jueves, 3 de abril de 2014

Esa temida palabra...!!!

Tengo mis ojos pequeños como una japonesa crespa que viene recién saliendo del sarcófago. Llegué a las 17:00 aproximadamente a casa y desperté a las 19:35 totalmente desorientada con un retazo de luz escurriéndose en el jardín (Si! pensé que había dormido una tonelada de horas y que estaba amaneciendo...casi grité como ardilla de la Era del Hielo que se le escapa la bellota!) Hablando de gritos, confieso que ha sido un comienzo de clases rudo! Volví a la universidad hace una semana reptando. Podría decir "caminando dignamente" pero yo sé que lucía tan mal como me veía... me sigue doliendo un pie de "historia de una maleta que se quiso caer en el metro y logró ser atrapada justo a tiempo" y las piernas cada vez que las estiro (merci Paris!!!).
 El horroroso cambio de horario me tiene adormilada cerca de las ocho de la noche y despierta a las 2 am y, durante mi desayuno, siempre quiero almorzar. Ok, si soy realmente honesta paso toda la mañana en la universidad repitiendo con ojos brillosos de caricatura japonesa "¿Ya vamos a almorzar?" a cuanto ser humano tengo a la redonda.

 He llegado solo a escuchar "Agara gara gara gara" en clases de matemáticas financieras y en costos de la industria hotelera. Entre cierro aun mas mis ojos leyendo nuevamente la última línea escrita y pienso que el "Agara gara gara gara" debería haber estado con mayúsculas porque realmente no entendí absolutamente nada. Intenté tomar notas de los ejercicios que revisaban en la pizarra pero el símil mas cercano a mi accionar sería probablemente el de un maya intentando tallar en la piedra los jeroglíficos en alguna pirámide perdida en Egipto. Nada de nada! Gracias a San-guchito estaba tan dormida post almuerzo que no me asusté, tampoco hiperventilé augurando mi futuro desastroso lleno de exámenes, condenada a un semestre oscuro y tétrico de escarmientos.¡No señor! Muy dignamente dejé el lápiz sobre mis intentos de tomar nota y  respiré profundo. No me mató el metro de París, no me van a matar unos jeroglíficos locos! Ya me pondré al día con este lío de números. Ya me pondré al día con volver a ser universitaria.

¿De qué tenía ganas de escribir hoy aparte de mi abrupta transición de horarios? De una palabra que nos duele a todas las mujeres y que probablemente nos aterroriza aun mas en la boca de un hombre. Esa palabra que es la versión crecida del "cuco"..."del hombre del saco" para nosotras. Que de solo escucharla se reprime un grito ahogado e inmediatamente piensas "no por favor, noooo!!!"

 ¿Ya saben cuál es?

¿No?

Seré valiente. La voy a decir en voz alta pero esto es como llamar a Don Sata frente a un espejo en la Noche de San Juan. Vamos! seré valiente y la diré:  DIETA.
Así es señores. Las mujeres tememos a esta palabrita porque es un monstruo encadenado a otros monstruos. No es solo estar gorditas (gorditas porque gorda duele mas cuando ridículamente es lo mismo) sino que cae de cajón el segundo monstruo de que te ves mal (elefante), el tercer monstruo de que la ropa no se ve tan bien en ti (prieta), el cuarto monstruo de que el futuro ex con el que estas saliendo te cambie por una modelito mas raquítica (flaca insípida) y para rematar, viene el quinto monstruo que es el peor de todos. Ese que te susurra suavemente al oído "¿Ves ese espectacular chocolate bitter al frente tuyo? (el muy condenado hace una pausa para que tu realmente veas el chocolate y respires su esencia magnífica disparando tus papilas gustativas) y prosigue "...Pues hoy no te lo podrás comer. Ni hoy, ni mañana, ni pasado!"

