tiempo para planear maldades.

Así que estuve en el super a las 8:30 decidiendo que tamaño de nutella llevaba a casa... es una perdición que venga en tantos tamaños! Mi amigo imaginario malvado se abrazó a un mega frasco y creo haber escuchado que le propuso matrimonio. En tanto, mi amiga imaginaria responsable, la Domi, sacó la calculadora y empezó a sacar cifras de cuánto ocuparía técnicamente en mis galletas y escogió un frasco mediano aludiendo que, si me llevaba el grande, ese resto de excedente terminaría en mis caderas (su honestidad a veces me masacra). Vivo, que claramente no estaba ni remotamente interesado en la compra de la nutella, se entretenía jugando con una pelota de fútbol que sacó del pasillo de juguetes azotándola contra las góndolas de alimentos y cuantos tobillos encontró en el camino.

Después de varias vueltas y trámites mañaneros, llegué con la nutella a casa sin tener claro aun qué receta hacer. Mi interrogatorio vía fb no surtió mucho efecto así que hice lo que cualquier cocinerillo de poca monta haría: Buscar imágenes de galletas de nutella en google hasta que una me llamó la atención.

Fue así como dí con la receta que les presento a continuación. Su grado de dificultad es mínimo! Realmente simples de hacer y queda en el paladar el sabor de la nutella. Los asteriscos los incluí yo, ya les explicaré el por qué.

Galletas Chewy de Nutella:

- 1/2 taza de harina sin polvos de hornear.
- 1 taza de nutella.
- 1 huevo grande.
- 1 cucharadita de polvos de hornear.
*** 3 a 4 cucharadas de azúcar flor.

Procedimiento:

Pre calentar el horno a 180°c. Tener preparada la bandeja con el silpat.
Partir batiendo el huevo con la nutella, luego incorporar la harina y polvos de hornear. Una vez listo, preparar pequeñas bolitas y disponerlas sobre el silpat separadas unas de otras porque se expanden.
Entonces, una vez dentro del horno le damos aproximadamente unos 10 minutos y estarán arrugosamente listas! (Para lo que hiperventilan frente al horno: verán que en un inicio "se inflan" y luego se "bajan" mostrando leves grietas en su superficie. Cuando noten esto ¡Sacar del horno! No las remuevan inmediatamente del silpat porque son muy frágiles calientes. Esperen unos 5 a 7 minutos y listo!).



¿Por qué agregué en asteriscos el azúcar flor? Porque cuando saqué mi primera bandeja horneada, sentí que les faltaba azúcar. Como ya no podía incorporarles azúcar granulada porque me quedarían los cristales enteros en la masa, salí del paso incorporando a todo el resto de masa que me quedaba azúcar flor y mejoraron sustancialmente. Es gusto de cada cual si las quieren mas dulces o no, yo solo cumplo con dejarles el tip de golosos jajaja!

Así que espero que se animen y las preparen este fin de semana. Super simples ideales para un buen latte.

martes, 26 de agosto de 2014

¡Bienvenidos a la Freidora del Séptimo Semestre!

Me estaba congelando. ¡Literalmente! No sé por qué esa sala es tan absurdamente helada que me sentía dentro de un abatidor temblando como gelatina, intentando poner atención mientras me castañeteaban los dientes ininterrumpidamente. No es broma, los que me conocen saben qué sucede cuando dejo de sentir los deditos de mis pies. Había exprimido mi vaso de café con marca de labial rojo furioso hasta el infinito y mas allá y trataba de hacer mi mejor esfuerzo de captar qué necesitaba para instalar una cocina de campaña. Si señoras y señores, cocinas de campañas. Esas enormes carpas o tiendas que aparecen en eventos al aire libre bajo las cuales trabajan un lío de personas bajo un sol abrasador de 32 grados -que adentro seguramente oscila en 40 grados entre hornos y planchas- con algunos insectos de por medio; la maravilla de trabajar en un ambiente natural tienen sus pros y contras! Entonces estaba yo, cual cubo de hielo, viendo si lo que había escrito a ciegas como ejercicio hace un rato atrás coincidía en algo con lo que los profesores mencionaban en clases. Y estaba en eso cuando mi amigo imaginario malvado me susurra malignamente "¿Y cuándo te pasaron qué debía tener una cocina de campaña?"

Hice memoria.
Nunca. 

