sábado, 29 de noviembre de 2014

Receta de quinoa con leche dulce!!!

Hay formas y formas de partir la mañana de un sábado. En mi caso, usualmente parten a eso de las 06:30 am o antes con el inicio del amanecer y esos pajaritos –odiosos pajaritos- cantando a todo volumen. ¿Cuál era la glándula sensible a la luz solar? ¿La Pineal? No sé como recuerdo tantas cosas locas pero sé que había una glándula en nuestro cuerpo que era la que, en gran parte, regulaba los ciclos de vigilia-sueño de acuerdo a la luz solar. Mi glándula es extremadamente fotosensible. Se activa al primer rayito de sol.

Así que, antes de las 9  am. yo ya había limpiado la cocina, le había llevado desayuno al Gato a la cama, había limpiado parte del living-comedor y de pronto me acordé que no había tomado desayuno y que debía una receta.

Desde el martes pasado partimos en taller con un ciclo de comida chilena y uno de los grandes descubrimientos de la semana fue este sencillo postre de quinoa con leche y frutas. Al empezar a prepararlo, siguiendo las instrucciones de una compañera a cargo, me lo imaginé inmediatamente como desayuno: un buen desayuno lleno de vitaminas y calcio que podría reportar un buen volumen de energía para arrancar la mañana (y claro! Con un café, obvio!).

Básicamente mi compañera me pidió que lavara muy bien la quinoa y  la cocinara con agua. Para los que nunca han cocinado quinoa, hay dos cosas que deben saber: La primera es que la quinoa tiene un compuesto llamado saponina que se logra eliminar de ésta lavándola, con ayuda de un colador, con abundante agua fría. ¿Cómo? Así tal cual, ponen la quinoa cruda en un colador y lo dejan bajo el agua fría moviéndola bastante hasta que el agua bajo ésta sale clara. Cuando lo hacen, distinguirán que pareciera tener jabón pero esa es una característica de la saponina al entrar en contacto con el agua. Si no la lavan bien lo sabrán de inmediato al probarla cuando este cocida ¡Estará amarga! así que la lavan a conciencia moviéndola bien en el colador. Y dos, ¡Es muy parecida al arroz! Esto por cuanto, por una taza de quinoa se requiere dos tazas de agua hirviendo en su cocción.  Entonces, en una olla, depositas la quinoa lavada, le agregas el doble de agua –dependiendo de la medida que ocupes- y ya esta! (Este procedimiento lo hago para quinoa dulce, en salada para el que quiera le daré alguna receta y otro procedimiento)

Entonces, mientras se cocinaba la quinoa en la olla (tarda 20 minutos aproximadamente, al igual que el arroz), piqué piñas, mango, plátanos y tunas en brunoise –pequeños cuadraditos- ya que este postre es representativo de la zona norte de nuestro país y había que ocupar las frutas de la zona. Doris, mi amiga imaginaria aplicada, dijo con tono petulante que el plátano no era de cultivo chileno pero que más da, es lo que llegó en la canasta. Le saqué la lengua y seguí picando. Ofendida ella me graznó que seguramente la piña con su acidez haría corto circuito con la leche evaporada que le incorporaría más adelante. Me acerqué a mi compañera a cargo y le manifesté mi temor pero ella dijo que todo saldría bien. La primera pista del inminente error debería haber sido la sonrisa de lado a lado de mi querido amigo imaginario malvado que me observó fijamente en tanto  jugaba a disminuir la temperatura del horno para que todas las preparaciones tardaran mas de lo debido. (Creo que le complace ver adrenalina en los pobres cocineritos corriendo por el taller al ver que nada esta cocido aun)

