sábado, 9 de junio de 2012

Castigo Divino.


Este post es políticamente incorrecto.

 En todo oficio o profesión acaecen “situaciones”… Ya saben, esas incómodas circunstancias en que el pobre sujeto grita mentalmente “trágame tierra” y los demás se ríen a carcajadas hasta que les llega a doler el estómago y la cara. Y te ríes ¡Admítelo!

 El asunto es que ayer estábamos en taller de pastelería (Uno de mis amigos imaginarios esta gritándome que no cuente nada por si alguien involucrado me lee…) y preparábamos dos tortas en grupos de trabajo: Torta de Yogurt Frambuesa y una novedad para mí, la torta Malakoff.

Para ello, el profesor separó al curso en 4 grupos, 3 grupos de 3 alumnos y uno de 4 (no sé por qué en este curso solemos quedar impares…) Entonces, estábamos tan concentrados como podemos estar en un taller práctico batiendo, horneando, corriendo de un lado a otro en busca de algo cuando de pronto escuchamos un

“PUUUUAAAAAAFFFF!!!” 

Inmediatamente todos nos giramos en dirección al ruido y vimos a uno de mis compañeros con los ojos abiertos de par en par con un bowl aun en las manos  observando su mesón con cara de Condorito.  ¿Qué sucedió? Debíamos colocar en el molde, la base de éste, luego el bizcocho, verter en él toda la mezcla de yogurt y después llevarla al congelador pero mi compañerito olvidó un pequeñísimo detalle: Poner la lata del molde de la torta para que pudiera soportar todo el contenido del bizcocho y el yogurt!¡Colocó solamente el bizcocho! La mezcla se escurrió hasta el piso, mi pobre compañero estaba color a tono con las frambuesas y el resto… ok, reconozco que nos reímos!!! Mi profesor dio por sobre entendido que no era necesario decir: Sobre la lata del molde, depositan el bizcocho y luego la mezcla de yogurt. Es un detalle que se da por obvio pero que para algunos no es tan obvio! En medio de las risotadas, mi profesor comenzó a contar historias de “chascarros” en clases. Aquí les dejo algunos de sus relatos mezclados con algunos recuerdos propios que asaltaron mi mente entre las risotadas:

1-     Un alumno le dice a su profesor “Profesor no hay máquinas para batir los huevos” y el profesor responde “Bátalos a mano”. Al rato el alumno grita al profesor  “¡Esto no está funcionando!”. Cuando el profesor se acerca al alumno ve que tiene toda la mano metida en el bowl porque, literalmente,  estaba “batiéndolos a mano”. El que se fue de espalda cual Condorito esta vez fue el profesor.


2-     Los huevos pochados no son fáciles de preparar. Al menos a mi me costó cerca de 20 huevos agarrar la técnica del “echando a perder se aprende”. El huevo pochado se prepara introduciendo con cuidado el huevo previamente quebrado (sin la cáscara… a estas alturas del partido vale aclararlo!) en una olla de agua caliente –no hervida-  con un chorrito de vinagre y sal. Tienes que lograr,  independiente del método que ocupes,  que la clara envuelva la yema completamente y lo debes sacar cuando la clara esta cocida y la yema cremosa. Suena fácil pero, créanme, no lo es. Este huevito fue parte de una evaluación el semestre pasado y tenía otro compañerito, alias “Mister calcetines”,  que tenía un método peculiar de realizar el huevo pochado: Lanzaba el huevo a la olla con agua hirviendo y con dos cucharas comenzaba a hacer olas tipo tsunami en la olla hasta que lo rompía por completo y dejaba unas especies de hilachas de huevo en el agua espumosa y turbia… Una delicia! Pero él no se daba por vencido ¡No señor! Tenazmente y  en la misma olla tiraba otro huevo y repetía el procedimiento… El profesor lo corrigió, nosotros intentamos ayudarlo pero “Mister Calcetines” se empecinó en su método. Imagino que ahora lo sigue depurando porque no pasó el ramo.

3-     Un alumno le pregunta al profesor al comenzar una preparación “Profesor ¿los huevos van enteros?”, “¡Si!” contesta el profesor al querubín en cuestión.  Ya se imaginan como quedó la preparación? 
        Cru-jien-te!!!


      Tenía un compañero el año pasado al que le correspondía realizar un merengue suizo. Debía disolver en un bowl, a baño maría, los cristales de azúcar con las claras de huevo. Varios nos ofrecimos a realizarlo pero él dijo que podía. Solo por si acaso, por si las moscas (plena desconfianza en él)… nos quedamos a su lado ya que nuevamente trabajábamos en grupo. Entonces mi compañero toma el bowl donde estaban las claras con el azúcar y lo empieza a verter en la olla directamente al agua caliente. El grito de varios fue agudo y tan potente que por poco bota el bowl al piso en plena taquicardia!. No creo que se le haya olvidado nunca más que el baño maría implica que el bowl  con su contenido va SOBRE la olla. (Este mismo compañero tuvo un incidente preparando caramelo para una prueba ¡Pobre! En algún rincón muy pero muy oscuro del taller aun debe estar esa olla negra color ´carbón seductor´… y seamos honestos, la olla debe ser esquivada por los alumnos empujándola cada vez más al fondo del pañol porque nadie debe querer sacarle lo quemado…)

5-     La siguiente fue fuera del taller, en clases. Cuando teníamos pruebas, mi profesora de inglés el semestre pasado ordenaba la sala en filas. Nada anormal ahí ¿Cierto? Llegaba antes y corría las mesas hasta armar hileras en dirección a la pizarra y, en las filas que ella no deseaba que fueran utilizadas, giraba las mesas en dirección opuesta a la pizarra. Entonces teníamos una hilera de mesas que la miraban a ella y otra hilera que le daba la espalda. Momento de la prueba y todos ingresamos en estampida a escoger puestos y el mismo compañero “Baño María” se sienta en la fila de espalda a la profesora mirando la pared. Creo que todos los presentes lo miramos ladeando la cabeza para un lado. Mi profesora aun lo recuerda y se ríe.

6-     Y la última:  No falta la tontorrona que se le fuga un kiwi y se corta el dedo a las dos horas de empezado su primer día de clases… Mágicamente se convierte en la niña símbolo de la primera semana de clases porque en todos los ramos los profesores preguntaron “¿Quién ya se ha cortado?” Y la tonta levantaba su mano con un mega dedo envuelto en una gasa para una pierna completa. Aun tengo una fea cicatriz en mi dedo, snif!!!

En medio de las risotadas de mi profesor contando sus historias,  se escuchó otro estruendo, otro 

"PLAAAAAFFFFT"

   Esta vez, del otro lado del taller. Todos los ojos siguieron el ruido y Oh, Sorpresa!!!:     
                                    


Mi profesor había dejado funcionando, mientras veía el desastre de la torta de yogurt, una batidora industrial sobre un mesón junto a una bandeja de 20 huevos. Con el movimiento de la batidora, esta bandeja se fue deslizando y los 20 huevos se precipitaron al vacio! La frase de mi profesor al ver la embarrada que había provocado fue (mirando al alumno de la torta de yogurt que en esos momentos estaba fucsia limpiando en cuatro patas el yogurt del piso)  “¡¡¡Esto es castigo divino por haberme reído!!!”





Y si… Dios castiga pero no a palos.
 (No al menos a los pasteleros!)

1 comentario:

  1. xD muy buenas historias! cosas que pasan en el rubro , hay de todo en este mundo!!!
    asi que por lo ultimo su profe nos fue a pedir una bandeja de huevos xDDD muy bn :P

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