Tampoco he trabajado en una cocina al aire libre y por poco me dejo llevar por ese impulso malévolo de replicar lo que seguramente varios estábamos pensando pero me quedé callada estirando las mangas de mi chaleco hasta cubrir toda mi mano. Ya he aprendido que donde manda capitán, no manda marinero y que también, calladita me veo mas bonita. Si no lo sé deberé buscarlo por mi cuenta. Así funciona el equilibrio del mundo del adulto. ¿No sabe? Busque. Y no alegue que ahora todo está a un click de distancia.
Nota mental: Averiguar sobre cocinas de campaña. Buscar bosquejos de disposición de equipos y, solo por si se ponen mas quisquillosos, cotizaciones de arriendos.

 Si el semestre pasado en taller de cocina temática sufrí bastante (ya sé con qué palabra puedo definir ese taller: Angustia!) ahora, cuando nos explicaban qué se venía en séptimo semestre, pues siento honestamente que el barco va medio a la deriva. Como que veo venir el iceberg!!! -no ahondaré en el tema escabroso amoroso jajaja!-  Ahora somos nosotros quienes debemos dar la clase y guiar a nuestros compañeros como si fuéramos profesores. Hasta ahí todo bien ¿no? Si, claro que me encanta dar clases ¡pero de temas que me gusten!

Por ejemplo, los moluscos, crustáceos y todos esos animalitos del mar y yo no nos llevamos bien.
De hecho mientras mas lejos este de unos erizos o choritos tanto mejor para mi! Y para ellos porque tienen altas probabilidades de correr la suerte del salmón en España: ser revividos con mi super poder de resucitación para volver a matarlos a estocada poco asertivas. Y en mi profundo congelamiento hasta pensé en partir al terminal pesquero un día...dos días, no sé y ofrecerme a trabajar gratis hasta que lo pueda hacer con los ojos cerrados. Supongo que no me quitará la bronca que le tengo a la mayoría de los seres vivos del mundo marino pero puedo aprender a manipularlos mejor... al final es todo cosa de práctica, o no?

Repetir una y mil veces la misma acción hasta que sale perfecta.

Son en esos momentos en que soy mas consciente de mi vulnerabilidad. De todo lo que me falta por saber. 
Hacer clases de algo que no sé al dedillo es como la fórmula perfecta para cinco horas de tortura extrema en clases con un profesor que seguramente no estará muy feliz conmigo y un rotundo y bien merecido dos de nota. No creo que me felicite porque los bivalvos piden ayuda a gritos histéricos cuando me ven cerca con un cuchillo ¿Cierto?... Mmmmm... bivalvos cobardes!
Si todo sale bien me tocará la clase de carnes pero de venado y avestruz sé lo mismo que de arameo...  Y ese déficit no lo podré arreglar en el terminal pesquero. A meter la nariz en la biblioteca y ser la piedra en el zapato de cuanto profesor tenga a la redonda!

En los demás ramos del semestre si soy honesta, voy con las antenas paradísimas a clases. Si, estudiemos gastronomía con administración...claro que no es muy complicado... matemáticas básicas...

¿Básicas?! Me viste la cara o qué?!!! Mentir así tan descaradamente a alguien debería estar penado por la ley!

Nuevamente con la calculadora en la mochila. Hace unos días en Evaluación de Proyectos sentí que el profesor se dio vuelta hacia la pizarra y en vez de un plumón súbitamente tenia un martillo y un cincel y hacia lindas figuritas en la roca-pizarra. Mala suerte mía (iba a ser de otra!) que la mayoría del curso son repitentes y ya vieron Estadísticas y les habla en un idioma que todos parecen entender menos yo. Y como sucede conmigo cuando me pongo nerviosa, me empecé a reír. Maldita reacción que tengo pero al principio - y en mi defensa- fue bajito y ya luego eran carcajadas! En algún momento el profesor pregunta a la clase si había alguna pregunta y estuve tentadísima a responder "Si profesor, desde el título en adelante no entendí pelotas!" Me mordí la lengua y, tratando de contener mi risa, le tuve que pedir que me descifrara todos esos garabatos ininteligibles (según mi parecer porque estoy segura que era la única con orejas de burro ante sus fórmulas) porque, y le expliqué,  recién estaba cursando Estadísticas. Ya luego con la aplicación de esos mamarrachos en un ejercicio logré entender mas menos.