Para cuando terminé de cortar la fruta, la quinoa ya estaba lista. La coloqué en una budinera repartiendola para que se enfriara mas rápido. En tanto eso sucedía, mezclé lo que mi compañera me dijo para finalizar la preparación: Leche evaporada y azúcar ¿Cuánto? Pues para que se hagan una idea hasta este momento llevamos: una taza de quinoa cruda, dos tazas de agua hirviendo, unas  5 tunas, un mango, una taza de piña y unos dos plátanos. Cuando la quinoa se enfría, se mezcla con la fruta picada, se le incorpora un tarro de leche evaporada y azúcar a gusto… dado que las frutas empleadas en esta ocasión eran bastante dulces no le incorporé tanto ¿Habrán sido unas 5 cucharadas? Queda muy cremoso y fresco al paladar peeeero sucedió lo que Doris advirtió: Al momento de que el curso degustó la piña dejaba un pequeño amargor en la boca. Era muy sutil pero lo identifiqué inmediatamente. Al cabo de una hora el amargor ya era imposible! Tuve que eliminar la preparación.

Si, ya sé que les conté mas la historia que la preparación pero aquí va el resumen:
-        1 taza de quinoa.
-        2 tazas de agua hirviendo.
-        Frutas a elección.
-        1 tarro de leche evaporada.
-        Azúcar a gusto.

Como algunos saben, ando en plan de régimen y nula-nivel-crítico de vitamina D y este postrecillo tenía pinta de mi futuro desayuno: Es una buena fuente de energía, tanto la leche como la quinoa tienen buenísimos niveles de calcio y, con un poco de suerte, no termino con raquitismo a corto plazo jeje!  Así que, como no quedé nada contenta con el efecto de la piña y quería ver si conseguía una versión light, hace unos días en la noche me motivé a dejar preparada mi quinoa para que estuviera lista para comer en la mañana. Obviamente, tenía que variar la preparación porque ya saben lo que dicen por ahí… ¿no? “echando a perder se aprende” y “el que no se arriesga no cruza el río”. Así que nuevamente me lancé en picada!

Vamos con mis ingredientes y cómo la preparé:

-        1 taza de quinoa.
-          tazas de agua hirviendo. /Si la quieren un poco mas seca, incorporen 1 3/4 tazas de agua hirviendo.
-        Un vaso de unos 200 cc de leche blanca descremada.
-        Zeste de naranjas.
-        1 vaina de vainilla.
-        Endulzante.
-        Frutas (plátano, moras, frutillas, arándanos...)
-        3 cucharadas de yogurt natural sin azúcar.
-        Canela para decorar.


Paso I: Lavé la quinoa con abundante agua y la coloqué en la olla junto con el agua hirviendo y la leche, el zeste de naranjas y la vaina de vainilla. (Si el arroz con leche parte también con leche en la olla, se debería poder hacer lo mismo ¿No?) Cocinar por 20 minutos. Retirar y depositar todo en una fuente, endulzar a gusto con el endulzante –el que emplee es líquido ya que es más fácil de disolver- y llevar al cabo de un rato al refrigerador hasta la mañana siguiente (o hasta que enfríe mis pequeños impacientes jajaja!)

Paso II: A la mañana siguiente y, con mucho cuidado de cortarse un dedo por el sueño, cortar el plátano, las frutillas, incorporar las moras y los arándanos y llevar al pocillo elegido para desayunar. Incorporar a la fruta unas cuatro cucharadas que quinoa o las que desees para desayunar, rectificar dulzor (al golosin que le guste más dulce puede incorporar mas endulzante) y finalmente, para aportar mayor cremosidad que, por ocupar leche descremada, no obtuve tanto como si sucedió con la leche evaporada, incorporé 3 cucharadas de yogurt natural al cual también le incorporé unas gotitas de endulzante y decoré con canela.



¡Desayuno listo y solo me tomó 5 minutos en la mañana porque piqué la fruta! Ni rastro de amargor con las frutas que elegí asi que misión cumplida en todo sentido. Y, como me quedó quinoa, hoy hice una nueva variante incorporando a la quinoa, un plátano, yogurt natural y coco tostado ¡Una delicia!



Espero que se atrevan e intenten este postre energético, ya sea en su variante calórica o light ¡Seguro que les encanta!


jueves, 20 de noviembre de 2014

Y si resulta fantástico?!!!

