viernes, 1 de agosto de 2014

...Si abres la olla a otro también terminas abriendo el corazón.

Ya se cumplen 3 años desde que decidí emprender este camino. Venía de vuelta a casa tras matricularme para mi séptimo semestre, pensando en todas las alegrías, las lágrimas, los cortes, dolores de huesos y quemaduras que tengo en este tiempo. ¿Vale la pena?

¡Totalmente!

Por cambios en mi horario de matrícula, también tuve que suspender mi happy hour y me quedé pensando en cuanto he cambiado yo en estos años y creo que no voy tan mal. Tengo un carácter horroroso, como me dijo una almita hoy "tu no eres una chica muy fácil de llegar" y creo que probablemente moriré siendo así. Me encantaría decir que puedo modificarme pero básicamente seré el mismo ingrediente en diferente presentación. Soy complicada, como buena leona. Tengo fortalezas como también tengo fuertes debilidades. He tenido que aprender a escuchar y también aprender a no escuchar. He debido aprender a trabajar en equipo viniendo de otra carrera en que somos lobos esteparios solitarios. La cocina es trabajo en equipo y si abres la olla a otro también terminas abriendo el corazón. Tengo un popurri de amigos increíblemente bellos de diferentes edades, tendencias sexuales que hasta escuchan reggaeton y ya no me salta el ojo; supongo que fue parte del proceso abrir mi cabezota a nuevas cosas en la vida. Antes odiaba los ostiones, ahora me gustan... ¿Quién lo diría?

Este viaje va bien, con todo va super bien.

Siento que volvía ser niña, volví a sorprenderme en la vida. De pronto todo se volvió en colores y a muchas cosas le he dado una oportunidad que ni a palos lo hubiese hecho anteriormente. Me he atrevido a jugar, a no ser tan dura conmigo, a ser increíblemente tozuda cuando quiero sacar algo adelante y también a dejar ir algo cuando  ya no tiene vuelta. Ahora doy segundas oportunidades. La cocina siempre será mi terapia, mi refugio. Cuando estoy estresada prendo el horno y ya esta! Se va el 50% de mi problema. Me despeja, me llena, me enoja en muchas ocasiones y, por sobre todo, me desafía. No es una competencia con el resto, es conmigo. Si me quedó bien algo a la primera quiero que la segunda vez quede fantástico. Soy de las idiotas que se sienta a pensar con un buen café cómo diablos arreglar una preparación hasta que le doy en el clavo aunque tenga que prepararla muchas veces e investigar otro tanto.

Vivo tentada. Paso el día pensando en qué maldad nueva podría preparar y qué ingredientes me faltan para poner las manos en la masa.

Creo que en cierta medida la cocina me devolvió a la infancia. Me llevó a creer que si sueño con ser astronauta, puedo llegar a ser astronauta. Me devolvió la sonrisa y el dormir por la noche. Cumplí mi sueño de viajar y quedé con gusto a poco... ¿Vendrán mas viajes? Ojalá. Salir con mapa en mano sin tener idea bien hacia donde voy y terminar perdida en un café mirando a las personas pasar sin prisa de mi reloj, sin la locura del engranaje... solo disfrutando la vista. Sentir que estoy perdida sin estarlo jajaa! Es una sensación bastante extraña.

Ya probé que sobrevivo ¿No? Hace tres años estoy probando vivir.

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