Hay formas y formas de
partir la mañana de un sábado. En mi caso, usualmente parten a eso de las 06:30
am o antes con el inicio del amanecer y esos pajaritos –odiosos pajaritos-
cantando a todo volumen. ¿Cuál era la glándula sensible a la luz solar? ¿La Pineal?
No sé como recuerdo tantas cosas locas pero sé que había una glándula en
nuestro cuerpo que era la que, en gran parte, regulaba los ciclos de vigilia-sueño
de acuerdo a la luz solar. Mi glándula es extremadamente fotosensible. Se
activa al primer rayito de sol.
Así que, antes de las
9 am. yo ya había limpiado la cocina, le
había llevado desayuno al Gato a la cama, había limpiado parte del
living-comedor y de pronto me acordé que no había tomado desayuno y que debía
una receta.
Desde el martes pasado
partimos en taller con un ciclo de comida chilena y uno de los grandes
descubrimientos de la semana fue este sencillo postre de quinoa con leche y
frutas. Al empezar a prepararlo, siguiendo las instrucciones de una compañera a cargo,
me lo imaginé inmediatamente como desayuno: un buen desayuno lleno de vitaminas
y calcio que podría reportar un buen volumen de energía para arrancar la mañana
(y claro! Con un café, obvio!).
Básicamente mi
compañera me pidió que lavara muy bien la quinoa y la cocinara con agua. Para
los que nunca han cocinado quinoa, hay dos cosas que deben saber: La primera es
que la quinoa tiene un compuesto llamado saponina que se logra eliminar de ésta
lavándola, con ayuda de un colador, con abundante agua fría. ¿Cómo? Así tal
cual, ponen la quinoa cruda en un colador y lo dejan bajo el agua fría moviéndola
bastante hasta que el agua bajo ésta sale clara. Cuando lo hacen, distinguirán que
pareciera tener jabón pero esa es una característica de la saponina al entrar
en contacto con el agua. Si no la lavan bien lo sabrán de inmediato al probarla cuando este cocida ¡Estará amarga! así que la lavan a conciencia moviéndola bien en el colador. Y dos, ¡Es muy parecida al arroz! Esto por cuanto, por
una taza de quinoa se requiere dos tazas de agua hirviendo en su cocción. Entonces, en una olla, depositas la quinoa
lavada, le agregas el doble de agua –dependiendo de la medida que ocupes- y ya
esta! (Este procedimiento lo hago para quinoa dulce, en salada para el que
quiera le daré alguna receta y otro procedimiento)
Entonces, mientras se
cocinaba la quinoa en la olla (tarda 20 minutos aproximadamente, al igual que
el arroz), piqué piñas, mango, plátanos y tunas en brunoise –pequeños cuadraditos-
ya que este postre es representativo de la zona norte de nuestro país y había que ocupar las frutas de la zona. Doris,
mi amiga imaginaria aplicada, dijo con tono petulante que el plátano no era de
cultivo chileno pero que más da, es lo que llegó en la canasta. Le saqué la
lengua y seguí picando. Ofendida ella me graznó que seguramente la piña con su
acidez haría corto circuito con la leche evaporada que le incorporaría más
adelante. Me acerqué a mi compañera a cargo y le manifesté mi temor pero ella
dijo que todo saldría bien. La primera pista del inminente error debería haber
sido la sonrisa de lado a lado de mi querido amigo imaginario malvado que me
observó fijamente en tanto jugaba a
disminuir la temperatura del horno para que todas las preparaciones tardaran
mas de lo debido. (Creo que le complace ver adrenalina en los pobres
cocineritos corriendo por el taller al ver que nada esta cocido aun)
Para cuando terminé de cortar la fruta, la
quinoa ya estaba lista. La coloqué en una budinera repartiendola para
que se enfriara mas rápido. En tanto eso sucedía, mezclé lo que mi compañera me
dijo para finalizar la preparación: Leche evaporada y azúcar ¿Cuánto? Pues para
que se hagan una idea hasta este momento llevamos: una taza de quinoa cruda,
dos tazas de agua hirviendo, unas 5
tunas, un mango, una taza de piña y unos dos plátanos. Cuando la quinoa se
enfría, se mezcla con la fruta picada, se le incorpora un tarro de leche
evaporada y azúcar a gusto… dado que las frutas empleadas en esta ocasión eran
bastante dulces no le incorporé tanto ¿Habrán sido unas 5 cucharadas? Queda muy
cremoso y fresco al paladar peeeero sucedió lo que Doris advirtió: Al momento
de que el curso degustó la piña dejaba un pequeño amargor en la boca. Era muy sutil pero lo identifiqué inmediatamente. Al cabo
de una hora el amargor ya era imposible! Tuve que eliminar la preparación.