Dicen que el hombre es un animal de hábitos. (Buenos o malos hábitos pero hábitos al fin y al cabo). La RAE define hábito como Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas”. Como animalitos que somos – si, no lo nieguen!- repetimos ciertas conductas en nuestro día a día. Si me observo con buena lupa, en cuanto me despierto, me voy a la ducha. Aprendí desde pequeñita dos cosas de mí: una, no servía de nada que volviese a intentar dormir porque no funcionará y dos, que ese intentar dormir cinco minutitos más, solo me causa estrés por no poder lograrlo. Tengo el hábito de llevar un café mañanero en un mug en el auto y bebo otro en cuanto llego a la universidad. Tengo tantos hábitos que hasta me he sorprendido descubriendo que, usualmente, manejo por las mismas pistas de las calles entre casa y la universidad (esto también es gracias a algunos “eventos” en el pavimento, por no decir cráteres).

Algunos prenden la tv por la mañana antes de salir al trabajo, otros no pueden salir sin antes haber engullido una tostada con mantequilla. Quizás nuestros hábitos son la forma de dar orden al caos.
¿Y dónde está la parte de cocina en esto? Pues ayer, producto de una conversación sobre sabores de helados, me quedé pensando en mis hábitos de consumo. Si señoras y señores, todos los tenemos. Y es que cuando voy a una heladería siempre pido un sabor que ya conozco y uno que no haya probado. Me gusta esa pequeña oportunidad de encontrar un nuevo sabor en la cucharita que me sorprenda, que me haga sonreír. Mi interlocutor manifestó que siempre pedía el mismo sabor de helado desde que tenía uso de razón y fue entonces cuando me quedé pensando si mi conducta era normal o no. ¡Porque repito esto mismo siempre en todo tipo de comidas!; si ya sé que me gustó el tacu tacu de camarones en mi adorado restaurant peruano, pido algo diferente la siguiente vez para ir investigando la carta. En sushi es igual; pido uno que me encante y otro nuevo solo para probar suerte y ver si me sorprendo.

Si no me gusta ya sé que nunca mas lo pediré pero... y si resulta fantástico?!!!

Hace mucho tiempo atrás leí un estudio que decía que era muy difícil introducir nuevas marcas en el mercado chileno de la comida. Esto por cuanto los chilenos somos muy fieles a nuestros hábitos de consumo. No cambiaríamos la eterna coca-cola por una nueva bebida que por muy buena pinta que tuviera si se veía demasiado nueva en el escaparate. No, lo conocido es bueno así que zas! Coca-cola al carro. ¿Por qué ya no están bebidas como la cherry-coke? ¿La guaraná antártica?... demasiado nuevas? ¿Y qué me dicen de la mirinda o la otra de 7-up? Porque solo las encuentro en un cine. (Demasiado sospechosas para cambiarlas por la bebida de los osos polares???)

Así que les dejo la pregunta del millón: En una heladería ¿Piden siempre conocidos o  nuevos sabores? 

Solo para saber, por simple curiosidad.


Los quiero!

domingo, 16 de noviembre de 2014

Como nos gusta pecar y cuando lo hacemos, lo hacemos muy bien... Receta Leche Asada!

Recuerdo que la primera vez que la preparé tenía unos doce, trece años. Como soy de familia grande pensé “con un litro no es suficiente” y preparé dos litros. El resultado de mi cálculo fue ocupar casi una bandeja de 20 huevos de una patada y un reto enorme de parte de mi padre de  índole “¿en qué estabas pensando al hacer un postre tan calórico?!!!”. Obvio, cuando gritó se puso colorado como una granada y yo solo pensé que quería intentarlo.
Pese al reto estaba hiper feliz cuando saqué la fuente del horno! Ahí estaba con una costra dorada maravillosa y podía ver como subían las burbujitas del caramelo que había depositado en el fondo antes de vaciar la mezcla en la fuente por los costados muy calientes. Amazing!!! Honestamente, cuando la tuve en mis manos ya preparada, me olvidé de los millones de huevos y el azúcar que había empleado.

Había hecho mi primera leche asada.