Y nuevamente le pregunto al de Arriba por qué no me dio el gen matemático.

No sé por qué estoy contándoles de ésto si yo quería hablar de unos maravillosos lugares y platos que había visto en Pinterest cuando llegué del gym. Hasta les iba a mencionar que quería viajar a Madagascar... todo a raíz de pinterest y los pingüinos maliciosos y bueno, después salto, salto y encontré un paraíso babeante de fotografías que me dejaron verde por ir. En fin, para los que ya llevan tiempo leyéndome: Bienvenidos a mi séptimo semestre!!!





domingo, 17 de agosto de 2014

Pearl Jam y las Cocadas con Chocolate [Receta]

Creo que es el aroma lo que me tranquiliza... es casi como comer por la nariz mientras revuelvo el chocolate bitter en su baño maría. No, es sucedáneo así que no lo voy a templar; solo quería sentir el aroma que me reconforta en este fin de semana de subidas y bajadas. ¿Qué haré con él? ni idea... quizás unos tazones de chocolate caliente... unos bombones de robots rellenos de mazapán...no sé.

El chocolate podría tener el super poder de llevarme a otra dimensión donde sonara Pearl Jam todo el día. Ayer, sin poder dormir, estuvieron en mis oídos reconstruyendo y desconstruyendo la noche anterior con una lupa y unas pinzas que el mejor de los médicos cirujanos la envidiaría . Hoy siguen de banda sonora. Porque parece que a cada individuo que me araña el corazón le asigno inconscientemente una banda sonora.
También llegue a la conclusión de que no quiero tener mas bandas sonoras, no al menos por ahora... ya son demasiados los traspié, las caídas, el pensar positivo y volver a lo mismo. No entiendo por qué aquellos que ya estuvieron conmigo me dicen que soy genial, que en verdad fueron unos idiotas al dejarme ir... que desean retomar contacto, que extrañan hablar conmigo... ¿Por qué? ¿Con qué fin?. De qué me sirve saber de todos esos por los que he caído lo estupenda que soy si, cuando estuve ahí, con ellos, no lo pudieron ver?


Revuelvo lentamente dejando que el chocolate me embriague... respirando profundo hasta que la última neurona de mi cerebro comience a bailar cha cha cha. No debe ser casualidad que cuando tenemos pena recurramos al chocolate. Estoy segura que si trabajara en una chocolatería sonreiría aun mas y mis amigos imaginarios andarías super felices con la boca cubierta de chocolate. (Nota mental: Buscar trabajo en una chocolatería)

Y la canción que estoy escuchando es tan balada increíblemente desgarradora que me para los pelos. Y probablemente estaré escuchando Pearl Jam hasta que se me pasé la tontera y estaré mirando mi baño maría hasta que fuera del fuego comience a solidificarse y muy tontamente lo vuelva al calor... esperando...

Esperando no sé qué mierda porque nada va a pasar.



Y creo que como muda me iría bastante mejor, ¿me lo recordarán? La próxima vez que este enojada me gritarán "muerdete la lengua" porque nadie necesita tantas verdades. Porque no es bueno quedar tan expuesta, no? Dejar tan expuesto a otro tampoco... No, después de este silencio que lleno con canciones al azar que se me van revelando a medida que pasan los minutos.
Lo único bueno de decir todo es que no llegaré a los ochenta pensando "¿Y que hubiese pasado si..?." Siempre termino diciendo lo que siento... y lo que pienso, en las ocasiones mas inauditas, pero lo digo. Puedo ser estúpida pero nunca ciega y trato de jugar cuando alguien me interesa. Otra cosa y cuento aparte son los malditos piscinazos en pelota cuando no hay agua... pero cuando hay, ¡Diablos que se siente bien!

De un momento a otro me llega mi corona de reina de las estúpidas por correo. ¡Viene con baterías incluídas para que brille en la oscuridad! Yeiiiiiii!!!

En fin...creo que botaré este chocolate. Si lo hago chocolate caliente me tomaré las calorías. Si lo hago bombones me las comeré... y ¿qué gano con eso? Solo peso. Que mierda sentirse mal y ni si quiera poder comer chocolate como los deprimidos decentes!