Da pena estar a dieta. Pero mas miserable aun me siento al estar a dieta en la universidad donde todo el edificio de gastronomía despierta el hambre en mi. No bastando mis horarios alterados de que al desayuno ya quiera almorzar, debo soportar estoicamente y sin bandera, no caer en tentación cuando todo huele a pan horneado, a galletas, a pizza y a cuanta cosa rica. A veces me pregunto si los gastrónomos tenemos un olfato mas desarrollado, ¿saben? porque he visto que un buen gastrónomo hambriento distingue hasta las notas de orégano fresco y romero en una preparación con su aroma levitando en el aire. Mi madre diría que todo se basa en el autocontrol pero es difícil tragarse solo el autocontrol, solo eso y nada mas cuando tienens todo para probar a solo una cuchara de distancia. Si me resigno a huir como alma que se la quiere llevar el diablo de el edificio y llego a mi super cafetería, me da toda la rabia del "¿Por qué la comida chatarra sale mas barata que un plato saludable?" ¿Alguien en verdad me puede explicar que tratamiento desconocido le hacen al puñado de lechuga que sale mas caro que la comida chatarra?!!! Realmente no entiendo que una hamburguesa con coca cola y empanaditas de queso te pueda salir mas barato que una ensalada. Seguro que es porque la lechuga la lavan cantando mantras por un coro premium de otro continente lleno de mandalas y luego pasan hoja por hoja por una máquina de última tecnología ionizadora para eliminar todo tipo de microorganismos.

JA!

Obviamente las autoridades del gobierno lanzan campañas para que la población aprenda a vivir sano y baje sus índices de obesidad. Convengamos es que tampoco lo hacen porque realmente se preocupen por nosotros, eh? Estas campañas no son de buena persona! Es porque un obeso tiene mayor necesidad de ocupar el sistema público de salud que una persona sin sobrepeso cuyo corazón, presión arterial, índices de azúcar, articulaciones, entre otros le funcionan perfect. El punto es que lanzan estas campañas cuando lo relevante es que de alguna manera logren que los restaurantes que venden comida saludable tengan precios definitivamente accesibles para sus clientes; Que comer saludable  salga mas barato que la comida chatarra ya sería, para gran parte de la población, un incentivo para dejar el completo de metro y medio. ¿Cómo nadie del gobierno se le ha ocurrido brindar una rebaja de impuestos a los restaurantes que se unan a un plan de platos mas sanos? Así  el restaurant como el cliente tendrían un incentivo tanto para vender estos platos como para comprarlos. ¿Es tan disparatado y aberrante lo que pienso?

¿Por qué los gastrónomos no unimos fuerzas con el gobierno y nos enfocamos en buscar desde la cocina y desde los precios de venta estímulos que tienten a los consumidores a comer mejor y mas saludable?


En fin. En eso divago mientras tomo un café... dejaré para otra ocasión la crisis que provoca en las mujeres la ropa asiática porque unos jeans de ellos talla 40 no entran en las caderas de la mujer latina. Da igual cuanto roguemos para que ese pantalón entre; ni estando un mes a agua nos quedarían bien pero bueno... ese es tema para dejar el café y partir las piscolas. Es que en verdad no se imaginan el drama que tenemos las mujeres cuando en una tienda eres 42, en otra 40, en una asiática simplemente no te cabe nada y en otras  tiendas cuyos maniquíes son mas rellenitos que las vendedoras, te miran de arriba a bajo como diciendo "Ja! tu crees de verdad que algo de elite que vendemos nosotros te quedará?" Surge inmediatamente la seguidilla de preguntas "¿Subí de peso?, "¿Baje de peso?" "¿Quién soy?" jajaja!

Prefiero pensar que no estoy a dieta. Opto por pensar que estoy comiendo sano... Así no siento esa horrorosa ansiedad que emerge cuando sabes que estas a dieta. Mala mezcla el tener hambre y sueño pero bueno, ya volveré a la rutina de nuevo y se regularizará todo (Solo por su seguridad si me ve mal genio corra en dirección opuesta). Lo cual me lleva directamente a algo que dejé en el tintero cuando comencé a ahondar en esto: Si hay algo a lo que he aprendido a temer mas que una mujer a dieta, es a temer a un hombre a dieta! Con todo respeto a los machos alfa que me puedan estar leyendo ¡¡¡Si que andan odiosos cuando no comen!!! Debe ser porque a las mujeres pasamos de dieta en dieta desde prácticamente toda la adolescencia y los chicos rara vez sufren por estas conductas detestables de exclusión de alimentos.

Creo que voy por otro café. Buenas noches terrícolas! Beijos!

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