domingo, 16 de febrero de 2014

Día 53!

Tenía que pasar. Siendo yo tenía que pasar aunque siempre asumí que sería en la escalera horrorosa que tenemos para salir de las habitaciones cuando esa luz con sensor no prende al descender y el último escalón engañosamente se pierde en la oscuridad... Pero debo ir por orden, no? Mi día partió a las 03:30 am cuando los otros chilenos se fueron a acostar y yo quedé con los ojos abiertos cual huevos fritos madrugadores. Mi garganta ardía en la vorágine punzante y maldecí para mis adentros mi oído agudo que no deja pasar ni un ruido. Odio que las paredes de nuestras habitaciones no topen con el techo porque los ruidos se escurren y yo me despierto casi todas las noches cuando  ellos se acuestan. Prendí la luz media idiota pensando que mi despertador sonaría en menos de tres horas y media mientras me tragaba un paracetamol. Retomé el segundo libro de la semana y lo siguiente que veo es la claridad filtrandose por la ventana. Me acurruco mas entre los cobertores para seguir durmiendo cuando una alarma interna me grita que yo debía haber salido de noche a preparar el buffet del desayuno! Me siento en la cama y miro la hora. Nueve y algo de la mañana... Mi única exclamación en ese momento fue "¡¡¡Juan!!!" Mi jefe en cuarto frío que en ese momento y por ser fin de semana a tope de clientes, tenía turno conmigo para alimentar a la horda de hobbits hambrientos. Se me aceleró el pulso a tal nivel que desperté de rebote en la cama cerca de las 5 am. Si señores..el resfrío este me tiene mal. Volví a colocar tres alarmas y me empiezo a quedar dormida cuando siento un estruendo espantoso! Desorientada logro llegar hasta la puerta pensando en un accidente, un terremoto, una explosión! hasta que atino a que el ruido se escucha en el techo y afuera. Bendita mi suerte! Unas pelotas blancas daban botes desde el cielo colisionando con todo lo que los humanos habíamos dejado sobre la tierra. La cabeza me daba vueltas, mi garganta pedía hielo y mi alma pedía mi cama y mi scaldasonno! No sé francamente cómo llegue reptando al trabajo hoy; supongo que el miedo a quedarme dormida pudo mas. La vorágine del desayuno transcurrió como solo los fines de semana son aca: no alcanzas a dejar algo preparado cuando ya se acabó y debes reponer mas. Once y media del día y miraba el plato de mi almuerzo forzandome comer y eso que estaba muy bueno! Ni tomé mi restante media hora para salir bajo el cielo y me senté derrotada en la silla de la oficina del chef cuando nuevamente volvía a llover. Si hay algo de lo cual tengo certeza aca es que, si llueve, los clientes ya no juegan golf, no salen a comer afuera y la hora de almuerzo se vuelve casi tan maratónica como el desayuno. Pues dicho y hecho comenzaron a llegar las comandas una tras otra y Juan me dejó sola en cuarto frío (yo con parka adentro, ja!) Y él corriendo con los otros chicos en cuarto caliente entre el baile de platos porque el Chef tenía fiesta (traducción al chileno: día libre) Llegó un punto en que mi cuerpo quedó ahi y mi cabeza se fue... sabía que estaba preparando las cosas pero era como si no estuviese ahí... No se bien como explicarlo. Autómata. A eso de las 16:00 cuando ya despachaba postres de la última mesa veo que Juan abre la cámara de preparados y comienza a sacar pilas y pilas de budineras, tapers y otras cosas que eran preparaciones para desechar. Me pidió por favor que me las llevara todas al área de lavado y me agacho por la primera budinera y me azota el primer latigazo en mi cabeza. Cada vez que me agachaba a retirar algo, mi resfrío contra atacaba mi eje de equilibrio hasta que le aullé que saliera de ahí, que ya no mas y siguieramos mañana. "Pero no ves lo limpio y bien que quedó?" -me dice con tono orgulloso mientras sonreía y por Dios que admiro ese gen ordenado que tiene este hombre! Deberían tener esta característica todos los cocineros!  trabaja rápido, bien y limpio. Ejemplo y modelo a seguir. Y claro que estaba genial su trabajo pero yo ya no quería mas yuppieeee!!! "Pero si no lo lavaras tu" - me dice algo contrariado parece que sin entender del todo mis súplicas para parar todo el proceso de orden. Y tenía razón: yo solo lo apoyaba recogiendo las cosas del piso con el azote en mi cabeza respectivo, eliminaba lo que contuviera el envase y llevaba a la zona de lavado. "Ya queda poco Clau" me dije parando unos segundos para sonar mi pequeña fábrica personal de mucosidad.. Entonces retomé la danza buscando otros envases, vacié el contenido en el basurero y los dejo en la zona de lavado cuando lo siguiente que sé es que me doy un fuerte golpe en el piso y voces  que intentan levantarme. Siempre terca, solo logré esgrimir un "dejenme aquí" porque aun veía estrellas y mi cabeza disparaba latigazos como desquiciada.. Resbalé con un estúpido pedazo de sepia que se debe haber caído de una tabla que fue llevada a la zona de lavados sin eliminar bien sus restos. Lo había hecho el otro chileno que también me despertó en la madrugada. Furia! No, no... respirar profundo. Furiiaaaaa!!!! No, no... Zen! Logré poner mis huesos en pie, me dieron hielo y una silla y al rato ya me di valor para partir a mi habitación pero solo me dio para salir al exterior del edificio y me quedé sentada en una banca magullada, cansada y constripada. Los accidentes suceden porque no los evitamos. Si hubiese estado mas en mis cinco sentidos quizás hubiese visto el trozo gominoso de sepia y lo hubiese esquivado. Si quien lo hizo hubiese limpiado bien la tabla tampoco hubiese caído al piso pero ya de nada me servía mucho dar vueltas al tema. Y estuve ahí hasta que se derritió el hielo en mi muñeca derecha y me autoconvencí de que mi cadera izquierda estaba tan bien como para bailar salsa! Mañana a ver como me levanto para ver si haré uso del seguro. No fue la traicionera escalera al fin y al cabo... Al final algunas cosas suceden en donde menos esperamos y por las razones mas locas posibles. Y ahora nuevamente escribo esto en la cama como si fuera un mail para copiar y pegar en el blog si es que me animo a ir hasta la zona de conexión. "En algún momento tendrás que ir al baño"- dice mi amigo imaginario malvado mientras ojea un mapa turístico sin mucho interés destilando su venéno usual.. Y diablos que tiene razón en ello! Estoy segura de que se reirá de mis lamentos al salir de la cama!!!

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