Pero como esto es un blog de estudiante de gastronomía con problemas cardíacos adicta a los porrazos, les dejo una receta que me gustó por su simpleza. Su ingrediente principal lo asocio a verano, a alegría, vacaciones y sonrisas hasta el amanecer. ¿Ven que mi inconsciente va mas rápido que yo?
Ahora sé que también quiero vacaciones. Patudamente porque tuve dos semanas recién jaja!

Cocadas con chocolate:

Ingredientes:
- 4 claras de huevo
- 3 tazas de coco rayado.
- 3/4 taza de azúcar.
- 2 cucharaditas de esencia de vainilla.
- 1/4 cucharadita de sal
- 200 gr. de chocolate bitter.
* Yo le agregaría unas dos cucharaditas de mantequilla.

Preparación:
Pon todos los ingredientes, menos el  chocolate en un bol. Lleva a baño maría y mezcla durante 6 o 7 minutos (seguramente hasta que no sientan los cristales de azúcar). Refrigera por mínimo 2 horas.
Luego, haz bolitas de dos centímetros de espesor y ponlas en una placa en el horno sobre el papel mantequilla.
Hornea a 170 °celcius por entre 12 a 15 minutos, hasta que los bordes esten dorados.
Derrite el chocolate a baño maría (Ven que todo esta conectado?....tal vez no bote mi chocolate y lo use en estas cocadas! Tendré que regalarlas!) Y deja enfriar las cocadas y luego baña las bases con chocolate bitter derretido.
Extraído del libro "Las mejores recetas con Chocolate" de Editorial Nexus.

Y bueno... ya tengo el chocolate, creo que me pondré a hacer cocadas con Pearl Jam. En una de esas a Eddie le gustarían... ¿No? Manos ocupadas, cabeza ocupada... entonces el engranaje se sigue moviendo y no miro el techo esperando mi corona. Esperando algo que no sucederá. No me aleguen, ya?: seguramente empieza el Open Season de mi horno.

Los quiero!










viernes, 1 de agosto de 2014

...Si abres la olla a otro también terminas abriendo el corazón.

Ya se cumplen 3 años desde que decidí emprender este camino. Venía de vuelta a casa tras matricularme para mi séptimo semestre, pensando en todas las alegrías, las lágrimas, los cortes, dolores de huesos y quemaduras que tengo en este tiempo. ¿Vale la pena?

¡Totalmente!

Por cambios en mi horario de matrícula, también tuve que suspender mi happy hour y me quedé pensando en cuanto he cambiado yo en estos años y creo que no voy tan mal. Tengo un carácter horroroso, como me dijo una almita hoy "tu no eres una chica muy fácil de llegar" y creo que probablemente moriré siendo así. Me encantaría decir que puedo modificarme pero básicamente seré el mismo ingrediente en diferente presentación. Soy complicada, como buena leona. Tengo fortalezas como también tengo fuertes debilidades. He tenido que aprender a escuchar y también aprender a no escuchar. He debido aprender a trabajar en equipo viniendo de otra carrera en que somos lobos esteparios solitarios. La cocina es trabajo en equipo y si abres la olla a otro también terminas abriendo el corazón. Tengo un popurri de amigos increíblemente bellos de diferentes edades, tendencias sexuales que hasta escuchan reggaeton y ya no me salta el ojo; supongo que fue parte del proceso abrir mi cabezota a nuevas cosas en la vida. Antes odiaba los ostiones, ahora me gustan... ¿Quién lo diría?

Este viaje va bien, con todo va super bien.

Siento que volvía ser niña, volví a sorprenderme en la vida. De pronto todo se volvió en colores y a muchas cosas le he dado una oportunidad que ni a palos lo hubiese hecho anteriormente. Me he atrevido a jugar, a no ser tan dura conmigo, a ser increíblemente tozuda cuando quiero sacar algo adelante y también a dejar ir algo cuando  ya no tiene vuelta. Ahora doy segundas oportunidades. La cocina siempre será mi terapia, mi refugio. Cuando estoy estresada prendo el horno y ya esta! Se va el 50% de mi problema. Me despeja, me llena, me enoja en muchas ocasiones y, por sobre todo, me desafía. No es una competencia con el resto, es conmigo. Si me quedó bien algo a la primera quiero que la segunda vez quede fantástico. Soy de las idiotas que se sienta a pensar con un buen café cómo diablos arreglar una preparación hasta que le doy en el clavo aunque tenga que prepararla muchas veces e investigar otro tanto.

