Hoy intenté
dormir siesta pero lo único que tenía en mente era: Nutella.
Los
que han venido a mi casa alguna vez saben que vivo lejos. Lo suficiente para
que me de lata ir al supermercado. El otro punto en contra que también había leído
es que esta deleitable pasta de avellanas tenía de todo menos algo sano y ni
hablar del nivel de grasas y aceites hidrogenados que uno saborea con éxtasis
en una cucharita. No lo voy a negar ¡Me encanta la nutella!
Y estaba
ahí dándole vueltas en mi cama con una receta vegana en la cabezota. Había
comprado las avellanas y tenía cacao amargo en polvo…era solo intentarlo. En el
peor de los casos sería una perdidas de adorables avellanas. La receta que
ocupé esta en el libro El Veganomicón pero por dos mini chascarros me vi en la
necesidad de modificarla así que aquí van los ingredientes:
-
150 gr. De
avellanas tostadas peladas (No arrugen la nariz! Se consiguen listas en
cualquier tienda naturista. Mi proveedor oficial es la tienda La Raíz)
-
60 gr. De cacao
amargo en polvo (yo ocupé Copacabana)
-
150 gr. De
azúcar flor.
-
80 ml de
aceite de maravillas. (La receta original decía 120 a 150 mínimo y sumando
hasta obtener la pasta con la suavidad deseada)
-
6
cucharadas llenitas de leche de soya en polvo (La receta original decía solo
dos. También la coseguí a precio económico en La Raíz.)
-
Esencia de
vainilla (puse unas dos cucharadas aprox)
-
Agua (ya
verán cuanto…!)
-
Unas 2
cucharadas de Frangelico (Yo no tenía así que lo modifiqué por amaretto)
Pues bien, necesitarán una 1,2,3.
Ya saben, estas maquinitas que muelen al contacto. Si las de ustedes esta media
muerta ni intenten jugar con esta receta que le fundirán el motor. El primer
desafío fueron las avellanas. Yo las había comprado tostadas y la receta además
decía peladas. No todas venían muy peladas así que me senté cual abuelita a
pasar sobre las que aun tenían algo de cáscara, un paño frotándolas con cara de
pocos amigos. Si ven la foto a continuación verán que no fui muy prolija en mi
trabajo.
Luego de eso viene la parte
entretenida: Todas en la máquina y a molerlas hasta que se forme una pasta. No
paren cuando esta ya media polvillo. El roce de las aspas sobre las avellanas
activará los aceites naturales de esta semilla y verán que, de tanto muele que
muele, se formará una pasta. ¡Muy bien! Me dije inocentemente mirando mi libro.
Hasta aquí todo de maravillas.
Luego, incorporé la azúcar flor
pero a mí me pareció excesivo tanta azúcar así que la rebajé 30 gr. Pensando también
que, si le hacía falta más, se le agregaba y listo. Incorporé junto con el azúcar
el amaretto, la esencia de vainilla, el cacao amargo en polvo y las dos
cucharadas de leche en polvo de soya.
Y fue entonces que me empezó a
quedar la pelotera.
Mi maquinita empezó a pedir a
gritos que le sacara parte de la mezcla porque era exceso de trabajo. Así que
tuve que vaciar todo en un bowl y mezclar con una cuchara hasta que fui
devolviendo en dos tandas a la 1, 2, 3 para incorporar el aceite de maravillas.
Ya había decidido de antemano que mi rica pasta de avellanas y chocolates no
tendría tamaña cantidad de aceite Me
negaba con todo mi ser. Me puse
de tope 80 ml de aceite. Ya adivinaran mi siguiente chascarro: ¡¡¡No quedaba
como pasta!!! Era mas parecido a una masa de chocolate y avellanas sin esa
suavidad característica.
Me di vueltas en la cocina. No… no
iba a transar en el aceite. Era demasiado!
Tenía aceite de coco que también
podría agregar pero era casi lo mismo.
Así que me acerqué a la máquina, y
agregué dos cucharadas mas de leche de soya en polvo, un poco de agua y un poco
de esta masa de avellanas y chocolate. En menos de un minuto obtuve esa
pastosidad y suavidad que buscaba.
¡Eureka!
El truco para ahorrar tanto aceite
para mi fue incorporar otras dos cucharadas mas de leche de soya en polvo a lo
que me quedaba de mezcla, un poco de agua y pasar todo por la 1, 2, 3 una vez
mas y listo. Asunto resuelto!
¿Qué les puede decir? Es una receta
simple y super fácil si no tardan como yo en dilucidar como reemplazar
ingredientes para salir del entuerto. Es la primera vez que me atrevo con una
de estas recetas y quede muy feliz. Se siente mucho mas el sabor de las
avellanas y el chocolate que la marca tradicional y no queda la lengua tan pastosa. En todo sentido, un
éxito. Plenamente conforme con mi nuevo descubrimiento.
Imagino que debe durar una semana
en el refrigerador en óptimas condiciones. No sé si esté tanto tiempo en el mio
pero ya tengo algo dulce que cucharear cuando me baje la desesperación por
chocolate. Estoy full comida sana y gym pero no dejo el chocolate. No se
transa.
Así que espero que pongan manos a
la obra por esta pasta de avellanas y chocolates, más sana. La harán en casa y
sabrán exactamente qué contiene, sin nada extraño, sin esos tóxicos elementos
que finalmente nos terminan dañando ¿No es maravilloso? A tope siguiendo estos
pasos se demorarán unos 20 minutos.
Quedo atenta a sus consultas.
Los quiero!