“Hay una cosa que se llama
tiempo, Rocamadour, es como un bicho que anda y anda”
Con insomnio. No sé si el restaurant me tiene los horarios cambiados o
yo decidí cambiarlos por él. Miro la hora y sé que en una hora más ya debería
dormir. Una hora. Una hora que me da vueltas porque va a ser un año de luz.
Hace un año hablé con Fran aterrorizada en el andén del metro Hernando de
Magallanes. Fue la peor charla motivacional de mi vida y solo me aferraba al
celular como si la vida se me fuera en ello. Lloré. No sé si te diste cuenta.
Dejé que las lágrimas brotaran para liberar mi garganta de ese maligno
pensamiento “¿Abandonaste Derecho y peleaste contra el mundo por esto? ¿¿¿Por
esto???!!!” Flash. Llegando a casa. Ni el metro ni su millón y medio de
usuarios me lograron sacar la madeja de estambre que sentía en la garganta y mi
mamá me miraba con ojos expectantes mientras mi cartera se deslizaba sola de mi
hombro a la mano tras cerrar la puerta. Me observaste esperando que te relatara
la famosa charla obligatoria. Yo tenía los nervios envueltos en llamas. Flash. Mi
papá convenciéndome entre arrollados primaveras y decoración china que diera el
grado en tanto los ojos se volcaban en agua y mis manos delataban
horrorosamente la hipotética firmeza de mis palabras. Flash. Matriculándome.
Saltando al vacío sin red. Flash. Esperándolo en una fiesta, pensando que no
llegaría hasta que lo vi y la tierra fue cielo y el cielo un océano en el que
me podía sumergir en una noche de verano. Tomó mi mano como siempre lo hacía
mientras nos dirigíamos al bar y le conté que tenía miedo. A borbotones logré
armonizar las letras hasta confesar que estaba aterrada. De lo conocido a lo
desconocido ¿Y si no era buena?, ¿Si no me gustaba?, ¿Qué tal si perdía la
batalla con haber puesto apenas un par de pisadas en la arena?. Me hiciste
mirarte a los ojos y me dijiste que me tenías toda la fe del mundo y me
arrancaste una tenue sonrisa mientras apretaba tu cruz. Flash. Primer día
increíblemente perdida sin saber si me debía disfrazar antes de entrar a taller
o una vez adentro nos dejaban unos cuantos minutos para cambiarnos hasta que
noté que todos los de más arriba lucían sus atuendos en tanto parloteaban animadamente.
Corrí a cambiarme sin saber si quiera como amarrar-abrochar algunas cosas.
Flash. Algún día de noviembre bajo un naranjo almorzando nuggets fríos y duros
del Santa Isabel. Agotada. Feliz. Nerviosa por la siguiente prueba de matemáticas. Flash.
Esperando hielo en enfermería en casi pleno verano. Flash. Frio, parajes
indescriptibles entre lluvia y verde. Flash. Almorzando en el casino antes del
primer servicio de restaurant. Diez minutos más tarde vomité lo que me quedaba
de alma junto con el almuerzo. Flash. Cruzándome en el pasillo con Mery antes
de una prueba. “Te irá bien” le dije para calmar sus nervios de primer semestre.
Sonreíste, nerviosa pero sonreíste. Flash. Primera crisis Warner por nutrición.
Flash. Entrando a ingles a las 08:20 con mi tazón de café. Dos alumnos más en
la sala. Flash. En clase de prevención de riesgos con Lore al lado rogándome
que parara de tiritar de frío. Lo siento Lore, siempre tirito. Flash. Sonreír
ante mi pollo relleno de duxelle. Flash. Con Pili y Moni peleando para que no
nos apaguen la luz de la cafetería tras humeantes vasitos de café. Flash.
Pensando si hacerlo o no hacerlo mientras estudiaba para una prueba de
tecnología. “Ahora o nunca” pensé y salí en su búsqueda. Flash. Agarrar una
budinera con fumet de pescado desde la parte superior del horno y volcarla
sobre mí estando caliente y bastante mal oliente. Flash. Intentar estirar la
masa de mil hojas en el mesón sin resultados. Estirar aun más y ver negro. Parar
de uslerear , aferrarme al mesón hasta que recobré la vista y seguí uslereando
ante la pregunta gravitante de mi profesor “¿Se siente bien?” Flash. ¡¡¡Au-Tito!!!.
Flash. Llegar nerviosa el primer día de restaurant y limpiar todo cuarto frío
cual quirófano. Flash. Correr. Flash. Armar mi primer tiramisú en el restaurant
sintiéndome la mejor chef del planeta. Flash. Pruebas finales. Flash. Pantalla
brillando con todos mis ramos pasados. Flash. Reír, cantar, llorar de rabia,
volver a reír. Flash. Trabajar. Flash. Dormir. Flash. Bailar con una piscola en
la mano. Flash. Agarrándome de la cortina del baño para evitar que el resbalón
me invite a pasar a la Clínica Alemana. Flash. Soplar las velitas de mi torta
de cumpleaños y añorar que el nuevo ciclo de vida se venga aun mejor mientras el
humo sube haciendo piruetas en el aire. Flash. Laptop en mi regazo y ya veo que son las 03:08 am.
Que nadie detenga a mi bicho que esta vez, camina por la luz.