Vivo tentada. Paso el día pensando en qué maldad nueva podría preparar y qué ingredientes me faltan para poner las manos en la masa.

Creo que en cierta medida la cocina me devolvió a la infancia. Me llevó a creer que si sueño con ser astronauta, puedo llegar a ser astronauta. Me devolvió la sonrisa y el dormir por la noche. Cumplí mi sueño de viajar y quedé con gusto a poco... ¿Vendrán mas viajes? Ojalá. Salir con mapa en mano sin tener idea bien hacia donde voy y terminar perdida en un café mirando a las personas pasar sin prisa de mi reloj, sin la locura del engranaje... solo disfrutando la vista. Sentir que estoy perdida sin estarlo jajaa! Es una sensación bastante extraña.

Ya probé que sobrevivo ¿No? Hace tres años estoy probando vivir.

martes, 29 de julio de 2014

Dark Tuesday Chocolate Chewy Cookies.(Sin Harina!!!)

Pues como soy una cabezotas, terminé haciendo las galletas de chocolate. Partí al supermercado con una misión: Encontrar un buen chocolate en polvo amargo para mis galletas. Pasé al Jumbo y al Lider. Salí  gruñendo con el chocolate en polvo marca Copacabana porque amargo parece que el mercado ofrece tres opciones... y lo que bailaba en mi mente era un chocolate suizo, belga... algo mas intenso pero Copacabana es la mejor opción que encontré y, habiéndolo utilizado anteriormente, pues fue mi copiloto de vuelta a casa. También barajé la opción de derretir un buen chocolate amargo pero como era esta una receta nueva decidí, en pro de la humanidad, seguir los pasos de una que había leído hace un buen tiempo que llamó mi atención pues, sí señoras y señores ¡No lleva harina!
*modifiqué mi acotación respecto al glutén en tanto confirmo 100% que el.azúcar flor no la posee. Tengo mis dudas así que mientras investigo mantendré el asterisco*

Los ingredientes de la receta de estas galletas de chocolate:

-3 tazas de azúcar flor (yo ocupé marca iansa)
- 3/4 taza de chocolate en polvo amargo (yo amo el chocolate asi que incorporé casi una taza y la marca fue Copacabana)
- 4 huevos.
- 1 cucharada de esencia de vainilla (de esas si que hay varias en el mercado, la que ocupe yo fue marca gourmet)
- 1 1/2 tazas de chispas de chocolate (yo ocupe el Hershey's semi-sweet, lo encuentran en el Jumbo... y confieso tb que puse 1 taza tres cuartos...solo porque soy una adicta sin vuelta al chocolate)
* Y como nunca puedo hacer una receta tal cual, también le agregué como media cucharadita del Mix Dulce Gourmet.

¿Cómo las preparé?

Antes de partir ¡Horno! Calentar a 180°c. Voy a ir paso a paso y si tienen alguna pregunta me la dejan en los comentarios.

1-  Los 4 huevos enteros a la batidora, máxima potencia por unos 5 minutos aproximadamente. El término técnico es huevos a espumosos ya que a la vista debe parecer una espuma con textura -ya que al batirlos les incorporamos aire- Aprovechamos de incorporar la esencia de vainilla y el mix dulce gourmet.
2- Mientras espumamos los huevo, en un bowl incorporamos el azucar flor y el chocolate amargo en polvo. Yo siempre lo revuelvo hasta mezclarlos bien ya que el chocolate en polvo es muy traicionero y arma bolitas que después me cuesta mucho disolver.
3- Ya espumados los huevos, incorporo con movimientos envolventes el azúcar flor con el chocolate amargo en polvo. ¿Qué significa eso de movimientos envolventes? Es complicado de explicar pero no revuelvas la mezcla  a tontas y a locas de manera brutal como si le incorporaras azúcar al café. Lo que necesitamos es mantener esa espumosidad de los huevos por lo que tu mano al revolver deberá ir "envolviendo suavemente" los ingredientes y para ello tu mano irá de arriba a abajo con un mezquino hasta que se hayan mezclado. ¿ No entendiste nada de lo que dije y no tienes tiempo para payasadas? Pues ve y sigue mezclándolo todo en la batidora. No es lo aconsejable pero va a funcionar en menor medida pero bien.
4- ¿Qué nos queda? Las chispas de chocolate. Nuevamente las incorporas de a poco en movimientos envolventes con el mezquino ¡Por ningún motivo las incorpores a la batidora! ¡¡¡Las harás trizas!!!

