¿Ya tienen las
palomitas y un lugar cómodo donde leer esta historia-receta? Porque de verdad
hoy creía que había tomado todos los resguardos para evitar chascarros pero nuevamente Dios, Buda y
Satán hicieron de las suyas. Para los efectos de esta historia, mi día partirá
cuando llego del gym muerta de hambre a casa. Literalmente arrastrando los
colmillos, con sonajera en el estómago y cara de pocos amigos. Esa clase de
hambre. Ya había decidido hacer un plato de Polenta Cremosa con verduritas
salteadas. Era una idea simple, vegana, sin mayores pretenciones. Para realizar
la polenta cremosa había comprado una leche de soya que me re juro de guata la
vendedora que era sin azúcar.
¿Ya anticipan el
desastre?
La abro, la pruebo y
taraaaaan, tenía azúcar.
¡Me lleva el diablo!
Y ahí nuevamente me
fui rabiosa a la alacena y la abrí esperando iluminación divina. Solo tenía
leche de coco, leche blanca descremada y leche con chocolate. Dicen que el
animal que evoluciona es el que se adapta y ya en la cocina ando de camaleón. “Ya
no será una polenta cremosa vegana sino vegetariana” me dije rabiosa en voz
alta arrancando dos cajitas de 200 ml cada una de leche blanca. No se rían. De
verdad que estaba tostada con la vendedora.
Y conmigo por no haber
leído la etiqueta.
Así que en medio del
cambio de planes les iré relatando como fui armando el cuento.
Vegetales salteados
(para dos personas):
-
Aceite de
oliva a gusto.
-
Una
zanahoria cortada en bastones.
-
Un zapallo
italiano cortado en bastones.
-
Un cebollin
-
Un diente
de ajo.
-
Un cuarto
de pimenton verde cortado en bastones.
-
Un cuarto
de pimenton rojo cortado en bastones.
-
Sal
-
Pimienta.
Pues esta parte no
puede ser más simple: Un wok a fuego, sin aceite ni nada, esperé que se
caliente y mucho. En tanto el wok se calentaba, corté las verduras y lo siguiente
que hice es rociar algo de aceite de olivas en el wok e incorporar los
ingredientes de la mano de la sal y pimienta. No cometan el error de
re-cocinarlos. No es la idea. Queremos que estén algo crocantes para que den contraste
con la polenta. Reservé hasta el momento de servir el plato o, como decimos los
cocineros, reservé hasta el montaje del plato.
Para la Polenta Cremosa:
-
¾ tazas de
polenta tradicional (Segundo imprevisto del día: Compré la polenta tradicional
en vez de la instantánea… ya sabrán que conlleva esto)
-
400 ml de
leche blanca (yo ocupé descremada pero inicialmente la idea era jugar para
probar la de soya. Gracias vendedora!!!)
-
Agua
hirviendo. Cuánto? No sé a ciencia cierta pero ya lo averiguarán ustedes cuando
la preparen muajajaja!
-
Hierbas frescas:
Orégano, tomillo, laurel, ramita de apio y cilantro.
-
Sal
-
Pimienta.
-
Unos 15 gr de mantequilla (si la hacen vegana esto
no corre)
Puse en una olla la
leche con las hierbas aromáticas. Sin temor, solo vertí esas hierbas que me
gustan en la leche para que, al empezar a tomar temperatura, se produjera
una deliciosa y aromática infusión. Asi
obtendría una polenta de pelouuus.
Cuando la leche
comenzó a hervir, retiré las hierbas aromáticas y lentamente (esta parte es muy
importante) y en forma de lluvia, incorporé la polenta a la olla de la leche.
¿Qué es esa siutiquería de “en forma de lluvia”? Lo que en Chile conocemos como
“espolvorear” creo que se hacerca bastante. Si incorporan la polenta de golpe
sobre la leche se armaran unos grumos tan espantosos que no se la querrán comer.
Sin parar de revolver la olla con mi cuchara de palo, incorporé la polenta
lentamente y en forma de lluvia. Hasta ahí, muy parecido a lo que recordaba,
había hecho en la universidad y en un restaurant donde trabajé hace años
también.