Hoy mi jardinero llegó a las 7:30 am. Lo quise matar mientras, resignada, me dirigí a la cocina en busca de café. ¿A qué ser humano  en sus cabales se le puede ocurrir llegar a esa hora a cortar el pasto?. Me arrastré de vuelta a mi cama lanzando maldiciones. Al rato tuve que salir a buscar a mi nana bella que solo me ayuda el sábado con esto del aseo profundo que-no-me-gusta-tanto y nos entretuvimos en el super llenando un carrito mientras esquivábamos tobillos ajenos pensando en qué cosas ricas debía preparar para el cumple de mi mamá.
En cuanto puse un miserable dedo en casa, mi papá me informa que venía una tía y su hijo a almorzar. Creo que fue el equivalente a un vaso de agua con antiácido mi nivel de furia!

       -       “¿Por qué no me llamaste?, estaba en el super! Podría haber traído algo más!!!”
       -        Ah no sé, no se me ocurrió.

      Me  fui a la cocina pensando que el día que conozca un hombre detallista me arrancaré los dientes con una cuchara para que duela lo suficiente y me entretenga un buen rato. La pregunta del millón: ¿Qué hacer con este famoso almuerzo?!. Porque claro, él no se estresaba porque me dejaba a cargo. Y yo no sabía si dejaba bien puesto los tenedores familiares con mis provisiones.

Partir por el postre siempre es una sabia decisión. Tenía frutas, chocolate, huevos, leche y mucha harina. Pensé en realizar un postre con piña caramelizada y una mousse de frambuesas pero de pronto me vi mas complicada con los tiempos de lo que debería. En teoría, tenía dos horas para un almuerzo de seis y yo seguía pensando en boludeces al cuadrado.
Así que opté por lo sano. Por ganar tiempo y lo que se me ocurrió fue mi postre de los 12 años: La leche asada. El que diga que es un postre bajo en calorías es re tonto! Es un postre en base a leche con una alta cuota de huevos y caramelo. Pero como nos gusta pecar y cuando lo hacemos, lo hacemos muy bien, aquí les dejo la simple receta para que se vayan al infierno conmigo!

¿Qué vamos a necesitar?

Pues mis medidas fueron para 7 porciones generosas. (Mi familia no come poquito). Desde ya advierto que están en consideración el cómo lo hice yo y como me lo enseñaron.

   - 1 litro 200 de leche blanca (yo ocupé descremada y funciona igual pero con leche entera ahí si que va de pelos!)
   -       Una vaina de vainilla. Esencia de vainilla tb funciona .
   -        8 huevos. (En teoría y según me enseñaron, por cada 200 cc de leche van dos huevos… o sea que también esta receta podría haber llevado doce huevos para la cantidad de leche que utilicé…! Con ocho huevos me funcionó perfect y mis comensales siguen vivos jiji!)
   -        Azúcar: Aquí nos complicamos la existencia porque por cada 200 cc de leche deberían ir aproximadamente unos 45 gr de azúcar. Pero como hoy andaba rebelde. Lo hice “al ojo”. Para que no se estresen, en el paso 2 que está más abajo, incorporen azúcar hasta que les guste. Es tu leche asada, si te gusta dulce pues la endulzas mas y si no, menos y ya está.
   -        Azúcar para caramelo. La receta básica que me enseñaron en gastronomía son 120 gr de azúcar cada 50 cc de agua pero ya adivinarán que también lo hice sin pesar y solo vertí azúcar y agua en un sartén y al fuego hasta que tomó color.

¿Cómo se prepara?

Paso 1: El primer paso es  siempre prender el horno. Esta vez lo queremos a 160°c. Luego nos vamos de lleno a preparar el caramelo como  lo indiqué en el párrafo anterior y, cuando está listo, verter éste con mucho cuidado en la fuente o budinera que deseen ocupar (Cuidado extremo con el caramelo que son las peores quemaduras de la vida!)