Ya! Estamos listos con la mezcla, vamos a la parte complicada: Hornear a 180°c sobre un silpat (lo pueden gloogear y encontrar en Casa Ideas como por $6000 pesos). En mi bandeja de horno me cabían 9 galletas por tanda de horneada ya que debí dejar un espacio entre cada una de ellas. Mi tamaño de referencia de horneo fue una cucharada de mezcla por galleta. ¿Dónde está lo complicado? ¡Acertar al punto perfecto de horneo! Ocho minutos decía la receta vieja que tenía anotada. La saqué a los 8 y, al tratar de sacar la primera galleta se me rompió como acordeón y estaba demasiado húmeda. Tozuda de mi,  volví la bandeja al horno y se me tostaron ligeramente. Tras lanzar unos cuantos improperios, quedaron secas al enfriarse. La idea de estas galletitas es que queden mas chewy, mas húmedas por dentro asi que esa bandeja no quedó en su punto óptimo.

La segunda tanda, no tomaron un bronceado tropical pero al enfriarse seguían medias secas. Volví a gruñir entre cerrando los ojos. Mi amigo imaginario malvado estaba muriendose de la risa en el piso (el muy bestia siempre se burla de mis fracasos) en tanto la Domi, siempre tan aplicada, me acercó una silla al frente de la puerta del horno. Y ahí me senté, frente al horno observando la tercera tanda de galletas. ¿Cuándo las retiré? Cuando les vi una costra armada y levemente resquebrajada en la superficie. Ese es el punto estimados querubines: La costra agrietada!

IMPORTANTE: Una vez que se sacan del horno deben dejarlas reposar sin moverlas del silpat como 5 minutos antes de traspasarlas al lugar donden deseen enfriarlas del todo. Ese reposo haran que se enfrien pues son muy frágiles calientes ;)



Esa es la historia-receta de estas galletas. No se preocupen si nos les sale a la primera; sería mas fácil para mi escribirles la receta y decir el resultado pero todos necesitamos una guía ¿No? Llevo estudiando gastronomía 3 años y mi solución fue una silla frente al horno para no sacarles el ojo de encima. Espero que las realicen, que las disfruten en buena compañía que están para enamorar!

Los quiero!

lunes, 28 de julio de 2014

La pregunta del día.

Los seres humanos somos animales extraños. Queremos todo lo que no tenemos. Hace una semana atrás moría por vacaciones y hoy, después de mis dos cafés iniciales, revisar mi librito nuevo de gastronomía ecuatoriana me quedé mirando el techo... ¿Qué se supone que debo hacer ahora? Miré mis calcetines y decidí hacer algo útil por la vida, por mí (y por mi nana que aparece solo los sábados) y terminé desarmando mi habitación con la premisa de que la estaba "ordenando".

JA!

Luego de desordenar casi todo me senté en la cama ofuscada -aclaro que tuve que correr toneladas de cosas sobre la cama para poder sentarme-. Necesitaba un break y como siempre sucede cuando me estreso, terminé haciendo almuerzo para cinco cuando solo era yo y mis amigos imaginarios que no estaban muy felices porque los tres odian el guiso de zapallitos italianos.

Y obvio, no se los hice con papas fritas. ¡Que herejía mas grande de mi parte! Tres enojados que se negaron a comer y me dejaron sola en mi pregunta del día" ¿Qué hago ahora?"

Me di vueltas. Me fui al gimnasio. Volví a casa pensando que llegaría activada para concluir mi desastre pero acabé buscando recetas de galletas de chocolates. Soy una obsesiva compulsiva de la comida y para rematar, terminé con las narices metidas en el libro La Cocina y los Alimentos porque no sé que hacer con mis vacaciones! ¿Qué hago con todo mi día? No me había dado cuenta lo mucho que me tenía absorbida la U que me sacan de ese ambiente y me siento desorientada. Debería estar en la playa o no sé...reactivando la economía en un mall. Y mientras escribo pienso en esas infames galletas de chocolate que tengo ganas de experimentar ahora que tengo tiempo porque claramente ¡debo tener un daño mental de aquellos!

Solo yo puedo estar con una enciclopedia de los alimentos... Y ojo que no capto un cuesco de química!