Lo que vino, no me lo
esperaba tampoco. Imagínense, ahí estaba yo, con mis colmillos hambrientos post
gym revolviendo mi polenta y ésta no comenzaba a tomar nada nada de cremosidad
y estaba dura. ¿Qué sucedía? En la U se realizaba de inmediato. De hecho
recordaba que por ningún motivo debía dejar de revolver porque se pegaría en la
olla. Y ahí me cae el odioso tejazo de que este hermoso paquetito no era
polenta instantánea. Era de la de la abuelita. ¿Qué digo? Pre colombina total y
yo la muy idiota que quería almorzar en menos de 30 minutos ¡Ja!
Me quedé ahí. Eramos solo
mi olla de polenta tradicional y yo. Solo las dos. No les mentiré…la idea es
que vayamos aprendiendo, no? Revolví mucho.
Revolví hasta que se
me acalambraba una mano y seguía con la otra.
Revolví por mas de dos
horas. Y si, parece lava a veces... si la dejas quieta comienza a hacer burbujas que explotan y queman como lava asi que nunca nunca dejar de revolver!
Rían a destajo. De
verdad, porque con el hambre que tenía yo me hubiese comido la polenta media
cruda pero le quería dar al Gato este mismo plato acompañado de unos trozos de
pollo a la plancha y no podía quedar mal su primera vez. Vi mi vida pasar frente a mis ojos. Es que ¡imagínense! Entre que revolvía, descongelé y preparé el pollo a la plancha y
hasta se me ocurrió hacer una salsa de tomates naturales para el plato ya que
tenía dos en el refri realmente maduros ( Aceite de olivas en una sartén. Un
cebollin –solo la parte blanca- un diente de ajo: Saltear. Incorporar los dos
tomates cortados en cuadritos pequeños (en casa desde antaño nunca le hemos
quitado las pepitas pero está en ustedes tomar la decisión) laurel, orégano
fresco. Cocinar a fuego lento, incorporar sal y pimienta y una pizca de azúcar para
la acidez. Cuando este lista, ya saben reservar)
Así de aburrida estaba
preparando mi polenta que alcance a preparar el pollo y la salsa de tomates. La
cosa es que eventualmente, entre tantas revueltas se empezó a apretar la
polenta (estaba ya mas espesa) pero el probarla se seguían sintiendo los
granitos. Y yo no quería sentir ni un grano. Así que se me ocurrió incorporar
cada cierto rato un poco de agua hirviendo aromatizada con hierbas para ir
mejorando la cocción. Ya había leído que probablemente me demoraría una hora en
tener el plato listo pero fue una vil y sucia mentira!!! Estuve revolviendo
desde las 12 del día aproximadamente hasta las 14:00 y pasado diría yo. Cada
vez que comenzaba a espesar, incorporaba un poco mas de agua y revolví hasta
que empecé a notar que ya no habían casi granitos en la mezcla. Mágicamente –
No boluda, no fue mágicamente ¡¡¡¡¡¡¡Fue de tanto revolver y tantas horas de cocción!!!!!!!-
la polenta se volvió una cremosa mezcla homogénea. ¿Hasta cuando revolver?
Hasta que se les caiga el brazo.
¡Broma!
El primer indicio es
como les mencione, que no se sienten los granitos de polenta en el paladar.
Cuando eso suceda, ya no incorporen mas agua. El segundo indicio y siempre,
siempre sin parar de revolver, la
polenta empieza a despegarse de los bordes de la olla y, al revolver, logran
ver el fondo de la olla. Es entonces cuando empecé a dar saltos de felicidad y agregué unos cuadraditos de mantequilla fría
para aportar algo más de sabor y brillo. Luego, monté el plato (Recuerden
calentarlo un poco, eh?) Entonces, va la
polenta, luego la salsa de tomates (también recomiento calentarla un
poco), luego los vegetales salteados (otra pasada rápida por el wok no les hara
daño), luego coloque dos trozos de pollo (opcional para quien quiera) pero algo
le faltaba al plato… Rayé un poco de queso de cabra en dos tiempos y un poco de
ciboulette y listo! Plato terminado!!!
Plato vegetariano:
Espero que les sirva y
ya saben, recibo todo tipo de dudas para que se atrevan a cocinar.
Los quiero y espero
sus comentarios!
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