Paso 2: mezclar en una olla la mitad de la leche con el azúcar a gusto -o siguiendo la proporción clásica de gramaje de azúcar indicada más arriba- mas la vaina de vainilla o esencia.  A mí me gusta más la vaina aunque es muchísimo más cara pero su aroma y sabor es delicioso. Retirar del fuego cuando los cristales de azúcar están disueltos (¿Cómo sabes eso? Simple, al probar con una cucharita, no los notarás en el paladar)

Paso tres: ¿Se acuerdan que solo llevamos la mitad de la leche a la olla? Pues con la otra mitad y con ayuda de un batidor, mezclaremos los huevos con el resto de leche y lo pasaremos todo por un colador para retirar la chalaza del huevo. Una vez que esté tibia nuestra otra mitad de mezcla del paso dos, uniremos ambas porciones y retiraremos la vaina de vainilla. (La leche de la olla debe estar tibia: No queremos huevos revueltos en leche con azúcar!)

Paso 4: Llevar toda la mezcla a la budinera, verter, y llevar al horno. Sacar un buen libro y esperar entre 45 minutos a una hora y cuarto dependiendo del horno y ya tendrán su leche asada!!! (¿Cómo saber cuando está lista? Pues para mi la forma más fácil es mover suavemente la fuente; si no se mueve mucho ya está lista. Y para re asegurarme de mi decisión, levanto un poco la costra con ayuda de una cuchara pequeña y saco un poco con mucho cuidado)

¿Difícil? Para nada! La harán muy rápido! Si no tienen pesa y no tienen como ver el gramaje de la azúcar, recuerden que la proporción clásica es por 200cc de leche, dos huevos. El azúcar va por gusto del cocinero. Si recomiendo no ser muy desmedidos con el azúcar de la mezcla ya que deben tener en consideración que lleva caramelo y que éste también endulzará el postre.

Ojala se animen y la preparen! Si lo hacen, etiquétenme! Para ver sus creaciones.
Los quiero!!!

Aquí les dejo una foto del postre de hace un buen tiempo. Al de hoy no conseguí tomar foto. Comimos muy rápido jeje!






P.D:  Para que no se destrocen los dedos sacando el caramelo del sartén u olla donde lo hayan preparado, cubran con agua caliente y dejen al fuego. Verán que tras hervir unos minutos el caramelo se disuelve y cuesta muchísimo menos limpiar

martes, 11 de noviembre de 2014

Brillando en la oscuridad.

Domingo:

 Fue una de esas mañanas es que entrar a un baño luminoso me hizo retorcer todos mis pecados de los últimos meses. No sabía si necesitaba un gatorade o mas horas de sueño.... ¿O un desayuno de campeones?   Agua por montones!!!
Veinte minutos mas tarde manejaba pensando que si o si debía partir a la Filsa; aun en coma, aun cuando la luz taladrara mis ojos  debía ir en busca de mi costosa obsesión:
Libros de cocina!

Hay cosas que aun no sé hacer. Una de ellas es saber cómo llegar en auto a la Estación Mapocho así que me fui con muchos amigos en el metro igual de acalorados que yo. Puedo mentir y decir que fue un viaje placentero.
Puedo mentir aun más y decir que me fui sentada todo el trayecto.

Llegué allá a la hora de almuerzo pensando que todos se marcharían en busca de un plato contundente pero, obviamente, no podría haber estado mas equivocada. El primer golpe bajo fue la fila para la entrada! Estoy casi 100% segura que me dormí de pie por unos cuantos minutos entre el calor y la falta de oxígeno.

¿Se han detenido a ver las reacciones de un niño en navidad? Así lucía yo cuando logré ingresar. Tracé rápidamente un plan de recorrido con la misión de buscar buenos libros. Y es que con el tiempo vas entendiendo que encontrar un buen libro de gastronomía cuesta mas que dar de lleno con un vivaracho disfrazado de  zombie camino a una marcha. Al principio me dejaba encandilar por los colores... las fotos... algunos montajes que me parecían absolutamente modernos a kilómetros interestelares de mis pobres conocimientos gastronómicos. Y mientras escribo a la 1 am.  los observo a mis tres libritos de esa índole en una de mis repisas  y reconozco que les tengo un cariño enorme aunque en contenido sean mas bien pobres que buenos. Huelen a esperanza, me retrortaen a una época de ingenuidad casi total.
Con el pasar de los semestres de estudio fui aprendiendo que menos fotos y mas contenidos era mas que bienvenido.  Que inevitablemente en cocina se cae a la química y que, de ahí a las tazas de café para tratar de entender un proceso, hay solo un paso: Hacia la cafetera. Las fotos, las locas ideas inspiradoras las obtengo de una fusión alocada entre Pinterest e Instagram y una gran cuota de mi cabezota de estambres. Lo que quiero ahora es responder toneladas de "Por qué". Por qué pasan algunas cosas.
Es una glotonería de conocimientos.