Si, ya sé que les
conté mas la historia que la preparación pero aquí va el resumen:
-
1 taza de
quinoa.
-
2 tazas de
agua hirviendo.
-
Frutas a
elección.
-
1 tarro de
leche evaporada.
-
Azúcar a
gusto.
Como algunos saben,
ando en plan de régimen y nula-nivel-crítico de vitamina D y este postrecillo
tenía pinta de mi futuro desayuno: Es una buena fuente de energía, tanto la leche como la quinoa tienen buenísimos niveles de calcio y, con un poco de suerte, no termino con raquitismo a corto plazo jeje! Así que, como no quedé nada contenta con el
efecto de la piña y quería ver si conseguía una versión light, hace unos días
en la noche me motivé a dejar preparada mi quinoa para que estuviera lista para
comer en la mañana. Obviamente, tenía que variar la preparación porque ya saben
lo que dicen por ahí… ¿no? “echando a perder se aprende” y “el que no se
arriesga no cruza el río”. Así que nuevamente me lancé en picada!
Vamos con mis ingredientes
y cómo la preparé:
-
1 taza de
quinoa.
- 2 tazas
de agua hirviendo. /Si la quieren un poco mas seca, incorporen 1 3/4 tazas de agua hirviendo.
-
Un vaso de
unos 200 cc de leche blanca descremada.
-
Zeste de
naranjas.
-
1 vaina de
vainilla.
-
Endulzante.
-
Frutas (plátano,
moras, frutillas, arándanos...)
-
3
cucharadas de yogurt natural sin azúcar.
-
Canela para
decorar.
Paso I: Lavé la quinoa
con abundante agua y la coloqué en la olla junto con el agua hirviendo y la
leche, el zeste de naranjas y la vaina de vainilla. (Si el arroz con leche
parte también con leche en la olla, se debería poder hacer lo mismo ¿No?)
Cocinar por 20 minutos. Retirar y depositar todo en una fuente, endulzar a gusto
con el endulzante –el que emplee es líquido ya que es más fácil de disolver- y
llevar al cabo de un rato al refrigerador hasta la mañana siguiente (o hasta
que enfríe mis pequeños impacientes jajaja!)
Paso II: A la mañana
siguiente y, con mucho cuidado de cortarse un dedo por el sueño, cortar el
plátano, las frutillas, incorporar las moras y los arándanos y llevar al pocillo
elegido para desayunar. Incorporar a la fruta unas cuatro cucharadas que quinoa
o las que desees para desayunar, rectificar dulzor (al golosin que le guste más
dulce puede incorporar mas endulzante) y finalmente, para aportar mayor
cremosidad que, por ocupar leche descremada, no obtuve tanto como si sucedió
con la leche evaporada, incorporé 3 cucharadas de yogurt natural al cual
también le incorporé unas gotitas de endulzante y decoré con canela.
¡Desayuno listo y solo
me tomó 5 minutos en la mañana porque piqué la fruta! Ni rastro de amargor con
las frutas que elegí asi que misión cumplida en todo sentido. Y, como me quedó
quinoa, hoy hice una nueva variante incorporando a la quinoa, un plátano,
yogurt natural y coco tostado ¡Una delicia!
Espero que se atrevan
e intenten este postre energético, ya sea en su variante calórica o light
¡Seguro que les encanta!