Supongo que fue un semestre demasiado intenso y mi cabezota necesitará unos días para bajar las revoluciones a nivel "limón soda". O tal vez algo de lo que dijo uno de mis profesores se clavó como una astilla en mi materia gris con eso de que había una deuda histórica de mujeres chilenas chefs en importantes restaurantes del mundo. Quizás por ello hoy me puse a estudiar... pese a todo lo que rabié durante todo el semestre, él tiene el don de llevarme al límite. Porque cuando creo que no puedo mas, me plantea un nuevo desafío y vuelta a rabear, trasnochar, reír y llorar.Y no creo ser tan buena para cumplir una deuda histórica pero no me hará mal repasar y aprender mas cosas de las que, en teoría, manejo. Al menos para dar la cara por las féminas, no? Ya que estamos en tanta desventajas por ser mujeres, por la edad fértil y todo lo que ello implica, al menos que me vean con matería gris funcionando con ganas de superarme debería sumar algunos puntos a mi favor.

Espero.

Supongo que sería mas fácil encaminar nuestros pasos si supiéramos el final que nos espera, sin embargo, quitaría  dramáticamente la sal y el azúcar a nuestra existencia porque es ese desconocimiento lo que nos fuerza a hacer una enormidad de cosas por ser mejores. El no saber me permite pensar en ser algo.
Que loco es que me pueda construir porque ignoro mi final!

(Si, mientras escribo sigo pensando en las endemoniadas galletas) La cosa es que tengo un tercio de libro leído, una habitación a medio armar, un semestre recién cerrado, una matricula nueva pendiente, toneladas de cobranzas de "esta-vez-si-nos-juntamos-por-unos-drinks", una ida a la peluquería, decidir que rayos haré para mi cumpleaños, ayudar en un albergue de gatitos, preparar mi primera clase de pastelería y decidir mundanamente si me pintaré o no las uñas como acto de rebeldía en plenas vacaciones.

Y dejar de pensar en galletas...o en mi torta de cumpleaños... y en cómo decorar unos popcakes.

A estas alturas de mi vida debería saber dejar mi cabeza en blanco sin estar cocinando... Meditar... pintar mandalas...

Al menos sé que estoy en el camino indicado porque hacer aquello que estoy estudiando hasta en mis tiempos libres simplemente por la alegría que me reporta, es maravilloso!

Harina... huevos... chocolate...vainilla... mantequilla...
Nueces? almendras?
Con relleno?

Ayyyyyy!!! ¿Qué se supone que debo hacer ahora?










sábado, 5 de julio de 2014

Receta de Chocolate Caliente (Especiado).

No sé por qué los sábados despierto tentada. Debe ser porque mi vida de nómada estas últimas semanas me ha tenido algo alejada de la cocina que, de pronto, al despertar en mi cama, empiezan a cruzar muchas ideas malvadas de qué hacer con las horas que tengo por delante. Hoy mi obsesión fue el chocolate caliente. Aclaro que este particular brebaje nunca a sido santo de mi devoción. Me trae recuerdos de cumpleaños infantiles con vasos plásticos llenos de un humeante mal chocolate caliente en polvo con, a veces, exceso y otras veces nada de azúcar y cero cuerpo. Yo deseaba probar hoy ese chocolate espeso que te revoluciona los latidos... Ya saben, ese chocolate amargo que sabe a pecado y da lo mismo que te autorepliques que el próximo encuentro con la eliptica será doble, lo vas a probar. Y no solo eso ¡Lo vas a adorar!

Entonces empecé a investigar... Yo tenía de referencia mis tazones de chocolate caliente con churros españoles que, tengo que confesar, causan una extraña y perversa adicción. Entonces partí el café mañanero con internet buscando y buscando recetas. Habían unas muy básicas de cacao en polvo y agua, cacao en polvo y leche mas azúcar pero no necesitaba ser una experta para concluir que esa linea de recetas no me llevarían mas que a mis horrorosos recuerdos de chocolate caliente de cumpleaños. Segundo café y mi ampolleta se prende! Averigué que los españoles lograban esos maravillosos tazones con mi adicción gracias a unas tabletas de chocolate especial que llaman "chocolate a la taza" que trae también algunos espesantes aparte del cacao y ahí, voilà la textura! ¡¡¡Ese era el secreto!!!

Yo no tenía a mano esas tabletas.
 ¡Y yo quería mi tazón de chocolate!