Lunes:

Pretendía escribir pero me torturé todo un día con un endemoniado trabajo de Evaluación de Proyectos. De hecho pretendía seguir mi relato de la feria del libro pero creo que iré por una ensalada y a dormir.
¡Ah! Fui a ver a mi matasanos y tengo una lista mas larga de exámenes  que los chicos malos del Viejo Pascuero para realizar el jueves. No me hablen ese día; en ayuno desde las 8 am y mi examen es a las 16:00... obvio que morderé.
Notificados!


Martes:


  ¡Creo que embrujaron mi cama! No recuerdo cuando me quedé dormida y desperté con el pote plástico de mi ensalada de la cena del día anterior en mi almohada a las 6 am.

¿Saben lo que es que un trabajo no acabe nunca? Solucionábamos un problema y emergían 3 más. Dos expresos dobles y una energética gigante y seguía mirando la pantalla con ojos como platos. A medio día ya figuraba despeinada y eso que de verdad intenté domar mis rizos en la mañana. Y es que me tomé la cabeza mas de la cuenta a dos manos. Del maquillaje ni hablar. Mañana presentamos el proyecto de una empresa creada con paneles fotovoltaicos y no sé si mi profesor se va a reír de nosotras, si le irá a gustar, si le saltará el ojo y nos zumbará a preguntas para demostrar nuestras falencias. Llegué a casa arrastrando la cartera. ¿Relato de feria del libro? Blah! Solo para zanjar ese tema diré que de los 4 libros que compré ese día dos están relacionados con gastronomía que pretendo devorar cuando... pues, cuando pueda dedicarme a estar en el pasto sin hacer nada.
Las horas pasaban y lo único que cambiaba era las almitas que pululaban en nuestra mesa como lindas lunas en torno a un planeta. Porque desde las 9 am hasta cerca de las nueve de la noche yo seguía ahí. Estoy convencida que, con dos horas mas al día, pasaré a ser parte del inmobiliario de la U.

Tal vez así me subvencionen las energéticas jiji!

¡Encuentro tan entretenido hacer un proyecto, crear una empresa!  Pero rayos que me saca canas verdes la parte numérica. Encuentro muy interesante tener una idea y hacerla real; cranear de a dónde sacar los fondos, tener una idea loca e intentar por mil caminos llegar a puerto. Entonces los detalles van armando el todo y luego se transforma en una carrera con obstáculos en un tiempo determinado.
Solo queda seguir corriendo y que el profe no se ria ni diga lo peor que nos podría decir "Me han decepcionado"

No ahondaré en esa posibilidad. Pensamientos positivos!


Creo que ando sobre revolucionada entre este trabajo y los otros dos que aun me quedan para la semana, la búsqueda de tercera práctica, el pasado de telas de araña, pedidos varios, planes de escapar de Santiago, casitas de navidad e hilos rojos  que me quedo mirando al mas allá viendo que todo se va desenredando lentamente. Y yo lo quiero todo ahora pero las cosas bien hechas toman su tiempo.

Tiempo.

Siempre pensamos que tenemos mucho tiempo por delante. Nunca tenemos tiempo ahora.

Supongo que necesito abrazar un árbol... dejar de pensar en variantes, en múltiples posibilidades, en platos de la Isla de Pascua mezclados con retazos de sueños.
Si no estuviera tan cansada me pondría a derretir chocolate a baño maría solo por el aroma. He escrito tantas cosas que se me arrancan de este tonto músculo propulsor de sangre con ese aroma...

Esta semana la banda sonora a sido Staind, debe ser por eso que ando media oscilante como un vil péndulo.




'Cause it's always raining in my head
Forget all the things I should have said