Mis opciones para espesar - de acuerdo a lo visto en clases y en consideración al stock en mi despensa- eran básicamente cuatro:
- Yema de huevo.
- Crema.
- Maicena.
- Harina.

Huevo no le pondría ni a palos. La leche que ocupo para mis cafés es descremada asi que mi idea flaqueaba raquiticamente en este punto; necesitaba si o si dar textura. Crema sería una bomba de calorías  (y si señores, uno también piensa en ello cuando cocina!) y la harina pues, ni hablar! Opté por la maicena. Ahora solo me quedaba dilucidar si quería chocolate solo, especiado o con malicia.

¡Especiado!  Ya pensaría lo de la malicia.


Nuevamente investigar. Porque por instinto para mi danzan perfecto el chocolate con la vainilla y con canela. Pero quería mas. Quería bailar con los sabores ¡Quería el gran y poderoso tazón que hiciera llorar a los otros chocolates calientes!

 Tercer café y ya sabía mas menos que música tendría mi fiesta privada:

- Cardamomo: solo una pizca porque no queremos que el chocolate sirva de descongestionante nasal. El cardamomo en su dosis justa permite resaltar los sabores del chocolate y potenciar sus notas.
-Nuez moscada: Según leí hace un tiempo atrás, quita ese efecto empalagoso del chocolate, nuevamente en su justa medida. O sea, no te pongas a rayar como loco nuez moscada. Solo una pizca, tipo pizca de deditos de bebé.
-Vaina de vainilla: ¿Si los aztecas ya la ocupaban para realzar el sabor del cacao por qué yo no? Adentro media vaina loca.
- Media rama de Canela: Otra muy buena combinación que los mexicanos conocen desde hace muchísimo tiempo.
- 2 Clavos de olor: esta fue de tincada... si la canela y el clavo de olor quedan bien en mi navegado ¿Por qué me debería fallar en el chocolate?
- Zeste de Naranjas: Para aromatizar esta dupla es inseparable!
-Anis estrellado: Solo lancé una estrellita depositando toda mi fe en ella; su dulzura y su aroma fue una apuesta que no pude resistir.

¿Ya te tentaste? Si la respuesta es si, . vas a necesitar:
- Una olla.
- Un batidor manual (si no tienes, dale con una cuchara o tenedor)
- Una taza para medir.
- Un tazón para servir.

Es ahora cuando mis amigos imaginarios empiezan a dar saltitos en el aire porque llegó el momento de ejecutar el experimento. ¿Qué ingredientes necesitas para jugar con nosotros?

- Medio litro de leche descremada. No seas como yo y usa la entera si tienes esa en casa. Seguro que da aun mejores resultados!.
- Calculo entre unos 150 a 200 gr de chocolate bitter marca Belcolade (Si confieso que lo hice al ojo!). Insisto que esa es la marca que yo adoro pero si tienes otro en casa, bienvenido sea. Lo importante para mi es que tenga un buen porcentaje de cacao y que sea amargo para que el chocolate no me hostigue al primer sorbito.
- 1/3 taza de azúcar. Pensé en poner endulzante pero ya le haré variaciones, Vamos primero tanteando terreno. Si eres de aquellos tolerantes al azúcar, este es tu item! Incorpora cuanto creas que es necesario según tus gustos.
- Todas las especias mencionadas anteriormente!!!
- 2 cucharaditas de maicena.

Yo me dejé llevar, saben? Puse la olla al fuego con la leche, el azúcar y las especias. Esperé a que hirviera para que éstas últimas liberaran sus aromas a la leche y la saqué del fuego. Filtré la leche para retirar las especias e incorporé rápidamente mis preciosas monedas de chocolate Belcolade cual Golum revolviendo sin parar hasta que comenzaron a derretirse. ¡Para ese entonces mi corazón daba saltitos de felicidad!. Nuevamente puse la olla a fuego bajo y revolví hasta que tomó temperatura para luego, incorporar la maicena disuelta en un poco de agua. Revolver sin parar hasta que tome textura y listo, señoritas, señores y amigos imaginarios! ¡Chocolate caliente!



Lo serví en mi tazón de chocolate y toqué el cielo. ¡Me encantó! Había pensado decorar con crema chantilly pero de verdad que no fue necesario. Espero que se motiven, lo intenten y me dejen sus comentarios. Increíble para este frío invierno.

Los quiero!